Desde pequeña escuche de todas las personas decirle a mi padre que sería difícil para el cuidarme, que con la ausencia de mi madre yo sufriría y tendría problemas con el tiempo, lo cual siempre me molesto, después de todo puedo asegurar que mi padre es el mejor del mundo, me dio todo el amor que ninguna otra persona pudo darme, me educo de la mejor manera posible, además de ello, nunca sentí la ausencia de mi madre, ella siempre estuvo ahí para mí, incluso puedo decir que conocía a mi madre como a la palma de mi mano. Y esto fue todo gracias a mi padre, pude saber sus gustos, su música favorita, sus flores favoritas, sus lugares favoritos y gracias a ella pude encontrar el amor hacia los libros, gracias a ella y a los libros que recibía de parte suya cada vez que pasaba algún acontecimiento importante en mi vida pude superarlos o disfrutarlos de la mejor manera debido a que supo elegir cada libro para esos eventos. Al tener mi primera amiga recibí un libro de una historia de las mejores amigas, dejando una nota diciéndome que esperaba que yo pudiera elegir a la persona correcta para entregarle mi amistad. O cuando tuve a mi primer amor recibí un libro que hablaba acerca de ello, para ser sincera en esos momentos estaba tan en las nubes que lo que decía el libro me parecía tan maravilloso que disfrute bastante leerlo, dejando una nota al final de cada libro que me entregaban, ahí fue donde me di cuenta del porque todos los consejos o cosas que me quería decir los decía por medio de libros, mi madre, al parecer, era pésima expresando sus sentimientos, lo cual me parecía interesante el cómo alguien que devoraba libros no pudiera encontrar las palabras correctas para decir lo que siente. Cuando dije esto, mi padre solo sonrió diciéndome que, exactamente, eso era lo que la hacía interesante, ya veo, estos dos son tal para cual.
En cada aniversario de mis padres íbamos a la playa con todos mis tíos Jack, Ren, Matt, Ethan y Carter y mi tía Sara, mis abuelos nos acompañaban en ocasiones, por alguna razón podía sentir el amor en este lugar, el amor de mis padres, mi padre me contaba acerca de las aventuras que vivieron en ese lugar, lo cual siempre disfrute escuchar, disfruto conocer la historia de amor de ellos dos, encontré un cuaderno decorado con flores en la habitación donde se encontraban las cosas de mi madre la cual contaba cada una de las historias vividas, que poco después pude ver retratadas en los cuadros que mi padre pinto, cada escena descrita estaba plasmada en esas pinturas, el primer cuadro que vi fue, el de mi madre llorando debajo de un gran árbol, al verlos era como si la vida de ambos pasara ante mis ojos, como si yo estuviera viviendo esos momentos con ellos, el último cuadro que vi fue, donde mi madre me tenía en sus brazos y mi padre se encontraba leyéndonos un libro a ambas, no pude evitar emocionarme con cada una de esas escenas, después de todo cualquiera quisiera vivir una historia de amor como esa. Después de haber encontrado el cuaderno entre esa misma caja se encontraba una botella de vidrio con una nota que decía: “los sentimientos que tengo por ti no los puedo expresar en palabras, aun no existen palabras exactas para poder hacerlo, ni puedo expresarlo con ejemplos ya que lo que existe no es suficiente para ello. No importa cuántos años pasen, sé que estos no desaparecerán, incluso después de la muerte estos permanecerán y se volverán eternos.” Cuando leí la nota, no pude evitar sonreír, me di cuenta que mi padre volvió eternos sus sentimientos por mi madre después de todo, el nunca volvió a salir con alguien más, se dedicó a cuidarme y amarme, y a recordar a mi madre toda su vida.
Cada año por la muerte de mi madre mi padre sembraba una flor en el jardín que se encontraba en la parte de atrás de la casa, cada año este iba aumentando cada vez más y más, lo cual se veía maravilloso, en muchas ocasiones me tome fotos en este lugar para presumirlas en las redes sociales y mis amigas siempre venían a mi casa, venían a observar las flores y ese gran árbol que mi padre cuidaba con tanto amor, en una ocasión le pregunte a mi padre que por qué mejor no compraba ramos de flores y se los colocaba al gran árbol donde se encontraban enterradas las cenizas de mi madre, el me miro diciendo: -si hiciera eso, tu madre sería capaz de atormentarme en mis sueños, diciendo “has matado a esas flores por mi culpa”, así que, en lugar de matarlas, es mejor hacerlas vivir junto a ella- mis amigas se quedaron anonadas con ello lo cual pensé que se habían enamorado de mi padre, pero por alguna razón después de haberme dicho eso yo comencé a sentirme mal cuando arrancaban una flor para regalarle a alguien más, mis amigas comenzaron a utilizar la misma frase que mi padre nos dijo, a causa de ello no recibimos rosa en el día de nuestra graduación.
Mi tía Sara a veces se veía preocupada por mi futuro después de todo me decía que me la pasaba leyendo encerrada en la biblioteca lo cual no le parecía normal, pero para mí sí lo era, me encantan los libros, el cómo descubres mundos diferentes por medio de ellos y como te pueden ayudar en varios acontecimientos de la vida, como lo fue en mi caso, aunque siempre encontraras personas que te digan que los libros solo te llenan la cabeza de cosas absurdas que ni siquiera existen, pero vamos, eso es lo maravilloso de ellos, en como tu imaginación puede elevarse de gran manera y hacer lo imposible posible. Pero bueno, agradezco que mi padre nunca me cuestiono acerca de esto y en muchas ocasiones se ponía a leer libros conmigo contándome que mi madre y él siempre lo hacían y gran parte de su tiempo se la pasaban leyendo juntos. Así que tía no me puedes culpar por esto, después de todo ya viene en mis genes.
Con los años y debido al gran amor que le tenía a los libros comencé a enfocarme en la carrera de escritora, si mi madre estuviera viva, estoy más que segura que se emocionaría por esto, después de todo, mi padre en ocasiones pensaba que se emocionaba por los dos, comencé con pequeños poemas de amor, los cuales poco a poco se fueron convirtiendo en novelas, los cuales me hicieron ganar varios concursos cuando estaba estudiando, poco a poco las novelas de romance comenzaron a tomar popularidad, lo cual me emocionaba, después de todo, me sentía muy feliz por el hecho de que a las personas les gustaba las historias que plasmaba en las hojas de papel. Después de varios años, en ocasiones, pensaba que me quedaba sin ideas, pero por alguna razón cuando me encerraba en la biblioteca o en la habitación donde se encontraban los cuadros que mi padre había pintado la inspiración regresaba a mi como si nada.