Ya había terminado todo.
Había vengado la muerte de mi familia.
Y por fin sentí paz.
Por fin pude sonreír de verdad.
Quizás algunas personas crean que la venganza en mala y quizás tengan razón.
Pero, para mi saber que los culpables de sus muertes fueron castigados me había liberado.
—Ya no tengo pesadilla— les conté
—Ahora cuando los recuerdo sólo veo sus sonrisas—mencione acariciando sus lápidas.
—Ahora puedo buscar mi propia felicidad. Como siempre lo quisiste mamá—puse una rosa blanca su preferida en su lapida.
—Ahora puedo recorrer el mundo como siempre soñaste papá— puse una de nuestras fotografías juntos.
—Y quizás puedo encontrar a mi príncipe azul como siempre imaginamos Ana—coloque su muñeca favorita.
—Los amé, los amo y los amaré por toda la eternidad—dije para alejarme de aquel cementerio, donde descansaba mi familia sabiendo que algún día yo estaría con ellos.
—¿Y ahora adonde Isabela?
—¿Dónde quieres ir Madi? — Pregunte con una sonrisa a mi mejor amiga, a mi hermana del alma, la que me apoyo en todo, mi cómplice en cada plan, después de todo ella llego poco más de un año antes a Hill Lane para acercarse a Sofía y hacerse amiga de la chica enamorada de un Tyler y asi hacerse amiga de la chica nueva que llegaría un año después, hacerse amiga de mí.
—Quizás España o Francia, mejor México siempre quise conocer México—Madi hablada rápidamente dando pequeños saltos como toda una niña
—Si si si Madi iremos a donde tú quieras, es tu regalo por siempre apoyarme.
—Siempre estaré para ti, nos convertimos en hermanas en aquel orfanato y seguiremos así hasta el final—dijo para luego abrazarme.
—Siempre estaremos juntas—Miré al cielo y sonreí.
Gracias por mandármela sé que fueron ustedes y se los agradezco, ella me hace feliz.
Perdí a mi familia hace años, pero en aquel camino de oscuridad y dolor encontré a Madi que me regaló una pequeña luz a mi vida y estaba feliz por ello.
—México ahí te vamos— grito Madi y sonreí.
Ahora por fin podría buscar mi propia felicidad. Y espero que ellos también.