Elvira había salido corriendo hacia la consulta del médico, estaba a una cuadra de la residencia por lo que no tardó en llegar junto a él, cruzaron la reja y caminaron hasta el umbral de la puerta cuando escucharon un gran alboroto; silbidos y galopes de caballos.
Se voltearon extrañados.. Elvira sintió como su corazón se detuvo, Anastasia estaba con Gregory sobre un caballo, y detrás de ellos un grupo de policías.
Corrió tan rápido como sus pies se lo permitieron, Anastasia por otra parte bajo del caballo con la ayuda de Gregory.
-¡Oh, hija mía! -dijo acariciando su rostro con ternura y verificando con desespero que no tuviera un solo rasguño -. Dime que estas bien, que no te hicieron nada.
-Madre -Anastasia besó su frente -. Estoy bien, no me paso nada malo, te lo prometo.
-Cariño, estuve tan preocupada y asustada, si algo te pasara, ooh yo me muero, me muero.
-Madre, no digas eso, nada malo me pasará -Anastasia vio sobre el hombro de Elvira -¿Qué hace el médico en la puerta?
-Lady Christine está grave, tiene un corte profundo en su brazo, ha perdido mucha sangre.
-Vamos, necesito verla -se tomó del brazo de Elvira y caminaron a paso rápido hacia el médico.
Subieron la escalera, cruzaron el pasillo, y llegaron a la habitación.
Anastasia vió a Christine sobre su cama, el brazo lo tenía empapado de sangre, su rostro estaba pálido, y Lady Johanne sostenía su mano.
La joven sintió sus piernas tambalear, su corazón se oprimió y su mirada se llenó de tristeza, sintió que era su culpa, si ella no la hubiese defendido, si no hubiera puesto resistencia, nada habría pasado.
Se acercó a paso lento hasta la cama, el médico ya estaba tomando la temperatura de la Condesa, y preparaba todo para suturar la herida.
Lady Johanne quiso acercarse a ella, consolarla, pero recordó que su hijo la había rescatado, y ¿dónde estaba él?... le dió una mirada a Elvira y se fué silenciosamente de la habitación chocando con el cuerpo de Julieta.
La joven entró con los paños y el pote con agua, pero al ver a Anastasia sobre su madre, entró en cólera y gritó;
-¿Qué haces tú acá?, es tu culpa que mi madre esté así, no has traído más que desgracia a esta familia.
Anastasia escuchó la voz de su hermana, y por primera vez creyó que ella tenía razón, sintió mucha culpa, si tan sólo no la hubiera defendido, no estaría en ese estado. ¿Qué haces cuando el sentimiento de culpa te embarga?... te retira. No pudo ver a los ojos de Julieta, se levantó con el rostro cabizbajo, y caminó hacia la puerta.
Julieta, aun enfadada la empujo con el costado de su cuerpo -. Mírame a la cara, y dime que me equivoco, dímelo - gritó.
Anastasia levantó su mirada nublada de lágrimas, y le dijo: -No Julieta, no te equivocas, me voy.
-Si, es lo mejor que puedes hacer.
Con el corazón abrumado y triste se fué, no quería y no podía respirar el mismo aire que Julieta, lo mejor era salir y esperar a que las aguas se calmaran.
Elvira observó la escena ofuscada, y cabreada, siempre era lo mismo con Julieta, y sin dudarlo se acercó a ella totalmente determinada, se plantó frente a ella y hablo : -Sabes, estoy cansada de tu actitud, eres una altanera, soberbia, insolente, y arrogante, ni por respeto a tu madre, que se encuentra convaleciente, eres capaz frenar tu lengua venenosa, ya verás, la vida te devolverá todo el daño que has hecho, ya verás.
Julieta casi se desmaya de la impresión, nadie, nunca se había referido a ella de esa manera, con esas palabras tan ofensivas y ciertas, absolutamente nadie tenía el coraje para eso... con su rostro colorado de la vergüenza decidió irse a su cuarto, se acercó a su madre, le dió un cálido beso en la frente y luego caminó rumbo a la habitación de enfrente, no sin antes, dar una mirada de odio a Elvira.
~•~•~•~•~
Lady Johanne llegó a la entrada de la casa, observó cómo el guardia encargado de la escolta conversaba con su hijo, supuso que ya sabría de la terrible muerte del Conde.
Gregory al verla, sonrió y corrió hacia ella, se abrazaron por unos segundos.
-Hijo, Gracias a Dios que estás bien, ¡te dije que esperaras!
-Madre, no podía esperar, se trataba de la vida de la mujer que amo.
-Lo sé cariño -puso una mano sobre mano en su mejilla -. Eres un hombre valiente, muy valiente, estoy orgullosa de ti hijo mio.
Gregory sonrió -. Te amo madre, lo mejor fue haber vuelto.
-Yo también te amo hijo, y sí, fué lo mejor, este es tu lugar -Hizo una pausa -. ¿Ya sabes lo que pasó con el Conde?
-Si, me lo contó el guardia del rey, la policía retirará el cuerpo ahora. Lady Christine y Julieta, ¿saben?.
-No, Lady Christine está delicada, el golpe que le propinó el Conde fue terrible, tiene un corte en su brazo, muy profundo, puedo jurar que casi se ve al otro lado, ha perdido demasiada sangre, y tiene fiebre, Anastasia está con ella.
-¿Con ella?, pero si viene caminando hacia acá.
-Ay hijo, como le contamos lo del Conde, ¿le dices tú, o le digo yo?
-Yo le digo, después de todo, él cosechó lo que sembró.
-Eso es verdad, que lamentablemente, lo mejor hubiera sido que pagara sus crímenes tras las rejas
-Tal ves, shh ahí viene.
Gregory extendió su mano a Anastasia y besó sus labios. Lady Johanne se dió la vuelta y caminó
-Amor mío, ¿Por qué tiene esa cara?, ¿Que paso? - preguntó él.
-No...no, nada, es sólo que, siento tanta culpa al ver a Christine así, si no me hubiese resistido a los hombres, ella no me habría defendido, y el Conde no la habría golpeado.
-Anastasia -la atrajo hacia él, y la contuvo entre sus brazos -. No digas eso, ni siquiera lo pienses, ella hizo lo que cualquier madre haría, defendió a su hija, y si tu no te hubieras resistido, ella te hubiera protegido de igual manera, así que por favor - puso una mano en su mentón y levantó su rostro hasta que sus narices se tocaron -. No estes triste, ella estará bien, estoy seguro. Además debo decirte que fue ella quien me alertó de los planes de tu padre y esos delincuentes.
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Editado: 21.01.2023