Un aspecto fascinante es que Dios tiene el control absoluto de las tribulaciones que padeció, padece y padecerá su pueblo, nos da un consuelo enorme al decirnos que cada prueba que va a mandar a su iglesia, es limitada; “y tendréis tribulación por diez días”; o sea que la prueba no es para siempre; aunque obviamente no sería fácil afrontar este panorama, ya que de esta palabra podemos sacar muchas conclusiones de carácter profético acerca de la tribulación venidera para la iglesia en Esmirna, ya que nuestro Señor pudo haberse referido al decreto que promulgo el emperador Diocleciano en el año 303 d.C. en donde se prohibía la práctica del cristianismo en todo el imperio y lo más curioso de este hecho es que el decreto tuvo una duración de 10 años, cifra que tiene relación con la palabra del Señor, con respecto a la cantidad; y tendréis tribulación por diez días. Otro hecho al cual pudo referirse el Señor, es a las grandes oleadas de persecuciones que llevarían a cabo una serie de crueles y despiadados emperadores en contra del cristianismo por todo el imperio romano, como lo fueron; el emperador Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Severo y Diocleciano, este último fue el que duro diez años y se dice que fue el más despiadado y cruel de todos en el cual perecieron 800 cristianos a sus inicios y al final del decreto hubieron 1,500 mártires, teniendo como resultado la muerte de 2,300 cristianos aproximadamente en los tiempos del emperador Diocleciano.