Los secretos de la esclava

5. Diferencias de hermanos

Noah no dejaba de mostrarse reacio ante las nuevas órdenes que Cédric le daba. Mare era una total desconocida para él, no se había relacionado lo suficiente como para estar cerca de ella como si se conocieran de toda la vida, sin mencionar que de un momento a otro había aumentado una total desconfianza tras lo que se descubrió, y querer evitarla era algo que se le daba tan bien como respirar.

—Noah... está decidido, así que deja de hacer esas caras, no eres un niño.

—... m-muchachos, por favor cálmense —pidió Eleanor, casi rogando por algo de paz y no era para menos, la tensión se disparó en un instante entre los dos.

—Cédric, mejor piensa con más claridad las cosas y busca una mejor opción; honestamente pienso que la señora Eleanor tiene las mejores capacidades como para resolver este problema —dijo mientras señalaba de manera respetuosa a la mencionada, pero eso no convencía al pelirrojo.

—Nos estamos enfrentando a un flujo de maná completamente desconocido que puede llegar a ser peligroso, no vayas a pretender que dejaré a Eleanor enfrentarse a eso cuando tú estás más calificado.

—¿Lo dices porque tengo el mismo flujo de maná? Debe de ser un consuelo —lanzó sus palabras en modo de rechazo, y así continuó mientras se dirigía a la puerta.

—¡Noah, no te atrevas a darme la espalda, esta discusión no ha terminado!

Noah se detuvo antes de abrir la puerta, todavía no aceptaba las nuevas órdenes que se le impusieron, pero siempre había algo en sus lazos con Cédric que le impedía darle la espalda cuando él lo necesitaba.

—... desde que me sacaste del mercado negro te he ayudado en todo lo que me haz pedido, y no lo hacía porque fueran órdenes, sino porque prácticamente eres mi hermano, aunque no compartamos la misma sangre —soltó de repente, logrando dejar callado a Cédric; Noah desvió la mirada con una mueca antes de volver a hablar—. Protegeré a esa mujer, me volveré su guardaespaldas tal y como querías... pero no esperes que haga lo otro.

El azabache dio por finalizada la discusión, y esta vez Cédric no protestó en contra, sólo suspiró y se sentó contra su escritorio. Esa era la primera vez que Noah se negaba totalmente a una de sus peticiones; claro que habían ocasiones en las que se quejara, pero nunca le decía que no. Eleanor miraba a puerta en silencio, en su mirada se mostraba la compresión ante las decisiones de Noah.

—... c-creo que... es entendible —murmuró, sintiendo la mirada sorprendida de Cédric como si se tratara de un disparo.

—¿Estás de su lado, Eleanor? —realmente no podía creerlo—. No apoyes su capricho.

—Creo que esto va más allá de un capricho —miró a Cédric, deseando regañarlo por su falta de sensibilidad—. C-cualquiera estaría en conflicto si de repente a-apareciera algo relacionado con tus orígenes... l-la llegada de Mare a esta casa puede dar indicios sobre el pasado de Noah.

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El antes mencionado no paraba de caminar sin rumbo fijo mientras pensaba en todo lo ocurrido, hasta ahora accedió a proteger a la tal Mare. «Quiero que elimines el sello que aprisiona su voz, y también quiero que investigues ese misterioso flujo de maná que ella tiene», la voz de Cédric resuena en su cabeza y hace eco, ¿qué encontrará si se expone a todo ese flujo de maná?

Noah no conoce nada de su pasado; tiene recuerdos muy vagos de su niñez, en su mayoría recuerda los gritos de la gente, y luego... la imagen de su madre en ese puente y...

—¡Basta!

Siendo invadido por un arranque de ira, Noah pateó la puerta de una habitación y la abrió, provocando de paso un fuerte estruendo; el azabache nunca se fijó en el camino que estaba siguiendo, y al final terminó yendo hacia la persona que no podía evitar rechazar en ese momento.

Estaba un poco sorprendido de que esa persona no despertara a pesar del enorme ruido que hizo; bueno... si lo pensaba bien, la señora Eleanor dijo que su cuerpo había acumulado mucho estrés y cansancio, por lo que tardaría en despertar, eso explica el por qué no despertó ahora a pesar del ruido.

Noah estaba curioso por todo lo relacionado a esa persona, pero al mismo tiempo lo rechazaba porque en ese momento no quería saber nada relacionado con su pasado, llevaba viviendo una vida lo suficientemente tranquila como para recordar viejos traumas ahora.

—... ¿quién eres tú? ¿De dónde vienes? ¿Por qué ahora? Cuando estaba decidido a aceptar la vida que llevo sin mirar atrás... —murmuraba con resentimiento mientras extendía su mano directo al cuello de la joven—. Vuelve por donde viniste, aléjate de nosotros; yo ya no quiero mirar atrás, todo estaba bien, y luego...

Noah ha estado decidido en hacer muchas cosas en su vida, cuando tuvo que luchar jamás bajó su espada ante nadie, nunca titubeó a la hora de dañar a alguien porque Cédric siempre le advirtió que no se puede confiar en el enemigo, ¿pero qué es lo que pasa ahora? Ni siquiera conoce a esta mujer y no duda en protegerla.

"Un movimiento"

—¡Eh! —se apartó rápidamente luego de ver un muy pequeño movimiento en los labios de la peliazul, miró su propia mano y está seguro de que no alcanzó a apretar su cuello hasta impedirle respirar.

Aquel rostro que antes estaba tan apacible, ahora se mostraba perturbado, y Noah volvía a confirmar que no la había ahorcado en realidad, así que no sabía qué le estaba pasando en realidad hasta que... vio aquella lágrima deslizándose por su mejilla, Noah se congeló ante esto.




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