– Las Islas Laurie...nunca las había escuchado – y era verdad jamás había escuchado de esa isla, y tampoco es como si en algún momento de mi vida me intereso saber sobre islas, supongo que tendría que buscar la isla en el mapa.
– Es normal, es una isla deshabitada cerca de la Antártida no muchos la conoces, pero si sale en el mapa – dijo – puedes buscarla por tu cuenta si es que no me crees – en el fondo sentía que en Morosov podía confiar, no a ojos cerrados, pero si en gran medida.
– Te creo, pero explícame una cosa ¿Cómo piensas llevar a casi 70 personas a una isla deshabitada que queda a muchos kilómetros? – la idea de Morosov de estar en una isla desierta y vivir ahí no era mala pero como iba a llevar a tanta gente a un lugar tan lejano.
– Eso déjamelo a mí, yo me haré cargo del transporte, pero ustedes llegaran a ese lugar para que estén a salvo – su entusiasmo me gustaba, pero no le iba a reconocer que estaba emocionada por estar en un lugar a salvo o lo más a salvo que se puede estar en este mundo.
– ¿Por qué nos ayudas? – era una pregunta que para mí tenía mucha importancia, sé que él era un kinesis, pero aún no entendía el punto de viajar miles de kilómetros para ayudar a personas desconocidas para él.
– Por qué se lo mucho que sufren por aquellos que no los quieren, se lo mucho que tienen que hacer para sobrevivir en lugares como este – podía notar que estaba triste, estaba recordando, me imagino que para él como kinesis también fue difícil, si nosotros, en el siglo veinte y uno, teníamos problemas no me imagino los que tuvo él antes – yo no viví así como ustedes pero si sabía lo difícil que era, muchos de mis compañeros, que hoy en día ya no están, vivían en las mismas condiciones, creo que no quiero que otros kinesis sigan sufriendo si yo puedo darles la oportunidad de que vivan una vida mejor de la que llevan.
– No es la mejor vida, pero no se puede hacer mucho para cambiar las cosas – dije intentando bajarle el perfil a la situación, en el fondo no lo veía así, no debería ser que nosotros paguemos la poca tolerancia que tenía la gente por solo ser diferentes, ¿Por qué nosotros nos debíamos esconder? ¿Por qué no podíamos ser libre?
– Tienes razón, bueno cuando tenga listo el transporte vengo para llevarlos, y siento lo que paso en la misión – podía notar su sinceridad en sus últimas palabras y eso lo agradecía, yo aún no me recuperaba del todo, a veces tenía pesadillas en las noches, más bien son recuerdos de las muertes, en como murió Marcus, Miranda y algunas veces se superponía el recuerdo de la muerte de mi padre, logrando que todo fuera confuso y horrible dentro de mi mente.
– Gracias por ayudar – me hizo un gesto con la cabeza, se levantó y se fue de la oficina, Morosov nos iba a ayudar, pero él no podía hacer todo solo, si conseguía el transporte tendríamos nosotros que organizarnos para que todo sea lo más rápido posible, tenía que hacer una junta, pero con todos antes de que Morosov viniera con el transporte, debía tener todo listo, no podía perder esta oportunidad.
– Bueno, los llame por que necesitó decirles algo importante – ya era de noche, ya muchos habían vuelto de sus trabajos y sé que todos se querían ir a dormir pero les dije que solo me demoraría unos minutos que era algo importante que todos tenían que saber de una vez, este era una noticia que ya no podía esperar más – Como muchos ya deben saber un hombre de nacionalidad rusa hoy estuvo hablando conmigo en la oficina para decirme que había hecho una trato con Miranda, el cual consiste básicamente en que él será nuestro colaborador, él nos ayudara de todo lo que necesitemos – nadie decía nada solo me observaban eso me ponía un poco nerviosa, como dije no me gusta ser el centro de atención – Miranda le pidió que buscara un nuevo refugió para nosotros y él lo encontró, sólo que dónde se encuentra este lugar no es tan fácil de llegar.
– ¿Dónde está? – dijo un hombre que no conocía, lo vi en la misión, pero en ninguna parte más.
– En una isla al sur de chile y el mundo, las islas Laurie quedan en la Antártida – luego de que Morosov se fuera busque las islas y si existían y quedaban a una distancia "razonable" de chile, luego de decir eso se empezaron a escuchar algunos reclamos de que estaba muy lejos, que era una locura y otra sarta de estupideces – ¡Cállense! – grite haciendo que todos volvieran a callarse – Sé que está lejos y que pueden haber muchos problemas en el camino para allá, pero también sé que es el lugar más seguro que podremos encontrar y alguien lo está poniendo en nuestras manos sin pedirnos nada a cambio, estar aislados de toda la sociedad es mejor que estar dentro de ella, si están de acuerdo en irse arreglen todo para que cuando llegue el momento sea más rápido salir de aquí y los que no se quieren ir, se pueden quedar aquí y seguir viviendo dentro de la sociedad, ustedes deciden – todos se miraban unos a otros, algunos asentían otros negaban pero solo hacían gestos con la cabeza – ¿Y? – muchos me miraron y asintieron – ¿Se van? – y todos volvieron asentir, todos lo que se iban se fueron a sus habitaciones y empezaron arreglar sus cosas – los demás supongo que se van quedar verdad – los que quedaban eran alrededor de 10 personas.
– Creo que lo mejor es que este lugar no quede solo – dijo una mujer de unas veinte algo.
– La sociedad no nos quiere, pero si estamos con ellos sería más fácil conseguir algo – dijo otro hombre de tal vez unos 40.