Capítulo 3

Después de todo lo que había hecho en el día, mi cuerpo me pedía a gritos descansar, así que me fui a dormir. En mis sueños todo estaba oscuro, luego todo se fue aclarando un poco, era de noche y yo estaba en un bosque. La luna estaba en su punto más alto y los rayos de su luz tras pasaban por entre los árboles. Tenía una extraña sensación, sentía una necesidad de buscar algo, pero no sabía qué. Empecé a correr en  línea recta mirando de un lado hacia el otro buscando lo que tanto necesitaba. Al final encontré la figura de un hombre, sentía curiosidad de saber quién era. Comencé a caminar lento y después más rápido, me detuve a menos de un metro de la persona, pero no dije nada, no sabía que decir. De un momento a otro el hablo rompiendo el silencio.

-Eres la solución.

-¿La solución de qué? –pregunte.

-Con el tiempo lo sabrás.

-¿Qué?

-Eres nuestra solución.

-Espera, explícate mejor…

Quise mirarle mejor el rostro pero me desperté. Me levante de la cama y mire el reloj, eran las cuatro y cuarenta de la mañana.

¿Qué sueño más raro?

¿Ahora estoy alucinando?

Dando un resoplido me levante de la cama y entre al baño. Me di una larga ducha, de mi mente no se salía aquel sueño. Cuando termine de bañarme y de cambiarme, encendí la tele y me vi una película sobre “los vampiros y los hombre lobos”, lo irónico era que existía otra especie, pero no eran exactamente como un vampiro o un licántropo, era como la mezcla de los dos. Después de ver más de la mitad de la película me levante del sillón y salí para el trabajo.

En el camino al trabajo, regreso a mi mente otra vez el recuerdo de aquel sueño. ¿Quién era ese hombre? me preguntaba una y otra vez, sin encontrar solución alguna, decidí olvidar por un rato el tema. Tenía que concentrarme en otras cosas. Salí del auto y me dirigí a la puerta de la cafetería, entre, acomode todo y me prepare un café. Poco a poco fue llegando el personal de trabajo.

-Hola amiga, como estas… por lo que veo no tan bien.

-Que bien me conoces.

-Cuéntame ¿qué te paso?

-Tuve un sueño de lo más extraño. En él había un hombre al que sentía que conocía, pero no le pude ver su cara.

-De pronto sea tu padre.

-No, no lo es.

-¿Y cómo estas segura de eso?

-Por qué ese hombre era joven a diferencia de mi padre.

-Bueno, tendríamos que averiguar qué es lo que significa ese sueño.

-Gracias.

-Para eso son las amigas, para ayudarnos.

En el trabajo todo marchaba de mil maravillas como todos los días, a la hora del almuerzo como siempre Sara y Daniel no se colocaban de acuerdo en alguna cosa y discutían, así que decidí quedarme un rato con Andrea.

-¿Cómo te has sentido con el trabajo?

-Bien, gracias.

-Por lo que veo ya te adaptaste a tu rutina.

-Sí, tengo la habilidad de adaptarme fácilmente a las cosas.

-Qué bueno.

-Sabes, me disculpo por la interrupción de mi primo, el por lo general no es así.

-Perdona pero ¿así como?

-Él no me viene a visitarme muy a menudo pues vive en Inglaterra y de allá hasta por acá hay un gran tramo, además este es mi lugar de trabajo sumándole el haber entrado hace poco.

-No tienes por qué preocuparte, a todos nos puede pasar alguna vez.

-Sabes, puedo ver en ti que eres una persona buena.

-Gracias, pero tendrías que verme en todo para que digas que realmente soy buena persona

-Lo digo porque lo puedo ver.

¿Será una Rads?

-¿Cómo dices? –dije mirándola con curiosidad por lo que había dicho.

-Quiero decir… lo digo por la forma en la que tratas a las personas, eso da mucho de qué hablar, claro no para mal…

-Te entiendo –dije un poco dudosa.

-Otra cosa, no confíes de todo el mundo… por ser una persona buena, muchas personas se pueden aprovechar de ti.

-Gracias, pero… -la duda que tenia se hacía más grande.

-Se por qué te lo digo.

Qué raro.

-Está bien, ¿pero cómo sabes eso?

-Solo lo sé –dijo mirando el piso.

-¿Eres psíquica? –la vi dudar.

-Algo así, soy como una vidente, ya tú sabes de esas personas que nacen con un don para ver algunas cosas, como los gitanos.

Asentí.

Es una vidente Adriana, no una Rads, no todo el mundo es como ellos, no seas paranoica.

-No quiero que pienses que soy una extraña, ni mucho menos, pero por lo que te he conocido, quiero lo mejor para ti, tienes un aura diferente a los demás.