Los encantos de Elijah

Capítulo 16

Para finales de febrero, Elijah recibió dos mensajes de Delia donde únicamente lo saluda y le preguntaba cómo estaba. Pasó por alto su saludo, restándole importancia; la conocía, muchas veces la vio en la preparatoria, al igual que Leslie. Ahora dos de las amigas íntimas de Susana intentaban socializar con él.

También estaba al tanto de las otras dos, Olivia y Estefanía, quien aceptó mucho antes que al resto; todas le enviaron una solicitud de amistad a excepción de una, Susana. Por ello es que fue él quien quiso acercársele por curiosidad, enviándole una solicitud vía Messenger. Desde entonces, no ha hablado con ella.

Lo que se traían entre manos no le preocupó demasiado, en su opinión, no eran más que unas inofensivas chicas, que o bien, intentaban saber sobre él y contárselo a Susana o simplemente buscaban una amistad virtual.

Sin duda, es su primera teoría y a decir verdad era muy cooperativo con la información que les brindaba sin siquiera poner reparos.

Un veintiuno de marzo pasados de las tres y media de la tarde volvió a recibir un saludo de la insistente Delia que parecía no conformarse con ser ignorada y no obtener información que pueda compartir con Susana.

Tardó seis días para responderle y escribirle simplemente:

Mar. 27 17:19 P.M.

Hola, súper ¿y tú?

En ese horario Delia y Susana se encontraban realizando sus prácticas profesionales en la Escuela PriSusana continua a la Secundaria, trabajando con papeleos que el Director de la Escuela necesitaba, realizando las ultimas preinscripciones vía internet antes de que la plataforma cerrara. Ambas estaban sentadas cómodamente, compartiendo un pequeño escritorio de madera, con las laptops sobre ella y tecleando rápidamente.

Entre varias pestañas abiertas en el navegador, Susana y Delia escuchaban al mismo tiempo a Ed Sheeran pero con diferentes canciones. Discretamente, Delia consultaba su Facebook en otra pestaña mientras simulaba estar trabajando cuando, leyó el mensaje de Elijah después de casi una hora.

—Panda —susurró, zarandeando su brazo para que se quitara los audífonos.

— ¿Qué traes ahora? —protestó, poniéndole atención.

—Tú pandito me acaba de saludar, ¡al fin! —Eso sí que eran buenas noticias, una más infiltrada sin saber que Elijah sabía sus intenciones.

—Ya era hora. No te quedes ahí, respóndele. —Puso sus delgados y pequeños dedos en el teclado de la laptop y le dijo que escribir—: cuéntale que estas con, aquí tu servilleta, trabajando.

Escribió rápidamente:

Mar. 27 18:24 P.M.

Oh que genial.

Yo aquí trabajando :) con una amiga.

Para cuando Elijah leyó el mensaje ya eran más de las diez de la noche. Se encontraba sentado en el taburete, moviéndose incomodo por la dureza de su asiento, provocando que su hermano mayor se riera.

— ¿Qué te da risa? —Cuestionó, frunciendo el ceño.

—El verte tratar de empollar en esa silla —le bromeó, soltando una contagiosa carcajada, que no tardó en seguirle Elijah.

¡Eso! Eso es lo que precisamente deseaba obtener de su hermano. El verle más relajado y sonriente, le decían que se encontraba mejor que nunca.

—Parece que estas mejor —opinó Alejandro, sonriéndole.

—Lo estoy —sinceramente consideraba estar en su mejor momento, se sentía liberado e incluso trabajaba más animadamente en la tienda sin poner objeciones de por qué no lo hacía Alejandro—. Me siento mejor que nunca. —Reafirmó convencido.

—Eso es bueno, son excelentes noticias. Solo te pido que después de lo ocurrido no te cierres a conocer a alguien más —al querer esquivarle, Alejandro le detuvo autoritario—: No me vengas con que estás mejor solo y la chorreada idea que si una... tipa como ella es así, las otras también.

—No pensaba decir eso. —gruñó.

No es el ejemplo de persona que osa señalar con el mismo dedo al resto de las personas solo porque una es así. No tenía por qué cargar el resto las maldades que su exnovia hizo, nadie lo merecía.

—Mira Elijah... —Iba a amonestarle cuando su hermano le detuvo.

—Me conoces poco, Ale. Esas cosas déjalas para las novelas de la televisión... —se quedó en silencio, decidiendo si era prudente aclararle que "no se ha cerrado a las opciones" y de la posible joven que le podría ayudar a futuro a tener una nueva relación. Al final, decidió platicarle, iniciando con una incómoda pregunta para él—. ¿Cuál es tu opinión después de enterarte que eres vigilado por una chica y que tiene espías a tu alrededor?

Su pregunta le tomó sorprendido, lo miró extrañado, frunciendo sus gruesas cejas oscuras.

—Uff —resopló, rascando su cuero cabelludo debajo de la gorra roja—. Miedo, que sé yo.

— ¿Y si estas fueran inofensivas? —Volvió a interrogar.

Su hermano mayor se mostró interesado por saber a qué se debían ese tipo de preguntas, la mirada divertida que le mostró Alejandro le incomodó a Elijah.

—Espera... no me digas que...

—Es la primera vez que me pasa algo así —expresó, confundido de que alguien más lo considerase atractivo como para averse fijado en él—. La autora del acoso es la misma que me ha dejado hace más de medio año en la casa. ¿Te acuerdas que estaba borracho ese día? Tú te despertaste cuando llegué.

Su hermano afirmó con la cabeza, recordándolo todo—: Carajo. No sé qué jodidos pase por esa cabezota que te cargas, carnal. Pero en tu lugar yo ya estaría detrás de ella. ¿Has visto alguna vez a una chava ir hasta la quinta mierda a recoger a un burro borracho y traerlo a su casa? ¡No verdad!

Y fue cuando revivió en su mente esa noche, ese pequeño instante en el que se permitió que el impulso y deseo actuasen antes de la sensatez, ¿Cómo podría olvidarlo? Ella aparecía continuamente frente a él y comenzaba a creer que aquello ya no se trataba de simples coincidencias. Solo que, pasaron dos meses desde la última vez que se cruzó en su camino. ¿Quién es Susana Torres y por qué no conseguía sacarla de la cabeza?




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