La noche llegó cargada del agotamiento propio después del episodio en el café, su padre estaba en la sala y Bethany, por alguna razón, seguía aquí. Keiden se había negado a manifestarse después de lo ocurrido en la cafetería y Kaidan gozo de los momentos de paz, pero en el fondo de su cabeza la paranoia seguía presente, ¿Por qué de la nada el reflejo había decidido dejarlo en paz? ¿Qué estaba tramando? Apartó esas voces y se recostó pacíficamente en su cama hasta que lo recordó, había olvidado escribirle a Julian, tomó su celular y abrió la app de mensajería.
— llegué
Escribió acompañado de un Emoji que el asociaba con la pena acompañado de unas manos que parecían estar rezando.
— eso supuse.
Respondió Julian con un Emoji que torcía los ojos, y Kaidan aceptó la molestia del otro. Salieron de la cafetería a las 11:30 y apenas a las 7 es que se le ocurre hacerle saber que llegó bien.
No intentó seguir la conversación, dejo su teléfono a un lado de su almohada, ignoró los llamados de su padre a cenar y fingió estar dormido hasta que realmente lo estuvo.
En sus sueños caminaba descalzo por un pasto tan verde que parecía artificial, el sol golpeaba su piel, pero no lo lastimaba y al final del prado había un mantel, una cesta de picnic y una mujer recostada de espaldas a él, caminó hacia allá con pasos tranquilos, disfrutando de la sensación de la tierra entre sus dedos. Cuando llegó al mantel la mujer se volvió para verle. Era su madre, llevaba un vestido holgado y un sombrero amplio para cubrirse del sol, sonreía y le servía un trozo de pie de limón, su favorito. Y entonces habló mientras señalaba a un lienzo que descansaba en el pasto, era el rostro de Kaidan, pero parecía estar dividido en dos, la parte izquierda tenía su color de ojos. Y la derecha estaba a punto de pintarse, en su pincel había un tono entre naranja y rojo
— debes ser fuerte — Con su mano libre tomo una de las de Kaidan y la guio hacia el pincel.
— ¿Cómo se va a llamar esta obra? — preguntó curioso.
— Keiden —
Kaidan despertó de golpe sintiendo el frío invadir todo su cuerpo, el recuerdo del cálido sol del prado parecía tan lejano, Caminó con pies temblorosos hasta su espejo de pie y se paró frente a él, esperó unos segundos hasta que sus orbes ardieron en llamas.
— ¿Qué eres? — preguntó con voz dudosa.
— Soy tu ira, soy tu frustración, soy tu miedo, soy todas las emociones que acabaran contigo. Porque ese es mi deber, destrozarte— Respondió el reflejo y en su rostro se veía la furia.
— No...no, nada tiene sentido— dijo en voz baja y entrecortada.
— Estas sosteniendo una conversación con tu "reflejo"— hizo las comillas en el aire —en el espejo, ¿crees que la lógica se aplica aquí? —
Corrió al baño y vació el contenido de su estómago en el retrete, Keiden tenía que estar mintiendo
Cientos de voces discutían en su cerebro simultáneamente, todas con un argumento diferente acerca de si Keiden decía o no la verdad.
— ¡YA... CALLENSE! —gritó a todo pulmón y mágicamente se hizo el silencio, excepto por el sonido de pasos corriendo escaleras arriba, por un momento esperó que fuera la parca viniendo por él, pero la vida nunca es tan fácil.
— abre la puerta, ¡Kaidan abre la puerta! — escuchó la voz de su padre desde el otro lado de la puerta y veía como este forzaba el pomo.
— ¡Déjame solo! — exigió mientras sentía como las lágrimas corrían por su rostro.
— ABRE LA MALDITA PUERTA O LA DERRIBARÉ A PATADAS— gritó Alaric
Kaidan se volvió hacia el espejo y apoyo sus manos en el lavamanos.
— Dijiste que querías matarme, ¡Hazlo! Te reto — dijo con voz iracunda mientras esperaba a que su reflejo se manifestara, los gritos de Alaric habían quedado en un segundo plano, solo importaba su reflejo.
Keiden apareció con una sonrisa y apoyo una mano en su lado del reflejo, con los ojos le indico que la tocara, Kaidan gritó con todo el aire en sus pulmones y de un puñetazo quebró el cristal, en ese momento una risa infernal se escuchó en el baño, la luz empezó a fallar esporádicamente y una sombra salió volando del espejo, se estrelló contra las paredes y escapó en el momento en el momento en que Alaric derribó la puerta.
Kaidan se armó con uno de los fragmentos de espejo y desorientado levanto la vista hacia su padre que ahora lo sacudía por los hombros, pero no podía oírlo, cuando bajó la mirada a su mano vio lo sangre gotear al piso y entonces perdió la conciencia.
Entraba y salía repetidamente del estado de inconsciencia, cuando se "durmió" estaba en el suelo del baño entre fragmentos de cristal, cuando "despertó" su cabeza estaba en el regazo de Bethany y estaban en el auto, cuando durmió Bethany susurraba — descansa, vas a estar bien —
Despertó por completo para encontrarse a sí mismo en una camilla de hospital, llevaba una bata, tenía ambas manos vendadas al igual que algunos vendajes en los pequeños cortes en su rostro, estaba conectado a lo que parecía ser suero, su primer impulso fue intentar arrancar la aguja que le inyectaba el líquido, y pudo haberlo logrado si en ese momento su padre no ingresaba.
— ¡Kaid! — Gritó mientras se apresuró a intentar detener a su hijo — ¡AYUDA! Por favor, ¡alguien ayúdeme! — entonces dos enfermeros entraron corriendo en el cubículo e inmovilizaron sus manos a ambos lados de la cama.
— Papá, sácame de aquí, volvamos a casa con mamá— dijo entre llanto — quiero irme a casa, mamá me está esperando—
Vio a Alaric y este también lloraba, una mujer rubia sostenía su mano.
— ¿Quién es ella? ¿Dónde está mamá? — inquirió el chico llorando a cantaros.
Antes de que pudiera seguir suplicando una aguja ingreso en su brazo y el líquido corrió por sus venas arrojándolo de vuelta al sueño, antes de ceder por completo ante los químicos escuchó.
— Episodio psicótico grave, necesita reposo—
Editado: 20.12.2021