Estas semanas estuvimos
alejados, pero te recordé.
Te pensé en el canto del pájaro.
Te soñé en las curvas
de las montañas.
Lancé cada piedra
contando tu nombre.
Me detuve en el atardecer,
las nubes dibujaron tus ojos.
Te pensé al sentir la tierra
bajo mis pies descalzos.
Extrañé la ultima
lluvia de noviembre...
Escribí cartas pensando
en las fiestas y a ti en mi navidad.
Me lancé al agua, para
hundirme en el recuerdo de tus palabras.
Estas largas semanas
me he dedicado a pensarte.
Cuando el avión despega,
le digo adiós, le cuento
historias esperando que
vuele sobre el techo de
tu casa, sé que es imposible...
Te pensé al sentir el viento;
Te pensé incluso en el silencio.
Te pensé bajo el sol ardiente.
Caminé durante varias horas,
di miles de vueltas sobre mi cama.
Salté obstáculos invisibles.
Y te pensé en cada paso,
en cada respiración, en cada resonar.
En el aullido de mi perro,
en el maullido de mi gato.
Te pensé en el cacarear del
gallo, y hasta en los
gritos de mi hermana.
Te pensé en los regaños,
incluso cuando era ignorada.
Pedaleé hasta perderme con
mi bicicleta, hasta que mis
mejillas se tiñeron color carmín.
Y ahí cansada, sin
respiración, pérdida en
el horizonte... ahí, ahí te pensé yo.
—Para el chico de los dibujos.