Kara
La historia de Zenda era terrible, pero sabía que mi mamá no me vendería una vez más a la policía, yo estaba segura de que ella se dio cuenta que lo que me hizo estuvo mal y como estaba tan segura de eso fui a la oficina de mi prima para que viera el mensaje y así probarle que mi mamá si me quería y que ha cambiado para mejor y también con esta prueba tal vez me dejaría ir a Chile para verla a ella y mi hermanita a la cual ya no veo hace 5 años, sé que hay una alta probabilidad de que ella no me deje ir pero ahora si ella me vuelve a decir que no, yo me iría sola sin decirle nada. Entré en la oficina de mi prima la cual estaba escribiendo algo en unas hojas en blanco, al darse cuenta de que yo estoy aquí cierra una carpeta con las hojas adentro y me ve sorprendida.
– Vengo hablar contigo prima – le digo muy nerviosa ya que no sé cómo puede reaccionar.
– Dime – me acerco a ella y le entregó el celular con el mensaje abierto – ¿Qué es esto? – me pregunta extrañada al verme que le pase mi teléfono, sentía que entregarle mi celular era una mejor forma de decirle, una vez más, que quería ir a Chile.
– Léelo – le ordeno ella con mirada extraña lo empieza a leer, en pocos segundos su rostros cambia de sorpresa a una expresión que no puedo descifrar ya que jamás la había visto.
– ¿Tú mamá te envío esté mensaje? – me pregunto mientras sostenía mi celular en una mano, Lydia estaba seria y creo que pude ver un poco de rabia en su mirada.
– Si ella lo envío y sé qué ya hemos hablado del tema, pero este mensaje demuestra que mi mamá me quiere ver – digo con bastante confianza, quería ir, quería volver a casa principalmente ver a mi hermana.
– El mensaje – dijo mi prima mirando el celular por un momento y en un tono sin emociones – el mensaje no demuestra nada – dijo de pronto viéndome de vuelta.
– ¿Qué? – me sorprendí, no era la respuesta que esperaba ya que el mensaje era suficiente prueba de que ella estaba equivocada, que Lydia se equivocaba.
– Este mensaje no demuestra nada, tu mejor que nadie sabes que las personas pueden decir un montón de cosas por textos, pero al escribirlos no necesariamente tienen que sentir algo – ella estaba tranquila, pero en su voz se notaba algo extraño que no podía descifrar podía ser enojo, pero no estaba segura – No te voy a dejar ir a Chile es peligroso, no te diré que no hables con tu mamá, porque yo no soy nadie para prohibiré eso, pero te no te dejare ir al continente.
– No me puedes hacer esto – le dije, estaba totalmente sorprendida he indignada – cuando me trajiste a este lugar olvidado no te dije nada.
– ¿Y qué querías qué hiciera? – dijo mientras se levantaba del asiento – Este es el único lugar seguro, en Chile no podrías vivir tranquila además si mal no recuerdo tú fuiste la que me pidió ayuda y eso fue lo que hizo.
– Si te pedí ayuda, pero no era para que me alejaras de mis padres y mi hermana pequeña – le dije en un tono bastante molesto – Jamás te pedí que me trajeras a este lugar, me pudiste haber dejado de todas formas en Chile, pero no tu decidiste traerme aquí.
– Recuerda que yo jamás te pedí que te unieras a los kinesis y jamás te obligue a venir, tu pudiste decidir quedarte en Chile – su tono de voz se estaba alzando poco a poco, pero yo tenía que seguir luchando – Dime ¿Yo alguna vez te dije que te unieras? No, tú te metiste sola en este mundo ahora asume las consecuencias de tus actos, también recuerda que te pregunte si estabas segura de meterte en todo esto y tu dijiste que nunca habías estado tan segura de algo asique no seas infantil diciéndome que tengo la culpa por decisiones tomadas por ti.
– ¿Cómo puedes ser tan insensible? – dije ya bastante molesta, yo no era infantil y sabía que había sido mi decisión entrar en esto, pero yo jamás le había pedido que me trajera a un lugar tan alejado.
– No soy insensible, soy realista que es lo que a ti te falta Kara – mi prima se notaba bastante tranquila a excepción de mí que cada vez más perdía la paciencia, pero sabía que su actitud relajada no duraría mucho.
– Entonces como no piensas en mí o en mi hermana, si no fueras insensible me dejarías ir a Chile – le dije más fuerte de lo normal y de lo que esperaba – Tu también irías a chile si tu padre estuviera vivo – lamentablemente con mi comentario la hice explotar, había dado en un punto débil de Lydia.
– ¡Si pienso en ti y en Yael! – me estaba gritando –¡La que me da más pena en todo esto es Yael que la pobre no entiende nada de lo que pasa! – Dijo muy enojada y con el ceño claramente fruncido por su clara molestia –¡La pobre no entiende porque su prima y hermana desaparecieron de un día a otro! – por alguna razón no me respondió el comentario en torno a su padre.
– No me grites – le dije mirando al suelo y bajando mi tono de voz.
– ¡¿Cómo quieres que te hable?! ¡Si no entiendes cuando te hablo calmada! – me decía aun gritándome, luego cerro los ojos para tomar aire y seguir hablando más tranquila – Escúchame – dijo mientras se volvía a tranquilizar poco a poco – no iras a Chile y fin del asunto, ya no se discute más el tema ¿Entendido? – solo asentí – Bien, ahora por favor retírate que tengo muchas cosas que hacer – y eso hice, sin despedirme me largué de su oficina. Me fui a mi habitación compartida en la cual solo esta Catherine adentro, enojada me acerco a mi cama y me lanzó sobre ella boca abajo, mi prima había sido muy dura conmigo, ella no podía entender que mi mamá me quiere y me desea ver, sin darme cuenta me pongo a llorar ya que extraño sobre todo a mi hermana que es una niña dulce la cual no puede entender todo lo que pasa en este mundo, sigo llorando hasta que siento como alguien se sienta al lado mío y me empieza a consolar, al ver quien era me encontré con Catherine quien era la única que estaba en la habitación.
– ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? – me pregunto con un tono de voz amable.