Los Fantasmas de Violeta

Octubre, 2039

Violeta, 19 años.


 

Estaba saliendo de mi ultima clase en la universidad. Y noté que me rugía el estómago del hambre; necesitaba comer inmediatamente o me iba a dar algo.


 

-Ey, Vee ¿quieres tomar un café conmigo?-. Me pregunta mi mejor amiga, Isis.


 

Era una chica realmente delgada, que llamaba la atención con su cabello azul celeste y su piel ligeramente rosada. Isis era muy penosa con la gente; pero no dudaba en demostrar su creatividad cuando se le prestaba atención.


 

-Claro, me muero de hambre-. Le digo jalándola de su suéter amarillo.


 

Cuando salimos por fin hacia el campus ya estaba atardeciendo.

Revisé mi celular y noto que ya eran las 6:00pm.


 

-No puedo creer que nos pasamos toda la tarde con ese maldito maestro hablándonos el 90% de la clase de su vida personal y solo el 10% de lo que se supone que es nuestra materia.-. Le digo frustrada de haber perdido dos horas de mi día.


 

-¡Mira el lado positivo! Al menos ya sabemos que "no debemos casarnos con la primera pareja que tenemos. O será un divorcio seguro"-. Dijo riéndose e imitando la voz grave de nuestro profesor.


 

Esas palabras me dieron una pequeña punzada en mi corazón y como un rayo me acordé de él: John.


 

-Sí... tienes razón-. Digo apenada y mirando a lo lejos a una pareja besándose apasionadamente acostados en el gran árbol que tenía el campus de la universidad.

No puedo creer que pasé una vida con alguien tan imbecil que solo terminó matándome por sus celos.


 

-¿Estás bien?-. Me pregunta viéndome a los ojos.


 

-Sí, claro. Vamos por ese café. O mejor asaltar esa cafetería porque me muero de hambre.

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Cuando estábamos por fin en la cafetería traté de no elegir todo lo que estaba en el menú.


 

Así que solo pedí un café americano con un sándwich de atún. E Isis pidió un batido de fresa con unas galletas de chocolate. Dos personalidades tan raras se reflejaban incluso en nuestros gustos.


 

-Ya se que es lo que te pasa, Vee-. Me dice sonriéndome.


 

-¿Qué es?-. Le pregunto mirando atentamente a sus ojos para tratar de adivinar qué era lo que iba a decirme.


 

-¡Necesitas un novio!


 

Al escuchar eso traté de no escupir mi comida.


 

-¡¿De qué rayos hablas?!-. Le digo riéndome a carcajadas tapándome la boca con una servilleta-. ¿Qué te hizo creer algo así?


 

-No lo se... es que siempre te veo triste cada vez que miras a alguna pareja o algo romántico. ¡Incluso viendo películas!-. Me dice apenada quitándole una chispa de chocolate a su galleta.


 

-Una relación es lo último que necesito, Isis.-. Digo seriamente.


 

-¿Por qué? Yo moriría por tener una relación en estos momentos.-. Dice haciendo un puchero.


 

-Se que no te he contado mucho de mi vida, pero salí hace mucho años de una relación y no quiero repetir el mismo error.-. Digo.


 

Pensar en John como si siguiera vivo me daba incluso nauseas.


 

De pronto Isis rápidamente se endereza en su silla y me mira sorprendida.


 

-Un chico te esta viendo como si fueras un ángel caído del cielo-. Me susurra y en sus ojos se le veía la emoción.


 

Escuchar eso me puso los pelos de punta ¿podía ser posible que Ese ser que me habló hace más de 40 años era real? ¿Podía él reencarnar?


 

-¡Está en la mesa de atrás!-. Me dijo Isis.


 

Volteé lentamente sintiendo que cada movimiento podía ser crucial. Tenía ganas de vomitar.


 

Pero al voltear solo vi a un chico delgado, no era John.


 

Ese chico era de tez morena de cabello negro azabache, ligeramente fornido y con ojos café oscuro. Llevaba una camisa negra y unos jeans.

Estaba atento leyendo un libro sobre ángeles caídos.


 

Irónico, pienso. Al menos me reconfortaba saber que no era John.


 

Pero no me di cuenta que estaba viéndolo detenidamente por mucho tiempo y cuando cruzamos miradas se puso tenso.


 

-Diablos-. Dije volteándome rápidamente hacia Isis. Podía sentir que mis mejillas ardían.


 

-¡Te gustó!-. Dijo riéndose de mi cara llena de pena.


 

-¡Por supuesto que no! Es solo que me asustó la idea de que alguien podía estarme viendo como acosador-. Me excusé y rápidamente me tomé lo poco que había en mi café.


 

-Debería ir y pedirle su número de teléfono-. Dijo con cara traviesa. Parecía un gato antes de romper algo.


 

-Ni se te ocurra. Vámonos-. Le dije tomando mi bolsa y mi gabardina.


 

-Disculpa-. Dijo alguien parado a un lado de nuestra mesa.-. ¿Eres Violeta que va en el salón D-02 de la universidad Riquelme?


 

Maldije internamente y cerré los ojos por unos segundos.

Al abrir los ojos para ver quién estaba preguntando por mi, vi que era ese mismo chico de la mesa de atrás.


 

-Sí-. Dije y traté de poner mi mejor cara de pocos amigos. No quería relacionarme con nada que podía ser mínimamente romántico.


 

-Me presento, soy Brad-. Dijo extendiendo su mano hacia mi.- Soy del salón de al lado.


 

Con cuidado tomé su mano y di un pequeño apretón.


 

-Mucho gusto-. Dije y rápidamente quité mi mano para pararme de la silla.-. Lamento interrumpirte pero mi amiga y yo ya nos íbamos.


 

-Oh, por supuesto no hay problema-Dijo sonriéndome.


 

Y comenzó a buscar algo de su mochila.

Sacó una pequeña libreta, una pluma y comenzó a escribir algo en una hoja.


 

-De cualquier modo... este es mi número de teléfono-. Dijo dándome cuidadosamente la hoja de papel-. Sí te parece bien podemos quedar y vernos un día...



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En el texto hay: misterio, terror, susoenso

Editado: 16.05.2020

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