Capítulo 6: Me quedaré para siempre

Despertó con sudor frío corriendo por su nuca y la memoria fresca del choque, el recuerdo lo mantuvo en vela la mayor parte de la noche, cuando lograba conciliar el sueño su mente viajaba de regreso al accidente, específicamente al momento en el que arrodillado sobre el charco de sangre contemplaba los ojos muertos de su madre. Pero, algo estaba mal, ya no eran del gélido color gris que lo perseguía todo el tiempo, ahora eran ambarinos.

Se puso de pie y caminó hacia el baño a lavarse la cara, pero primero lavó sus manos. Entre los dedos, el dorso, la palma y las muñecas, su padre se había quejado de este hábito con el doctor Pearson, pero Kaidan nunca le vio problema.

— Te ves como algo que escupió un gato— dijo Keiden con una sonrisa malévola que daba la impresión de que sabía algo que Kaidan no, esto le molestaba.

— Cállate — respondió mientras sobaba frenéticamente su rostro, como intentando borrar cada mancha de sangre de su sueño.

— ¿eh? Uno pensaría que estarías más feliz, digo. Hoy ves a Julian— respondió el reflejo fingiendo inocencia mientras enroscaba en sus dedos un mechón de cabello

— y a su hermana — dijo mientras agarraba una toalla para secarse la cara

— Oh, así que es eso lo que te preocupa—

— Keiden, no...— pero antes de que pudiera refutarle el reflejo habló

— Supongo que es normal, la única mujer con la que alguna vez te has relacionado era tu madre y pues...ya sabemos que le pasó a ella— Kaidan no pudo contener la arcada que sintió al pensar en ello — Relacionarte con el género opuesto te aterra, ¿verdad? Y una parte de ti sabe que si arruinas esta reunión es probable que Julian no vuelva a hablarte, a penas lo conociste y ya lo vas a perder. Pero, no te preocupes, todos se van. Nathalie, se fue, hace meses que perdiste a tu padre y ahora perderás a tu amigo — Sus manos empezaron a temblar y las lágrimas se acumularon en sus ojos — Todo va a estar bien Kaid, yo estoy aquí y me quedaré para siempre—

Con eso fue suficiente para que Kaidan perdiera la compostura, sus rodillas cedieron ante la presión y cayó al suelo, se arrastró hacia el retrete y vomitó bilis tan amarga como las palabras del reflejo, vació el inodoro y se quedó en posición fetal durante unos segundos en el suelo, cuando se sintió un poco más fuerte se puso de pie cuidadosamente y sin dejar que su reflejo se proyectara en el espejo tomo su cepillo, la crema de dientes y se cepilló con la esperanza de quitarse el mal sabor de la boca. Terminado esto se metió a la ducha y lavó su cuerpo como si con cada pasada que daba pudiese borrar las memorias de la noche y con cada gota que caía sobre él, su mente se limpiara de las palabras de Keiden, se lavó el cabello y salió envuelto en una toalla. Se puso su mejor par de jeans, una simple camisa blanca y sus tenis más presentables.

Salió de la habitación y lo recibió el aroma a pancakes, bajó por las escaleras y se encontró a Bethany vistiendo una de las camisas de su padre mientras preparaba el desayuno, estaba de espaldas a él. Consideró escaparse sin saludar, pero el ojo de Alaric fue más rápido que él.

— ¡Kaid! Pensaba que nunca bajarías, te presento a Bethany— dijo señalando a la rubia que lo saludó con la mano

— Hola Kaidan, ya nos hemos visto en el consultorio— dijo ella con una sonrisa

—...Si— dijo y se volteo hacia su padre —voy a salir a desayunar con unos amigos—

— ¿eh? Pero si Beth hizo el desayuno para los tres— enfatizó sus palabras señalando a la pila de pancakes

Kaidan tomó uno y se alejó hacia la puerta no sin antes decir — Gracias Bethany —

Salió de casa y caminó por la avenida camino a la calle 23, podía sentir como sus nervios aumentaban con cada paso y como sus manos empezaban a sudar, las limpió contra sus jeans y se recordó a si mismo lo gentil que era Julian, se esperanzó en que su hermana también lo sería.

Llegó al sitio indicado y cuando entró los hermanos ya estaban en una mesa que desgraciadamente estaba junto a una ventana. Julian sonrió al verlo entrar y le indicó que se acercara, caminó hacia ellos y le devolvió levemente la sonrisa a Julian.

Al llegar Jules estiró la mano para que Kaidan la apretara y cuando este respondió se vio halado hacia un abrazo por parte del otro, se le pusieron los nervios de punta y su cuerpo se tensó al instante, Julian debió notarlo ya que no tardó en soltarlo.

— Hey Kaid, ¿Cómo estás? — preguntó con una sonrisa

— Bien. ¿Y tú, Jules? — El apodo se sentía extraño en su lengua, pero no en el mal sentido.

— Podría estar mejor, pero también podría estar peor. Así que o me quejo — se río y parecía que iba a seguir hablando hasta que alguien se aclaró la garganta.

Ambos volteamos a ver a Cassandra, tenía el cabello recogido en una coleta y le tendió la mano en forma de saludo. Kaidan la estrechó y habló — Mucho gusto Cass, soy Kaidan—

— Mucho gusto Kaidan, soy Cassandra— dijo y en ese momento Kaidan estuvo seguro de que todos los Kane sonreían de la misma forma, como si no conocieran maldad alguna en este mundo.

Julian y Kaidan, que habían estado de pie todo este tiempo se sentaron, Jules junto a Cass y Kaid frente a ellos.

— ¿Qué tal tu mañana? — preguntó el chico de ojos ambarinos moviendo las cejas de manera sugerente

—... ¿por qué preguntas? — respondió incomodo pensando en su episodio con Keiden

— Anoche me contaste que tu papá llevó una chica a casa — dijo con un leve encogimiento de hombros — Y la verdad te ves como si no hubieras dormido nada anoche—

Mierda, lo notó. Al menos tenía la excusa de Bethany

— Hicieron tanto ruido que incluso consideré acercarme a ver si la chica estaba bien— dijo en tono de broma y funciono, los hermanos se rieron.

— ¿Les parece si pedimos algo? No sé ustedes pero yo me estoy muriendo de hambre— sugirió Cass

De la nada Kaidan sintió como se formaba un nudo en su esto mago y su garganta empezó a arder en el recuerdo de la bilis, como si eso no fuese suficiente en ese momento pudo sentir a su reflejo en la ventana observándolo fijamente, se pregunto si ellos también lo verían.