Los Ojos Del Mal

Reencuentro

Hacía unos días había entrado el invierno de nuevo y ese día frío por la mañana sabía a dónde quería ir, lo de Tommy me tenía preocupada, estaba cambiando mucho. Necesitaba escapar un momento, pero ya estando camino a casa de Demian me sentí un poco inquieta.

Sentía un deseo de encontrarme con él, tal vez no existía un sentimiento fuerte de amor, pero si estaba creciendo. Llevábamos meses de conocernos y apareció de nada en mi vida. Me hacía sentir bien a pesar de todo lo que me rodeaba y estaba a mi lado. De una manera extraña existía una conexión entre nosotros. Se dio de manera rápida; en poco tiempo nos acostumbramos al otro, pero no podría decir si lo conocía del todo. Había mucho de él que aún era desconocido para mí. Es curioso como le presto tanta atención a las personas y logró notar tantas cosas, pero en el caso Demian es distinto. Simplemente es un chico muy reservado. No deja a la vista mucho de él, a pesar de que se deja controlar por sus emociones no conozco aún mucho de su vida personal.

Más que amor creo que desarrollamos curiosidad, ya sea por dada la situación que nos rodea o es simple costumbre. Entre nosotros existía un cariño diferente, era el deseo de ayudar al otro y no querer que se sienta afligido tal y como soy con Tommy. De lo que sí estaba segura es que en realidad aunque no exista un sentimiento tan fuerte como amor hacia Demian, lo necesitaba y eso me asustaba un poco. No sabía si él necesitaba de mí del mismo modo que yo, tampoco lo conocía lo suficiente como para saberlo o que cosas es capaz de llegar a hacer. No sabía nada de eso y me hizo sentir un poco triste, pero ciegamente confiaba en él y le quería.

La tienda se encontraba abierta, así que pase, mire dentro y Demian se encontraba atendiendo a una persona. Al verme me hizo una señal para que entrara a su casa, le obedecí. Llegue hasta su habitación, mire a su abuelo y me hizo una expresión de saludo, pero no dijo nada.

Ya había pasado casi media hora y estaba un poco aburrida así que se me ocurrió tomar uno de los libros de su estante y leerlo.

Faltaba poco para cambiar con uno de los empleados de mi abuelo.

Mire a Kaila en la entrada, traía una expresión entusiasmada y le hice esperar dentro, de seguro iría directo a mi habitación.

El cliente que atendía estaba tardando demasiado, yo solo miraba el reloj y le sonreía cada vez que volteaba donde me encontraba. Finalmente se decidió y tomó un jarrón blanco que tenía unos dibujos de estilo oriental, un dragón azul con ciertos círculos y otros adornos en dorado.

Lo despedí con una sonrisa y se fue satisfecho de su compra. Casi de al mismo tiempo llegó el otro empleado.

Inmediatamente subí. En ese momento decidí no hacer mucho ruido. Opte sólo por quedarme observándola. Kaila estaba sumida en uno de mis libros. Parecía estar tan concentrada que no había notado mi presencia, yo notaba sus expresiones que seguramente al sentir que no había nadie, no se preocupa en ocultar. Cuando llegué tenía una expresión de duda mientras movía sus ojos de un lado a otro entre las páginas. Poco a poco fue frunciendo el ceño y sus ojos pasaron de tener duda a tener frustración.

Paso la página rápidamente con entusiasmo y de repente se le iluminaron los ojos, se le escapó una sonrisa. Me encontraba fascinado de de ver tantas expresiones distintas, pero alzo su mirada entre el libro y volvió a sonreír mientras me veía.

—Te gusto el libro —pregunté con una sonrisa.

—Pues sinceramente está muy interesante —dijo Kaila cerrando el libro.

—Te lo puedes quedar si quieres.

—Enserio, ¡Gracias! —dijo Kaila sonriendo.

—De nada —respondí.

—Cuánto tiempo llevas en la puerta.

—No mucho ¿Vienes a leer?

—No, lo hice porque estaba aburrida de esperar.

—Ya veo, bueno me alegra que disfrutaras un pequeño momento de la lectura.

Demian se sentó a mi lado y me tomo la mano con una sonrisa muy dulce y yo le respondí del mismo modo.

—Tu abuelo podría vernos —dije un poco sonrojada.

—¿Y eso que importa? —respondió Demian. ¿Quieres té o lago de beber?

—No tranquilo estoy bien.

—Por cierto ¿Donde esta Tommy? —preguntó Demian curioso.

—Está jugando en casa de un amigo.

—¡Genial! —dijo Demian—. ¿Kai te pasa algo?

—No, estoy bien ¿Por qué lo dices? —pregunté curiosa.

—Tu rostro se ve cansado, parece que no dormiste bien.

—Tienes razón, estos últimos días Tommy ha estado actuando muy extraño.

—¿Muy extraño? ¿A qué te refieres con eso?

—Ha tenido continuas pesadillas. Despierta llorando entre gritos. La verdad estoy un poco preocupada.

—¿Qué tipo de pesadillas? Es un niño, es normal que las tenga ¿no?

—Pero sus pesadillas son relacionadas con ese hombre. Creo que esta recordando. Al principio no le tomé demasiada importancia, pero ahora es distinto. Su personalidad también ha cambiado.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Demian.

—Se ha vuelto un poco distante,ya no habla del mismo modo que antes. Su elocuencia ha cambiado, se ve…. No sé, triste quizás.

—No te preocupes demasiado, ha transcurrido demasiado tiempo. No creo que sean recuerdos. De seguro se debe al estrés, tal vez hasta ahora lo está demostrado. No me has dicho tú que estuvo muy tranquilo.

—Tienes razón, lo más seguro es que así sea. De alguna manera Demian siempre me hacía sentir bien.

Cuando regrese a casa Tommy se durmió profundamente a pesar de que no era de noche.

Aunque Hablar con Demian me había tranquilizado un poco, aún había una corazonada de que algo no estaba bien.

De repente apareció mi Tío.

—¿Qué quieres? No es normal que vengas a mi habitación.

—Tu jefe llamó, dijo que debías ir de manera urgente. Necesita tu ayuda para algo.

—¿Mi jefe? No te dijo de que se trataba —pregunte curiosa.




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