Los Ricci

49. Seamos novios

POV Raven:

—¿Qué has dicho? —pregunto pasmada, el alcohol se me bajó en cuestión de segundos.

—Que seas mi novia —dice, y puedo sentir su corazón latir con fuerza bajo mi mano que permanece apoyada en su pecho.

Me quedo totalmente petrificada. No voy a negar que me encanta la idea, pero la parte racional de mí me pide que me aleje de Rave. Que el saber su pasado y el como llegó a la mafia no quita que esté en una.

—Yo... No lo sé —titubeo y veo la decepción teñir sus bonitos ojos verdes.

—Tómate el tiempo que necesites, no hace falta que respondas ahora —dice.

Nos quedamos en un silencio sepulcral en donde nuestros corazones golpean contra nuestras cajas torácicas con violencia.

En donde nuestros ojos dicen todo lo que callamos.

—Sé que esto no será conveniente, pero por primera vez en mucho tiempo dejaré que la estupidez me ciegue —digo, con una pequeña sonrisa tensa.

—Wow, la verdad me esperaba algo más romántico —admite entre risas.

—Lo que tenemos es cualquier cosa, menos romántico, Rave —respondo acariciando su rostro—. Nuestra historia es digna de una novela de romance.

—¿Tú crees?

—Sí, por supuesto. Yo soy la chica que se enamoró del mafioso y tú eres el chico frío, sexy y misterioso que se enamoró de alguien como yo.

—¿De alguien como tú? Hablas como si hubiera algo malo contigo. —Frunce el entrecejo.

—¿Y tú hablas como si no hubiera nada de malo conmigo? —suelto una risa amarga.

—No hay nada de malo contigo.

—No me conoces por completo. —Le enarco una ceja.

—Te conozco lo suficiente como para poder afirmarlo —contesta y acerca mi rostro al suyo para besarme.

Lento, pausado y delicado, así es como me besa.

Siento un calor en mi pecho al estar cerca de él, así, besándonos como si el mundo fuera a acabarse mañana. Sintiendo con fuerza, como si esto no fuera el principio de nuestra propia destrucción.

Porque sé que lo será.

Pero no puedo parar, no cuando lo amo de esta forma, no cuando lo deseo de este ímpetu.

A partir de ahora ya no me importa el futuro o a lo que pueda llevarnos esto, solo quiero estar con él y que nunca más volvamos a alejarnos.

Cuando nos separamos ambos estamos con la respiración agitada, siento nuestra piel arder en el punto en el que se unen y eso solo logra encenderme.

Con una sola mirada Rave puede adivinar lo que quiero.

—Entonces esta será nuestra primera vez como novios oficiales —susurra, comenzando a bajar por el asiento hasta dar con mi cuello y empezar a repartir besos húmedos en la zona.

—Lo será —respondo con la voz fallándome.

***


Justo cuando el sol está poniéndose en el horizonte es cuando Rave estaciona frente a mi casa, y bajo de su camioneta.

—Nos vemos por ahí, novia —dice en tono juguetón cuando me recargo en la ventanilla.

—Nos vemos por ahí, novio mafioso —bromeo.

—Muy graciosa. —Me enarca una ceja, dándome una mirada de advertencia—. Ya hablamos de eso.

—Lo sé, lo sé. —Ruedo los ojos—. No puedo contárselo a nadie. De igual forma no iba a hacerlo, no quiero que la gente comience a temerme por ser la novia de un mafioso.

—¿Este es el momento en que me dices que nadie puede saber de lo nuestro?

—Claramente. —Finjo una expresión de horror y aguanto una carcajada cuando veo cómo Rave cambia la expresión a una en extremo seria—. Es broma, es broma. —Río.

—Idiota —dice, pero está sonriendo—. Luego te hablo, ¿bien?

—Bien. —Sonrío embobada mientras me aparto de la ventanilla y veo como me guiña un ojo antes de encender el motor e irse a toda velocidad.

Me giro en dirección a la entrada y busco las llaves en mi bolso, pero no es necesario usarlas porque alguien más se me adelanta.

Y ese alguien resulta ser mi hermana, con su pijama puesto, descalza y con el cabello enmarañado.

—¿Por qué acabas de bajar de la camioneta de Rave Ricci? —pregunta atropelladamente y tira de mí hacia dentro.

Cierra la puerta y me arrastra a la cocina. Luego pone la cafetera.

—Abre ya el hocico —exige ansiosa, una vez se deja caer en el asiento.

***


—¿Cómo que eres novia de Rave? ¡¿En qué momento pasó esto?! —Mi mejor amiga camina de un lado a otro por la habitación tomándose de la cabeza.

—Solo pasó, —digo con una sonrisa bobalicona—. Nos fuimos juntos del baile de graduación y me llevó a una montaña en lo alto de los Ángeles, allí hablamos sobre todo y... —Me corto a mí misma, dudando de si contarle.

—¿Y...? —Jess se ve muy interesada en saber cada detalle.

—Tuvimos sexo.

—¡Ahhhhh! —Se acerca y me sacude por lo hombros emocionada.

—¡Pero cálmate! ¿Qué demonios te sucede? —La miro con irritación y diversión al mismo tiempo.

—¡Es que es una buena noticia! —chilla.

—Hablas como si fuera a tener un bebé o no sé. —Arrugo la nariz.

—Ri, tener un bebé no es ni de cerca, una buena noticia. —Me mira con una mueca de asco y las dos rompemos en una carcajada.

—¿Quieres que me quede a dormir esta noche? Hace mucho que no hacemos noche de chicas —propongo.

—Claro, solo que tendremos que ir al supermercado por municiones. —Una pequeña sonrisa emocionada tiñe su rostro.

—Genial, ¿y qué esperamos? Por suerte traje la moto. —Agito mis llaves frente a ella.

***

Luego de comprar comida chatarra de todo tipo, llegar a casa de Jess y sentarnos a ver películas en su TV, nos quedamos dormidas relativamente temprano. Jess no daba más del sueño cuando íbamos por la mitad de la tercera película y decidimos que ya era hora de dormir.

Ahora me encuentro en la sala de mi mejor amiga, con una taza de café en mano y las noticias puestas en la TV.

Su madre se ha ido temprano a visitar a unas amigas.

Por suerte hoy es domingo. Aunque ya da igual que día sea,  ¡nos hemos graduado del instituto!

Todavía sigo sin asimilarlo, al igual que el hecho de que las cosas entre Rave y yo estén tan bien. Y no solo eso, sino que también soy su novia, soy su maldita novia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.