Los misterios del Tzolkin

IX

de un lado para el otro, parecían simples bufones ante la idea que rondaba la mente de Silvia, buscaba por todas partes esa figura monstruosa vista en el extraño cómic. 

La luz de la luna era lo único capaz de iluminar una zona tan apartada de la ciudad, por todas partes se podía ver publicidad anunciando una nueva zona residencial. Nadie pasaría, nadie vería nada y en especial nadie podría escuchar sus gritos  si intentaba pedir ayuda, la desesperación le impedía pensar claramente. Camino siguiendo el rastro hasta llegar a una construcción en obras negras.  Los tres chicos se encontraban atados de pies y manos, colgando de una rama. Pronto Silvia notó la similitud con el cómic, los detalles al azar aparecen al fin tener un significado, en ese momento no titubeo, se colocó en posición de combate y analizo a sus adversarios. Algo era diferente lentamente una figura gigantesca apareció entre los escombros de una construcción, el más grande de todas esas criaturas, apareció y la página consumida en oscuridad de ese extraño ser llegó a convertirse en una realidad desoladora. No pudo acercarse, las figuras más pequeñas se lo impidieron y la lucha fue continua hasta que Silvia quedó atrapada.

La batalla parecía perdida hasta que Norma apareció, dándole una patada al más grande, notó como eso lo desestabilizó y comenzó a darle puñetazos terminando con una patada. Ese pequeño momento cuando el gigantesco monstruo fue golpeado, le permitió a Silvia escaparse y responder los impactos.

—¿Con que esto era a lo que te referías? —preguntó Norma.

—Pero, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Silvia.

—Es un caos la escuela, te busqué cuando saliste y no pude creer que por poco y te pierdo. Corriste muy rápido —dijo Norma mientras alzaba los puños—. ¿Nunca antes has estado en una pelea callejera verdad?

—¿Soy tan obvia? —dijo Silvia mientras sonreía un poco.

Las chicas se defendieron ágilmente de los pequeños grupos de monstruos que las atormentaban. 

—¿Tienes algún plan? —preguntó Norma.

—Si, pero no se si funcione, necesito que te encargues de los más pequeño y yo iré por el más grande —dijo Silvia.

—¿Estás segura? —preguntó Norma.

—No.

Las dos chicas se separaron. Silvia utilizó sus uñas para hacer un pequeño corte en sus nudillos, después usando su sangre pintó sus puños y los toco. Una luz emana de ellos y los monstruos alejan la mirada, incluso el más grande trato de cubrir esas la luz con sus manos. Silvia respiró profundamente, se colocó en su posición predilecta concentrándose en el enemigo y comenzó a golpearlo con todas sus fuerzas, el gigantesco monstruo se retiró, no podía defenderse.

 



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En el texto hay: mayas, mayas y aztecas, criaturasmagicas

Editado: 29.09.2023

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