— ¿Y entonces que ocurrió? —cuestionó una asombrada Karen.
Hace tan solo una semana cuando el futuro, tanto de Elijah como el de Susana se alineó por elección de ambos. Un mutuo acuerdo que aún era difícil de creer por sus amigas, que creyeron que cualquier cosa que sucediese a partir de ese momento, nada cambiaría entre los dos.
No siempre se espera un final feliz, Susana sabía que la palabra "perder" estaba liderando su vida amorosa por mucho tiempo, hasta que, Elijah decidió por ella, recordándole que esta vez sería él quien le cambiaría esa mala suerte. Él y sus encantos que no se esforzaron demasiado después de todo, en convencerla de esa nueva oportunidad que tanto deseaba.
—Consiguió lo que quería, su tonta oportunidad conmigo. —musitó, soltando todo el aire que sus pulmones contenían.
— ¡Ah!, pero decías que lo mandarías a freír espárragos —comentó divertida Olivia, guiñándole el ojo derecho, mientras bebía de su botella de refresco de mirinda.
—Si bueno, eso ya no importa mucho ahora, ¿no crees? Tiene su oportunidad y yo... yo estoy feliz, no puedo negarlo —expresó con una débil sonrisa, jugueteando con los dedos de sus manos de forma nerviosa—. Mejor hablemos de ustedes, como les va.
A Karen le hizo gracia su táctica de querer cambiar de conversación, rápidamente eligió seguirle el juego y hablar sobre la propuesta de matrimonio que recibió sorpresivamente hace tan solo días, al parecer, su novio —ahora prometido—, deseaba unir su vida a la de ella definitivamente. Las felicitaciones no se hicieron esperar, todas lucían realmente felices porque una de ellas haya dado un paso más largo que el resto y se encuentre feliz de ello.
—Es genial, Karen. Aún no me lo puedo creer —Delia tomó asiento después de abrazarla de forma efusiva, realmente feliz por su amiga.
— ¿Pero qué hay de ti, eh? Escuché por ahí que por poco no te reunías con nosotras por irte con tu Gabriel de paseo —mostró su desagrado, aunque sin dejar de sonreír.
Delia se encogió de hombros. Lo cierto es que ya no existía ningún Gabriel en su vida, aún recuerda la ridiculez que creía estar haciendo al presentarse en su casa el día de su cumpleaños con un regalo en compañía de su hermana menor, en ese entonces no era tan malo hacerlo, el chico en serio le gustaba, pero después del agradecimiento por su regalo no volvió a hablar con ella durante muchas semanas, era algo que prefería omitir frente a ellas. Susana le miró con pena, ella estaba enterada de todo, aprobaba lo suyo, pero no permitiría que Delia siquiera aferrándose a su amigo, así que en cuanto supo lo ocurrido aconsejó se alejara de ahí, que no le convenía aquello.
—Escuchaste mal, Karen —negó divertida.
— ¿Ah sí, cuál es la verdad? —Quiso saber, poniéndose más cómoda en su lugar.
—Su nombre es Roberto, pensaba acompañarme a buscar empleo en estos días —no mentía con ello, se trataba de un joven que conocía desde la secundaria, con quien acostumbraba más a pelear a modo de bromas que platicar—. Iré con él este sábado mejor.
— ¿Por qué no sabíamos de él? —interrogó pensativa Fanny,
Todas eran perfectamente conscientes que en su vida un hombre no entraba con recurrencia, forzosamente se encontraba Gabriel con quien llegó a socializar un poco más.
—Ya se los estoy contando —eso no bastó para ellas, y más cuando se notaba nerviosa siendo el centro de las miradas de todas.
Quien conoció la historia de principio a fin en solo dos días por WhatsApp fue Susana, se trataba de una amistad anormal que existe desde hace poco más de seis años, pero en tres años no lo había visto y solo volvió a reencontrarlo cuando reconoció a su madre en la parada de camión de Multicenter, le envió sus saludos y desde entonces las conversaciones entre ellos dos son continuas.
— ¡Más de tres meses platicando con ese y no nos dijiste nada! ¿Por qué? —amonestó Karen.
—No creí que importara mucho —se encogió de hombros, evitando sus miradas.
— ¡Bien! Alguien más confiese sus secretos ahora mismo, no aceptaré un "creí que" más —pidió como mandato Karen. Le molestaba que se le omitieran ciertas partes de sus vidas, sus amigas no entendían el porqué.
—Nada que decir, mi noviazgo con mi borrego va muy bien. —se limitó a decir Leslie, perdiendo la atención en Delia.
—La soltería me acompaña y me sienta bien por ahora. —ríe Olivia.
—Nuevo empleo, algo sencillo.
Fanny obtuvo un puesto como secretaria temporal muy cerca de casa, un empleo que la mantendría entretenida durante las mañanas.
Cada una tenía razones distintas para extrañar al resto, sabían que la universidad o trabajo les haría tomar caminos distintos y ya no tendrían el modo de ponerse de acuerdo para volver a verse en un día u hora acordada.
Y no se equivocaron, al caer septiembre poco se supo de Olivia, nunca volvió a comunicarse con ellas y ni ellas lo intentaron más después de tantas llamadas, Susana aún tuvo contacto cada cierto tiempo con Fanny y Karen.
Su vida consiguió mejorar desde que Elijah no volvió a alejarse de ella, obtuvo un empleo en IBM acorde a su carrera cursada en la preparatoria, su amiga Leslie trabajó ahí en un área diferente, nuevas amistades llegaron a su vida y un amistoso chico a quien todos conocían como "chava", acostumbraba a visitarla para alegrarle los días, poco después Delia le comentó de su nuevo empleo en un restaurante de comida muy cerca de Américas, lugar donde las personas "adineradas" residían, Susana no pudo evitar causarle gracia al saber que trabajaría en un restaurante, cuando literalmente la cocina la odia.
Una tarde acordó salir con Elijah solo para olvidar los nuevos cambios que han transcurrido en su vida y lo mucho que admite, extraña.
— ¿Te encuentras bien? —la ha observado de reojo durante la mitad del camino, le tiene preocupado verla callada.
Quizá no haya disfrutado su compañía o incluso el paseo, y Elijah no puede evitar crearse ideas aterradoras para él, ¿Habrá conocido a alguien más y espera el momento oportuno para decirle que aquí acaba todo? Si eso fuera, no sabría cómo reaccionar; ya no está en sus opciones dejarla irse, así, sin más.