Los secretos de La Colmena

Hisa Gianti


 


 


 


—Necesto tu ayuda —la voz de Coral llegaba a través de la puerta, abrí de mala gana y vi a la joven ensangrentada —. Necesito que vengas conmigo a los bosques Daniel, una de las desterradas recibió un ataque. Sólo tú puedes ayudarme.

—¿Y por qué se supone que debo ayudarte Coral?

—Sabes bien por qué.

Mierda, me detengo a mirara a la joven de cabellos cortos, su piel estaba llena de sangre y su ropa también, pero aún así se veía sexy.

—Aguarda... —susurro a la desterrada e ingreso a la cada de nuevo, el grupo de personas me observa con extrañeza mientras voy guardando todo lo que necesito en mi bolsillo.

Tomo una daga, una posion de cambiacuerpo y unos dulces para el viaje.

—¿Vas con la desterrada? —pregunta el sacerdote, yo solo afirmo.

—Ten cuidado hijo —dice mamá mientras mueve una ficha de dama en el tablero en lo que la directora del colegio.

—No se preocupen, ustedes sigan en lo suyo...

Salgo de la habitación y voy de nuevo junto a Coral, ella se ve angustiada y desesperada, ya en sus dedos veo un cigarrillo encendido al cual le da una calada profunda.

Cuando llego junto a ella me toma de la mano, y comienza a murmurar un hechizo en latin que no entiendo muy bien, solo sé que al terminar unas brujas muertas aparecen, nos rodean y nos estiran hacia abajo.

El olor a tierra húmeda me ingresa en la nariz y mi cuerpo comienza a sentirse golpeado por los granos de arena. Pero eso no duró mucho tiempo, al cabo de 10 segundo ya estamos en medio del bosque.

—Por aquí... me dice estirando de la mano.

Nos adentramos al bosque, el cual está húmedo y frío, la luz del sol apenas ingresa entre las espesas hojas y el sonido de los cascabeles de las serpientes me anuncia de que son muchas.

Finalmente llegamos hasta una cueva, Coral pasa primero y yo la sigo, ni bien atravesamos la caverna, las estalactitas y estalacmitas del lugar se iluminaron por arte de magia... literalmente.

Finalmente llegamos hasta un grupo de ancianos y una mujer de cabello lila, la cual tiene en brazos a una mujer adulta. El resto la rodea y la ve.

—¿Ella es? —Pregunto agachandome para ver la herida de su estómago.

—Marila Rem —contesta la anciana a duras penas.

—La atacó un alma en pena—Coral me comunica arrodilladose a mi lado.

Yo la miro extrañado, porque un alma en pena no puede hacer daño, es más, ni siquiera la ven.

—El Cario aprendió a materializar almas... —completa y eso si me cierra.

Apoyo mi mano sobre la herida de la mujer, y esta lesionó órganos importantes, la pérdida de sangre en importantes y la piel tiene quemaduras de segundo grado.

—Voy a tener que usar poderes de invocación —anunció.

—¿Estás segura que este mata abeja sabe lo que hace? —consulta uno de los ancianos.

—¡Cállate Hilario! —Ordena la mujer de cabello azul —. Deja que el joven proceda.

Suelto el aire retenido, quito de mi bolsillo un dulce y se lo entrego a la mujer.

—Quitale el envoltorio y ponle en su boca... —expreso con voz de comando.

—¿Necesitas algo? —Coral pregunta con ansiedad.

—Agua, y si tienes hojas de wembé.

—Te lo consigo.

La chica sale corriendo, y yo comienzo con mi invocación.

—Almas descarriadas. Traiganme la fortaleza de un ser moribundo y sellen la herida.

Miro a la mujer de cabello azul y hace lo que le pedí.

En el instante en que la anciana introdujo el dulce en la boca comenzó a retorcerse. Mis manos estaban sobre la herida, y con fuerza sostenía para evitar que la sangre siguiese saliendo de ella.

Coral llegó justo a tiempo. Cuando tuve lo que le pedí introduje las hojas en el agua y volví a hacer una invocación.

—Rem, Marilla ha sido herida por el enemigo, cura su herida y guara su rencor en mi.

Cuando solté las palabras, las hojas y el agua formaron un remolino espumoso que acabó entrando en la herida, sellandola, pero no si hacer que la paciente gritara y de esos gritos me alimente de su ira, la cual era mucha.

Al fin, la mujer se sentó, la herida dejó de sangrar y ella ya está respirando con normalidad.

—¡Marila! —exclamó Coral abrazando a la anciana —. ¡Mierda! Pensé que ibas a morir.

La anciana no contesta, ella solo me mira a mi, respira profundo y posa una mano sobre mi hombro.

—Te lo debo —, dice entre dientes.

Yo solo afirmo, aun no puedo digerir su rencor, el sentimiento intenta instalarse en mi, pero no se queda quieto. Así que tomó un frasco de pasión de mburukuja que traje y lo bebo, para aceptar la ira ajena.

—¡La estúpida de Mirena me hizo esto! —maldice aún con las manos sobre el lugar en que que tenia la herida.

—Pero fuera del internado ella no está —Coral habla, y yo no entiendo nada.

—No, no está, pero sentí a Verena... —completa la anciana y esa información si es valiosa.

—¿La bruja? —pregunto sin importar que me metía en una conversación ajena.

—La misma, ¿Sabes que significa? —pregunta la anciana en lo que Coral analiza mi expresión.

—Qué busca a alguien que rompa si hechizo.

—No la busca, ya la encontró —asegura y no puedo evitar hacer una mueca de rabia.

Coral me analiza, al igual que los otros presentes.

—Sabes quien podría ser ¿No es así?

—La sigo desde que me crucé con ella en la Soborna.

—Thalia... —murmura Coral —. Por supuesto que La Gianti, es más que obvio, si su abuela es descendiente de Evanora... eso quiere decir que...

—No es cualquier bruja... —completo nervioso con tan solo imaginarla, con tan solo pensar que cosas debe hacer para su iniciación.

—No, no puede ser —la anciana refuta —. No puede ser una Auris... no podemos permitir que ella libere a Verena, tenemos un trato con sus captores, y el mundo no puede ver resurgir a la bruja de oro.

Niego, porque estoy seguro que es ella, la he espiado lo suficiente, la seguí por años, y por sus rasgos estoy seguro de que sí y no quiero, no tolero la idea de que alguien la toque.



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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