POV RAVEN
Parpadeo reiteradas veces para apartar la pesadez de mis ojos.
Cuando por fín los abro la oscuridad no me deja ver con claridad en donde me encuentro; sé que no es mi cama porque la superficie sobre la que estoy recostada es rígida e incómoda. Palpo con mis dedos todo lo que tengo a mi alcance y noto que estoy dentro de un auto.
Me incorporo rápido sobre el asiento, asustada. Una punzada a mi cabeza me hace cerrar los ojos.
—Tranquila, no corres peligro. —Escucho una voz grave proveniente del asiento del conductor.
¿Rave?
Abro los ojos y sí, es el italiano. Me trago el nudo de nervios que comienza a formarse en la boca de mi estómago como cada vez que lo tengo cerca.
—¿Qué pasó? ¿Qué hago aquí? —pregunto con la voz pastosa.
—Un idiota te drogó así que tuve que encargarme de él —dice en tono neutral—. Luego de eso te desmayaste.
Mis ojos se abren como platos.
—¡¿Cómo que me drogaron?! —chillo y me arrepiento al momento que siento que una punzada me quiebra la cabeza.
—Así como lo estás oyendo, Raven. Te drogaron. —Me concede Rave.
—¿Quién fue? —pregunto consternada.
¿Quién haría algo tan bajo?
Rave por primera vez desde que desperté se voltea sobre el asiento y me observa de lleno. Sus bonitos ojos verdes están inyectados en sangre. ¿Se estuvo drogando?
—¿En serio no recuerdas nada? —inquiere con interés.
Yo entorno los ojos mientras intento recordar... ¡No sé que es lo que tengo que recordar!
Rave ya me está poniendo de los nervios denuevo. ¿Por qué tiene que mirarme tan fijamente?
Hago otro esfuerzo por recordar lo ocurrido. Pero ningún recuerdo está fuera de lo normal.
—Recuerdo haber llegado aquí con Aria y Rodrigo. Recuerdo haberte visto... —Me ruborizo al recordar lo que me dijo cuando nos vimos bien llegué aquí—. Recuerdo haber aceptado una cerveza de un chico con tatuajes en el rostr...
Me callo cuando la realización se acentúa en mi cerebro. Fue él. El chico rubio. No puede ser él; se veía tan bueno, tan.. fiable.
Necesito confirmarlo.
—¿Fue Irving?
—Sí. Ese mismo hijo de puta —responde Rave y noto como su mandíbula se endurece.
Una sonrisa amenaza con salir cuando noto lo enojado que lo pone el que me hayan hecho algo. ¿Será que le gustaré de verdad?
Raven, te drogaron y tú te preguntas si a Rave le gustarás de verdad, ¿te das cuenta que estás mal? Él te tiene mal.
Cállate conciencia.
—¿Qué hora es? —pregunto para cambiar de tema.
Aunque me asuste el hecho de pensar en que hubiera sido de mí si Rave no hubiera llegado, no tiene caso seguir pensando en algo que no pasó. Y sí, me decepciona que el chico rubio haya hecho eso para intentar aprovecharse de mí, yo creí que podríamos ser buenos amigos, ya que perdí a los que tenía. Pero las cosas a veces no salen como una desea.
—Las tres de la madrugada —contesta Rave mirando su celular.
Está más callado de lo normal, ¿seguirá enojado por lo que pasó? No hace los comentarios que siempre hace cuando está conmigo y hasta cierto punto extraño que me diga lo hermosa que le parezco.
Tal vez ya no le pareces hermosa, tal vez cambió de opinión.
Opina la voz en mi cabeza y trato de no hacerle caso.
Mantengo la cabeza gacha mientras jugueteo con mis dedos en mi regazo. Tengo sed y hambre. Pero no puedo pedirle algo de beber o comer con toda la confianza del mundo, como si fuera mi novio.
—¿Cómo te sientes? —cuestiona, con un tono amable esta vez.
Yo levanto la mirada y lo veo mirándome con una sonrisa.
Extrañaba su sonrisa, a pesar de que la vi hace solo unas horas.
—Me siento bien —musito, mirándolo a los ojos.
No puedo apartar la vista de estos, son tan verdes.
Me recuerdan a cuando de pequeña caminaba por un bosque y miraba fascinada la copa de los arboles en plena primavera. Así o más fuerte es la fascinación que siento por sus ojos.
Él obviamente está viendo como me le he quedado mirando en silencio y esboza una sonrisa de lado que me antoja pícara.
—¿Tienes problemas de tipo...
—¿Mental? —contesto riendo y él se une a mí.
—¿Cómo sabías lo que iba a decir? —bromea, sarcástico.
—Intuición —respondo, en el mismo tono.
Las mariposas en mi estómago revolotean contentas cuando el baja la mirada a mis labios mientras sigo riendo.
—¿Por qué no vienes aquí, niña? —propone, todavía con la vista puesta en mis labios.
Yo me quedo en silencio abruptamente.
¿Qué está insinuando?
Oh por dios, hasta ahora soy consciente de que estamos los dos solos, ¡en su camioneta!
Intento hablar pero sé que la voz me fallará como siempre y arruinaré el momento con mi tartamudeo.
—¿Dije algo malo? —pregunta en tono preocupado al ver que me quedo callada.
—No, no, para nada. Solo... —Me apresuro a negar—. Solo estoy disfrutando el momento.
¿Que mierda, Raven? ¿Por qué le soltaste lo que estás pensando? ¿Eres idiota?
—Así que, ¿disfrutando el momento? —Bajo la mirada cuando responde en tono seductor.
Mierda, mierda, mierda.
Unos largos dedos toman mi barbilla y hacen que levante el rostro. Rave está inclinado hacia los asientos traseros, muy cerca de mi cara. Trago grueso. Siento el corazón pitarme detrás de las orejas. Su mirada me desarma y no deja lugar a duda de que yo en verdad le gusto.
Con mirar sus ojos yo lo sé.
—Con gusto puedo mostrarte lo que es disfrutar, cariño —afirma y me besa.
Al principio es un roce de labios, lento, suave, dulce. Pero luego se vuelve un beso apasionado, necesitado. Su lengua intercepta la mía cuando le doy paso para que lo haga. Luego de eso él muerde mi labio inferior y siento que caería si no fuera porque estoy sentada.
Un calor se abre paso en mi pecho cuando hace una pausa y pone detrás de mi oreja un mechón de pelo rebelde. Acaricia mi mejilla con gentileza y vuelve a besarme con desespero. No me había dado cuenta de cuanto quería que me besara hasta este preciso momento.