Los Frutos del Tiempo Relatos Cortos

Ni cielo arriba ni cielo abajo

Era una noche tranquila, en un pequeño restaurante del centro de la ciudad, las tenues luces dificultaban un poco la visión, pero dejaban lo suficiente como para estar cómodos.

A la mesa del centro, llegaban dos personas, una pareja, al parecer novios, enamorados o cualquier tipo de relación que tengan, no parecían muy interesantes, por lo que perdimos el interés en seguir observando, sin embargo, una vez que hicieron su pedido, comenzaron a conversar animadamente.

Al ser una mesa tan distante, no podíamos oír lo que decían, pero mi compañero me hizo notar que era una pareja muy enamorada.

Cada palabra del chico, hacía que la chica sonría y se sonroje, buscando cada vez más la atención de él.

El sin embargo, parecía estremecerse ante la mirada de ella, pero su sonrisa no podía ampliarse más.

Llego su pedido y comenzaron a comer.

Mientras lo hacían, se lanzaban discretas miradas y conversaban ligeramente, una situación normal de enamorados de la cual no tomamos mucha importancia.

Estábamos distraídos en nuestra conversación, cuando el chico de la mesa central se levantó.

Tomo de la mano a la chica y la hizo levantar también.

Ambos, sonrojados a más no poder, se miraban, ella confundida, el decidido.

El chico acerco la silla y asentó su rodilla izquierda allí, esto hizo que este a la altura de los ojos de ella, ruborizándola más.

Después de pensárselo un poco, alzo la voz y dijo:

— "Yo, ante todo el público aquí presente, he venido a proponerte matrimonio.

No lo hago de rodillas, como es la costumbre, porque no quiero ser alguien inferior a ti.

No estoy de pie, haciendo que mires para arriba, porque no quiero que seas inferior a mí.

He sacrificado un poco de mi altura, para no estar ni cielo arriba ni cielo abajo, si no, enfrentando tus ojos con mis ojos.

Quiero que seas mi compañera de por vida y yo seré tu compañero de por vida.

Quiero compartir alegrías y desdichas contigo.

Quiero aburrirme o divertirme contigo.

Como iguales.

Como marido y mujer"

Ante tan extraña declaración de intenciones, todos en el lugar comenzaron a aplaudir, y algunas señoritas lloraron conmovidas, mientras los señores observaban con curiosidad.

La chica, sin embargo, no cabía de felicidad y se desmayó.

Por la forma en la que se comportaban, creemos que no tendrá problemas en volver a declarársele y tal vez, la chica no se desmaye sin decir "Acepto"



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En el texto hay: tristeza, ciencia ficcion, relatos cortos

Editado: 09.08.2018

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