CAPITULO X SEDUCIENDOLO.

          Serena comenzó a mover las manos para retirar la ropa de Max; mientras él se engolosinaba besando y acariciando ese cuerpo que tan tiernamente se le entregaba; llevada por la ansiedad ella termino arrancando la camisa de él haciendo saltar los botones y tras hacerlo tuvo acceso al torso de Max, que al sentir sus manos sobre su piel solo lanzo un  gemido, pero la dejo hacer, sin dejar de besarla y acariciarla.

          Serena guio sus manos por su pecho musculoso con lentitud, como si quisiera reconocer al tacto cada milímetro de este, y siguió con su caricia y exploración del hombre que la besaba, hasta llegar a su cintura, donde encontró problemas para proseguir, pero eran tales sus ansias y protestando con un leve gemido comenzó a tirar de sus pantalones, lo que provocó que Max sonriera y con un gemido de protesta se levantó y comenzó a desnudarse para ella, Serena solo pudo admirar la fuerza de ese magnífico cuerpo masculino que tenía frente a ella, y tras dejarse admirar un par de segundos, con una sonrisa en los labios y todo el amor que sentía reflejado en sus ojos se tendió a su lado en la cama.

-Estas seguras de esto, mi amor?

-Jamás, estuve más segura de nada.

-Serena, cariño, jamás te lastimare

-Ya lo sé querido, sé que nunca me harías daño voluntariamente, Max te amo-

-Yo también te amo querida.

          Max comenzó a besarla y a acariciarla enredándose en su cuerpo, haciéndolo suyo. Esa noche Max comprendió lo que era verdaderamente hacer el amor,  con la mujer con la que quería compartir el resto de su vida.  Y tras quedar satisfechos se quedaron dormidos la una en brazos del otro.

A la mañana siguiente, tras despertarla con un beso

-Ándale floja, que llegaras tarde a trabajar.

-En un momento estoy lista- dijo mientras salía corriendo a  ducharse.