Los secretos de Arya

Capitulo cinco "Se cuidarme sola"

“Hijo de put*”

No le les relatare como abro mis ojos, ya se saben el relato, con las veces que este hijo de put*, lo ha hecho.

Miro alrededor, y me encuentro desplomada en una cama de dos plazas, gracias a los ángeles, me encuentro vestida, me siento rápidamente con la mirada comienzo a buscar mis zapatos y mi móvil.

Tomo mi móvil, llamadas perdidas de Abruey y Aduel algo, que ignoro con rapidez.

Comienzo a leer el mensaje que me interesa que es de Drina.

“Hoy hay fiesta en la mansión D, estamos invitadas, llego la invitación a tu casa, cuando me estaba por ir. Muévete y prepárate.”

Nada mejor que una fiesta en una mansión de personas que no conocemos, pero una fiesta en la mansión D. Eso sí quiero vivirlo.

Salgo de la habitación, una vez que termine de colocarme mis zapatillas.

Bajo rápidamente por las escaleras que me guían hacia la puerta de la Mansión.

Estoy por abrir la puerta cuando su voz me detiene por completo.

— ¿Qué carajos haces? —dijo la voz detrás de mí.

Giro todo mi cuerpo y lo encuentro enfrenté de mí.

—Acaso no es obvio, debo irme, asunto de suma importancia. Ya perdí tiempo con lo que me diste.

Cuando estaba por retomar mi camino, siento su mano tomar mi brazo, lo siguiente fue, que todo mi cuerpo impacto contra la pared al lado de la puerta.

— ¿Qué asuntos? Por ejemplo irte con el bando, porque a mí también me llego la invitación a la Mansión D, ellos te quieren porque tu amigo, te entrego a dos mafias damisela.

Sus labios rosaron mi cuello, cubriendo a mi oreja.

—Solo que yo te reclame primero, en ese caso eres mía, y los malditos D, no pueden tocarte.

Lo aleje suavemente de mí.

—Iré, me vale madre toda, ya estoy jodida contigo.

Su cara de enojo se muestra a la luz, toca su cabello con rapidez, en un solo movimiento me toma de la cintura y me acerca a él.

—Iremos juntos, si veo que su jefe se acerca a ti, soy capaz de armar una guerra por tocar lo que es mío.

—Me vale madre, tu lado posesivo, psicópata, que solo busca una excusa miserable para guerra, si quieres una guerra, ve y hazla, no me metas a mí. —Nuestra miradas están únicas y el mantiene el silencio —Te recomiendo que te alejes en este momento de mí, si no quieres que te deje estéril.

Se alejó suavemente.

—Sube, en una de las habitaciones hay todo para que te prepares, cuando tu amigo te entrego me encargue  de hacer el cuarto para ti.

No dijo nada, en este momento estoy cansada y solo quiero salir de aquí.

Subo nuevamente a la habitación de la cual había salido casi volando, ahora de ver que tiene este sitio.

***

Quien dijo que el rojo era un tono que me sentaba mejor que el blanco. Decidí por colocarme un vestido rojo, con zapatos del mismo color, un delineado simple y los labios en bordo.

Todos los hombres en la sala central, me observan bajar lentamente.

Llego a un lado de Jeff y siento como las miradas cesan rápidamente.

—Si me vuelves a dormir, no quieres ver como tomo las riendas de tu mundo y me vuelvo una hija de puta sin sentimientos. Vamos.

Él no dijo nada, solo me observó bajar los pequeños escalones de la entrada.

Subí a uno de los coches blindados, en el cual solo estaba, con dos hombres de Jeff, en el asiento del conductor y él otro en el acompañante.

Le escribí a Drina avisándole, que iría.

“Él mando, también fue invitado, eso quieres decir que ir con él me guste o no, nos vemos en el sí sitio”

—Señorita Clark, esta lista, el jefe nos dijo que la llevemos el ira en otro vehiculó.

—Estoy lista.

El viaje con estos hombres es totalmente en silencio.

Mi móvil lo llevo en mano ya que no tengo bolsillo, ni saco como para guardar el mismo.

Luego de unos veinte minutos llegamos a lo que sería la mansión D, y por dios es más linda, que cualquier otras.

Él hombre me ayuda a bajar del coche una vez estacionado, en dirección a la entrada.

—Si todo se va al carajo o no, a la vuelta déjenme en mi casa, no en la de su jefe. —dije al hombre que me está ayudando, él como respuesta asistió.

Camino hacia la entrada, ignorando la voz de Jeff.

— ¿Nombre? —dijo él hombre de seguridad.

—Arya Clark.

—La están esperando señorita Clark.

Mi cara de duda se dio a la luz, quede atónita ante su repunta, cuando me decidí por seguir una mano me tomo rápidamente de mi mano.

—Te dije que vendrías conmigo, es decir todos deben saber que estas a mi lado.

—Jeff, en lógica vine con tus hombres y me iré con tus hombres, si me disculpas tengo una vida a parte de tu trabajo.

Lo solté bruscamente y me acercó a la cabellera rubia de mi amiga. Miro a su alrededor y tiene a todo los Brik, desde cuando se junta tanto con ello no lo sé.

—Con tú cabello no se puede pasar desapercibido. —dije a sus espalda

Ella se dio vuelta rápidamente y me abrazo haciéndome caer.

Nuestras risas inundaron el lugar, cuando dejamos de reí, sentí una manos ayudándome a levánteme y alejándome de Drina.

Ni más ni menos que los hombres de Jeff y el a un lado de ellos.

—Arya, no sabía que tenías seguridad propia —dijo Daimon.

—Te aseguro Daimon que yo menos.

Me aleje de los hombres de Jeff, mire a Drina y Alethea.

—Lo siento machos que se creen alfas, es hora de que se separen y Aksel, calma a tu hermanos.

—Son tuyos, y además porque me vas a dejar en medio de una disputa.

—Porque eres el más coherente, y porque es mi canción con mis mujeres.

Me acerque rápidamente a Jeff, mi mano toca suavemente su cuello, mis labios se acercan a su oído.

Siento sus manos en mi cintura arrimarme hacia él.

—Si quieres una guerra, no me metas en ella, yo que tú, me alejo de Daimon.




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