Semanas más tarde
Maldecía mentalmente sus decisiones y su incertidumbre por saber cómo Elijah se veía en las fotografías. Quizá, ese había sido el motivo por el cual no tuvo el valor de ver las fotografías la primera vez; temía encontrar algo que le desagradase. Cuando el enemigo aceptó su solicitud puso el grito al cielo, no pudo evitarlo, estaba emocionada, después de cinco días revisando su perfil falso, Elijah aceptó iniciar una amistad con ella sin saberlo. Tendría al enemigo más cerca —naturalmente solo por chat —, trataría de conocerlo por medio de sus publicaciones.
Los primeros días después de haber concluido su tercer semestre de preparatoria se dedicó a estar en casa con sus padres, pasaba la mayoría del tiempo en la cocina con el celular en sus manos o en su cuarto; esperando noticias de a quien ya podría llamar por su verdadero nombre, Elijah. Le gustaba su nombre y pronto ese nombre llegaba por si solo a sus pensamientos y se sorprendía sonreír siempre que lo recordaba.
Ahora que su amistad por chat se extendió a poco más de dos semanas, averiguó demasiadas cosas que le gustaría haber preferido no saberlas. La más dolorosa aunque no lo admitiera aun, era saber que Elijah tenía una novia llamada Lyzty, la chica no contaba con más de diecisiete años, estudiaba en otro instituto y eso lo inquirió al ver el uniforme de ella en una de las tantas fotografías que ella publicaba etiquetándolo. No le agradó la chica, de hecho, ya la odiaba y no tenía por qué hacerlo.
Ya se lo dijo Olivia, le gusta Elijah.
Lo curioso, era esa acusación. Ese chico se atrevió a burlarse de ella, y su amiga creía que lo suyo era el típico cliché, en definitiva no surgiría del odio un amor verdadero, terminando en un característico final feliz. No existía un amor verdadero, al menos no para ella. El tipo ya contaba con una novia poco agraciada que sin duda no quedaba con él. No debía importarle demasiado eso, ella era libre y joven, en los próximos años podrían ocurrir cualquier cosa y encontraría el amor, sin embargo le entristecía saber que Elijah ya es un hombre prohibido.
Estaba arrepentida.
No debió engañarse a sí misma, diciéndose que lo que hacía era para contradecir al destino.
No debió suponer que solo sería una de sus tantas amigas silenciosas que dan "me gusta" a cada fotografía que publica.
Y no debió creer que su enemigo era soltero.
Todo era perfecto hasta que la realidad la obligó a bajarse de las nubes ficticias. La realidad era ésta: Él no es más que un chico que se cruzó en su vida sólo para empañarla un poco, se burló de ella, la sostuvo en sus brazos para evitar que cayera en el transporte y su deber era limpiar el empaño que hizo en su vida. Un chico cualquiera, concluyó una de las tantas noches que observó una de sus fotografías.
No lo eliminó de Facebook, pero prefirió abandonar esa cuenta por tiempo indefinido y centrarse en su verdadera cuenta. Ingresar nuevamente a su cuenta la reanimó, contaba con un gran número de notificaciones en donde la mayoría de ellas sus amigas la etiquetaban en publicaciones donde se mostraban fotografías de pequeños restaurants familiares de la ciudad de Guadalajara, invitándola a unirse a cualquiera de ellas y pasar un rato entre amigas contándose lo acontecido las últimas tres semanas de sus vacaciones. Hasta ahora se había perdido cinco reuniones de amigas, le parecía increíble, sus amigas divirtiéndose y ella observando día y noche un perfil de Facebook ahora prohibido para ella.
Delia al ver finalmente en línea a su amiga, envió un mensaje para saludarla.
Panda dando rastros de vida después de tanto tiempo. Comenzaba a preocuparme por ello, ¡Ya iba a llamar a tu madre! Oh, y hola.
Susana sonrió al leer su mensaje, y rápidamente escribió.
Vuelvo a recordarte que ni siquiera tienes el número de teléfono de mi mamá, además, aunque lo tuvieras no llaSusanas, o puede que si... y te diría lo mismo que yo: estoy sana y salva, pero agotada. Te extrañé, chona.
El pitido de un nuevo mensaje alertó a Delia, dejó de escribir en su ordenador y desvió la mirada a su celular, leyó el mensaje en silencio y soltó una risilla al terminar, ¡La llamó chona! Cerró el ordenador, pausando su novela de suspenso, y decidiendo continuarla más tarde, se acostó en su cama y respondió:
¡Me habéis llamado chona! ¿Tengo cara de chona? Te recuerdo, tengo cara de ser un pollito tierno. Y lo de tu madre tienes razón, soy bien cobarde para pedir su número y estar al pendiente de una persona que decide olvidarse de nosotras.
Suspirando, Susana tecleó.
Un pollito tierno para asarlo (literalmente, ya lo sabes). ¡No las olvidé! Estuve ocupada, revisando mi otra cuenta, ¿sabes? Elijah aceptó mi solicitud...
Delia leyó el mensaje sin responder, su amiga necesitaba una opinión sobre ello y no se lo daba. Los siguientes seis minutos Delia estuvo en línea sin responder, y Susana estaba a punto de desconectarse cuando un nuevo mensaje entrante la detuvo.
Dejemos tus burlas para otra ocasión. ¿He leído bien? ¿Elijah y tú ya son amigos? Pero esas son buenas noticias, ¿no crees? Es lo que querías, ya tendrás al enemigo de cerca y podrás acosarlo.
La respuesta fue instantánea.
Tiene novia.
El celular cayó en su rostro, ¿Novia?
No me jodas, pero si siempre está con chicos todo el tiempo, ¿es gay? No espera... no entiendo.
En otras circunstancias Susana hubiese reído ante la idea de que Delia considerase que el adonis de Elijah fuese gay.
No todos están obligados a tener pareja del mismo instituto, Delia. Su novia es de otra preparatoria, se llama Lyzty y aquí esta lo sorprendente, ¡tiene como diecisiete años! Y si reviso su fecha de nacimiento en Facebook podría asegurarte que puede que tenga menos. Elijah ya ronda los pasados dieciocho años ¿verdad?, acabo de recordar algo, ¿no se supone que los hombres mayores no salen con las menores, porque es delito?