Los secretos de la esclava

17. Interés

Mientras Eleanor y sus escoltas se ponían de acuerdo con Dante, en otra zona del mercado negro estaban Noah y Ace a punto de iniciar una pelea con esos hombres que andan "cobrando impuestos". Ambos se encontraban dándose la espalda porque estaban rodeados por esa gente, pero estos no representaban un peligro mortal para Noah, por lo que ni siquiera desenvainó su espada, pero tampoco dejaba de emanar el aura de su magia para imponer miedo.

—Parece que están decididos a ir contra nosotros, ¿qué dices, niño bonito, hacemos equipo? —propuso Ace con una gran sonrisa, le entusiasmaba la idea de pelear al lado de Noah.

—Tú... sólo aléjate de mí... —respondió con el ceño fruncido, se estaba hartando de que le hablara con confianza, y más aún que lo llamara de esa forma.

El grupo sólo los veía responderse una que otra cosa, y pensando que estaban distraídos, finalmente dieron el primer paso para atacar, siendo Ace el primer objetivo de aquellos que estaban más cerca de él. El pelirrojo sí desenvainó su espada para detener las tres que venían al mismo tiempo en su contra, mostrando la fuerza que tenía al empujarlos a luego contraatacar; Noah se mostró más sereno y desinteresado a la hora de esquivar varios ataques, la mirada llena de indiferencia enfurecía a sus enemigos, haciendo que estos lo atacaran con más fuerza.

La provocación hizo que el enemigo mostrara aberturas, y Noah las aprovecha para dar fuertes golpes que emanaban magia, todo mientras esquivaba; con su espada sin desenvainar, mandó de regreso una espada que llegaba por sus espaldas, pasando a tomar por el cuello al dueño para bloquear el ataque de otro, su estrategia consistía en hacer que ellos se lastimaran entre sí, lo cual era tan sencillo cuando estos no usaban la cabeza.

Ace se tomó su tiempo para admirar el estilo de Noah para pelear, tal habilidad tan íntegra le estaba sacando una gran sonrisa, era la primera vez que conocía a alguien como él.

—Oye, eres increíble en la batalla, hace mucho que no me divertía tanto —decía mientras atacaba, aprovechando el descuido de uno de sus oponentes para tomarlo de la cara y tirarlo al suelo.

Noah seguía ignorando las palabras de Ace, pero este comenzaba a entender su temperamento y eso le parecía más atrayente. En lo que se alargaba la pelea, los dos terminaron por sacar a patadas a aquellos bandidos de la tienda de ropa, varios de ellos tenían moretones en la cara y sus armas estaban destrozadas; La vocecita interna de Ace le dijo que parecía otro buen momento para acercarse a su compañero de pelea.

—Entonces... ¿me vas a decir tu nombre? —pregunto sonriente, invadiendo un poco el espacio personal de Noah.

—¿Qué parte de, aléjate de mí, no entiendes? —respondió con el ceño fruncido, aunque luego este gesto desapareció al ver que aún quedaba uno de los ladrones a espaldas de Ace, y estaba a punto de atacarlo.

—Vamos, no seas tan evasivo, sólo lo pregunto porque quiero conocerte, me pareces-

Por un momento, Ace pensó que había terminado finalmente con la paciencia de Noah, y que este iba a darle su merecido golpe por confianzudo, pero nada era como lo esperaba, al menos eso fue lo que vio luego de que este lo jalara de la ropa para hacerlo a un lado; una vez más, los ojos de Ace fueron testigos de una perfecta patada, el talón dio un limpio golpe a la muñeca de uno de los bandidos para que mandar a volar su arma.

—T-tú... ¿¡cómo te atreves!? —gritó mientras intentaba darle un puñetazo a Noah, pero este golpe fue fácilmente esquivado.

Noah se había hecho a un lado y luego sujetó su muñeca con su mano derecha, para después agarrar su hombro con la izquierda y al fin tumbarlo al suelo. Tras ver esto, el pelirrojo sólo se quedó observando, siendo víctima de un inesperado escalofrío.

—Ustedes son realmente tontos... disculpe señora, ¿podría responderme una pregunta? —pidió a la mujer que observaba desde la puerta de su local, ella sonrió ante tan buenos modales.

—Lo que sea por un jovencito tan guapo como tú~ —dijo mientras le mandaba un beso volado a Noah, el cual no tuvo otra reacción más que desviar la mirada con vergüenza. Ace no hizo más que reír en bajo.

—... ¿Desde cuándo estos sujetos vienen a robarle su dinero?

—Con gusto te respondo, corazón... desde hace unos tres meses aparecieron de la nada diciendo que el dueño del mercado negro los envió a cobrar un nuevo impuesto —contó, sorprendiendo un poco a Noah, porque resulta que su hermano es el dueño, que tipos tan tontos—. Obviamente, aquí nadie les cree, es claro que no conocen al dueño o reciben órdenes de su parte, pero... son varios y están muy armados, por mi lado, estoy sola en este local, no hay forma de contradecirlos.

—... mmm con que desde hace tres meses, eso significa que pueden saber algo que yo busco —mencionó en lo que se acercaba al tipo que estaba por atacar a Ace—. Hace unas semanas se realizó una subasta en pleno centro del mercado negro, estaban vendiendo esclavos.

—¿Eres imbécil? Aquí se hacen miles de subastas, ¿cómo voy a-? ¡Ahh! —gritó luego de que Noah presionara la punta de su espada en su pierna—. ¡Espera espera espera!

Las acciones de Noah no se dejaban influenciar por las súplicas del hombre, y su mirada lo demostraba, esos ojos tan fríos le daban a entender que no le iba a dejar pasar ni un sólo error.

—Hasta ahora no he sacado mi espada porque no lo vi necesario, pero tal vez no sea demasiado tarde para usarla, todo depende de lo que digas, así que ten cuidado —amenazó sin ningún reparo y le demostraba que no estaba bromeando, así que repitió sus palabras, y ahora agregando una pregunta—. Hace unas semanas se realizó una subasta de esclavos. No se han realizado más subastas después de esa, al menos no de bajo rango, así que no te hagas el tonto.




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