Los Escritos De Blake

15 Neblinummus

15 Neblinummus

 

         Transcurrieron dos días sin noticias de Remus. Blake disfrutaba volver a disponer de tiempo libre y divertirse con sus amigos. Los chicos realizaron diversos recorridos acompañados por Andy, y durante las tardes, Blake llevó a sus padres a conocer Barrio Encantamientos. Camil estaba impresionado. El hombre ingresó a cada tienda y se entretuvo conversando con magos y hechiceros vendedores que explicaban el funcionamiento de sus productos.

Durante la mañana del tercer día, Ildher ingresó por la ventana de la habitación de los chicos. El ave se detuvo sobre el respaldar de la cama de Blake y agitó sus alas con ímpetu. El joven se despertó de inmediato, y al observar a su lado, notó la silueta de Pol inmóvil, presa de un plácido sueño y produciendo sus habituales ronquidos. El día apenas había clarecido. Ildher se posó sobre las mantas y Blake, aún dominado por la somnolencia, recordó el compromiso pendiente. En efecto, el ave traía una nota de Alfred que avisaba que un carruaje ya se encontraba en camino para buscarlo y llevarlo al castillo. El motivo, tal como imaginó el joven, era la realización de la reunión que definiría el futuro de Nasca, o mejor dicho, el futuro de los Humanos en el continente de Nasca… sitio que habitaron desde siempre, pero en teoría, nunca habían formado parte.

         Una intensa lluvia acompañó el recorrido hasta el castillo, y una vez que los caballos se detuvieron, el joven ingresó al vestíbulo por la puerta principal de roble. Allí lo esperaba el consejero, y éste acompañó a Blake al salón de asuntos importantes. Aquel sitio era utilizado en casos de suma importancia y urgencia. Blake recordó haber visitado el mismo lugar meses atrás, justo el día en que se convirtió en Rey. En aquella ocasión que parecía remota, el lugar estaba vacío y lo más relevante, sin dudas, habían sido los enormes ventanales que exponían el paisaje de las montañas y el bosque. Sin embargo, ahora mismo el salón lucía completamente diferente: se situaban interminables hileras de asientos en toda la extensión, y hacia el fondo, junto a las ventanas, se divisaba un gran escenario.

        Blake ingresó al lugar y se sorprendió al notar que la junta ya había comenzado. Remus estaba hablando muy serio, ubicado sobre aquel escenario que le permitía reparar en todos los invitados del evento. El joven notó que había al menos una centena de magos de importante aspecto; además de gigantes que tomaban notas y algunos Tegor que llevaban túnicas formales y sombreros en punta. Allí se encontraban al menos dos representantes por cada barrio de Heluxur; el jefe de licencias de hechicería; personas con algún cargo importante en el castillo; todos los miembros de la B.H.O.N.; y por supuesto, los más allegados al Rey, incluyendo su esposa que ya había regresado.

         Remus detuvo la conferencia en cuanto divisó a Blake, y con un gesto amable lo invitó a unirse junto a él. El muchacho obedeció y sintiendo mucha vergüenza caminó hasta situarse al lado del Rey. A medida que avanzaba por el único acceso libre que dividía el salón en dos mitades, todas las miradas de los individuos se enfocaron en él. El joven nunca había estado al frente de tanta cantidad de gente, y por esa razón, las manos le temblaban y le sudaban.

El Rey lo presentó ante conocidos y desconocidos, y narró con brevedad la hazaña protagonizada por el grupo de Humanos. Remus también habló sobre los sucesos ocurridos durante los últimos meses y comentó lacónicamente sobre el cambio de roles. Luego del relato del Rey, algunos sujetos parecieron tomar al joven con mayor seriedad y respeto. Los magos que se encontraban ubicados en la fila del frente, de rostros severos e imponentes, examinaron al joven con cierta incredulidad, aunque igual de expectantes que casi todo el resto de la sala.

                                                                                               

—Durante mi viaje por Esgolia, he descubierto una innumerable cantidad de cuestiones. Una de las principales, es que por más comodidades y buena vida que lleven allí en Máreda, esa gente no puede continuar exenta del resto del mundo. Ellos ignoran por completo lo que sucede de éste otro lado, y por más que aprendieron a convivir con ello, obligados claro, ha llegado el momento de que las cosas cambien. Realicé copias de mi cuaderno de viaje para que en sus hogares lo examinen con detenimiento, y entiendan sobre qué fundamentos me baso para tomar mi decisión. Por muchos siglos los Humanos han sido encerrados… privados de la verdad y de conocer el mundo. Vivieron sus vidas con miedo, del que me avergüenzo y hago cargo. La oscuridad se ha ido, y por esa razón no podemos dormirlos eternamente… debemos enfrentar las consecuencias y unirnos en hermandad —comentó Remus y su voz retumbaba por todo el lugar. Un viejo mago levantó la mano y el Rey lo autorizó a participar.




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