Adrián.
Naturalmente te sientes preocupado y nervioso cuando sales con alguien pero ese no era mi caso, usualmente solía sentirme confiado y lleno de ideas de que hacer en la cita pero en este caso no sabia si lo era y ya era muy tarde para preguntar. De todas maneras era la primera vez que salía con una chica que me intrigaba de este modo.
Me vestí lo mejor que pude. Tome mis llaves y me fui a verla a su casa o la casa del General como solía decirle ella. Cuando llegue, ella salió enseguida. Siempre solía vestirse bien, mi vista bajo hasta su ombligo que estaba adornado por un piercing.
— Hola — dijo Ariadna subiéndose al auto. En cuanto se subió solo pude ver el labial rojo que traía puesto, el cual hacía querer besarla hasta quitárselo totalmente. -¿Estas bien? - me pregunto trayéndome de mi fantasía .
— Si ¿estas lista? — me salió el camino lo que significaba que ya quería irse.
Al llegar parecía estar buscando a alguien pero comenzó a sonreír y hablar y preguntar cosas sobre mi pero cuando le preguntaba algo sobre ella cambiaba el tema.
— ¿Estas bien? — le pregunté al llegar a la enorme fila del bar.
— Si — sus respuestas eran cortas pero sus expresiones decían lo contrario. — Esta es una larga fila y no pienso quedarme aquí, la espera no es para nosotros.
— Al menos que tengas efectivo extra no podremos entrar, ni siquiera yo puedo hacerlo — dije tratando de ser optimista.
Me tomo de la mano y me llevo hacia la puerta con el enorme guardia al frente.
— Hola Joey, al parecer esta noche el lugar esta algo lleno —dijo Ariadna al guardia de la puerta.
— Si, pero no te preocupes siempre hay lugar para ti — movió el cordel rojo y entramos. Puede oír como las personas gritaban y se quejaban del haber entrado sin necesidad de esperar.
— ¿Cómo es que... — trate de preguntarle cómo es que conocía al guardia pero ella saludaba a todos ahí, meseros, incluso a los de la barra. — Si que eres conocida en este lugar.
— Algo así — fuimos a una mesa vacía y me senté junto a ella, y una mesera pelirroja nos trajo unos tragos.
— ¿Y como es que eres popular aquí? — tomo un trago.
— Bueno, trabajo con mi tío, remodelando casas desde cero y le hice un favor al guardaria con tal de que nos dejara a mi y a mis amigos entrar sin necesidad de esperar, también solemos trabajar de meseros aquí cuando necesitan ayuda.
— Hablaste en plural ¿Dónde están los demás?— ella dio una mirada señalandome a dos chicos con los cuales la vi la noche que la conocí. -— ¿Son tus amigos? —ella asintió y en cuanto la vieron se acercaron a ella.
— No creímos que vinieras —dijo un chico Moreno alto el cual se me hacía conocido.
— ¿Y por qué no? Apuesto que ya saben lo de Sam.
— Si, sabes que las queremos a las dos y estaremos con ustedes — dijo un chico de lentes.
— Gracias Marcos, pero estaré bien además, creo que ella los necesita más que yo en estos momentos.
— ¿Segura?.
— Si y tengo un nuevo amigo — dijo dándome un pequeño un golpe en la espalda — Adrián, el es Carlos — el Moreno alto — Y el es Marcos — el de lentes les di un firme apretón de manos.
— Aria no vayas a...— antes de que terminara lo interrumpió.
— No te preocupes, estaré bien, se cuidarme yo sola y lo saben — entonces se miraron entre si, se acercaron a ella y le dieron un beso en la frente para marcharse, perdiéndose entre la multitud.
Ariadna.
— ¿Debería ponerme celoso? — me pregunto mientras tomaba otro trago.
— No lo creo, solo tengo ojos para ti — el sabia que bromeaba ya que se río después de lo que dije.
— ¿Y dime qué hacemos? Quieres emborracharte o podemos irnos — se hizo para atrás apoyando su espalda contra la silla.
— Si nos emborrachamos ¿no hablarían de eso en tu círculo social ?.
— Aquí nadie me presta atención, por si no lo has notado además tu perteneces a mi círculo social.
Cruze las piernas y las manos sobre la mesa — Ante si, pero ya no y me gusta la verdad, además las chicas que están en la barra no han dejado de verte — le dije señalándoles a las chicas. El las regreso a ver y las analizo.
— No son mi tipo — me respondió.
Tome mi bebida y mientras jugaba con el sorbete las analice — Así que tu tipo no son altas y hermosas.
— Son lindas, pero no es cortes ligármelas cuando estoy con una amiga.
— Tu lo dijiste, somos amigos, no pareja — me incliné y podía oler la colonia que tenía puesto. Pense en que si lo ponía en intriga haríamos algo divertido — ¿Acaso temes no poder hacerlo? — alza una ceja apenas.
— Soy mejor de lo que crees, Ariadna — se acabo su trago de una sola.
— Que te parece si lo comprobamos.
— ¿Como?.
Me acerqué a su oído y le propuse que quien consiga más números en la noche será el ganador y el perdedor hará todo lo que quiera el ganador el resto de la noche— ¿Qué quieres perder? — me pregunto.
— No tengo nada que perder, Geeler.
Le estire la mano para cerrar el trato. Nos levantamos y analizamos con quien empezaríamos, yo empezaría con chico de lentes que se veía muy sexy bailando. El empezaría con las chicas de la barra. Me saqué el saco largo que traía puesto, lo puse en mi asiento y saque mis dotes. Me acomode el cabello mandándolo para atrás y empecé a caminar hacia el.
Esa noche era como cualquier otra fiesta a la que había ido, la diferencia era que tenía que ganar una apuesta solo para no caer con los encantos de Adrián Geeler, era la primera vez que quería evitar a un chico tan apuesto como el.
No sé cuanto pasó, pero había conseguido suficientes números, obviamente no los iba a llamar. Regrese a la mesa y Adrián también. Apoye mi mentón en una de mis manos — ¿Y cómo te fue? — le pregunte sonriente.
— Posiblemente mejor que a ti — saco su teléfono y me mostro los nuevos contactos que tenía.
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Editado: 31.10.2024