(Marina)
Estaba leyendo los libros que mi madre hizo traer, contienen la historia de mi pueblo, comencé a leer el primero libro, como me imaginaba, están numerados y ordenados.
El primero libro, contiene las crónicas, de cómo los doce reinos le declararon la guerra a los dragones, y como el padre de Drako el rey de los dragones, exigió el tributo, a fin de detener la guerra, y dejar de atacar a los reinos. Termine de leer el primero libro que contiene en realidad mucha verborrea poética.
Pase a otro libro y en este las crónicas hablan de la muerte del rey de los dragones, y el acenso a esa posición de Drako, quien recibiría ahora los tributos de los doce reinos, pasaron más de 10 largos años cuando en medio de una fuerte tormenta la princesa Hipólita nació, los magos dijeron que estaba destinada a grandes cosas.
Sigo leyendo las crónicas de mi pueblo, cuando recibo una llamada de Alma; al parecer ya se mudó y vivirá en el cuarto piso y no aquí conmigo, bueno eso le dará privacidad. Alma viene y pasamos la tarde viendo películas y discutiendo sobre nuevas maniobras para entrenar, pero como se hace tarde, ella se retira, y yo regreso al santuario de mi habitación, para seguir leyendo.
Encuentro el tomo de las crónicas de Hipólita que mi madre me conto, es el sexto libro, leo con cuidado el texto, pues el saber que ese tipo de magia y poder los llevo en la sangre, es una gran responsabilidad. Termino el libro y comienzo el siguiente, que trata de la guerra en que los doce reinos trataron de matar a Drako, del triunfo de Alía, y de la fundación del Imperio Drakoniana.
Sigo leyendo, las crónicas, me encuentro con la historia de Alía, del nacimiento de sus hermanas, pero ninguna tan hermosa ni poderosa como Alía. Veo crecer a Alía, pasar de ser una niña poderosa a una adolecente, hermosa y muy poderosa, y es aquí donde encuentro algo especial. Relatado por la princesa Alía
(Alía)
-La bruja Melina, ha venido y me ha dicho que es el momento de aprender la magia antigua, ya que yo soy lo nuevo y lo viejo; ella misma se los dijo a mis padres, quieres accedieron a que Melina me enseñara lo que ella creía que yo debía saber.
Melina me ha hecho aprender a controlar al dragón dentro de mí, a usar si poder sin necesidad de transformarme, me ha estado enseñando a luchar como una guerrera celestial, como lo era su pueblo, dice que después me enseñara las palabras antiguas, palabras mágicas con las cuales poder invocar, crear y controlar lo que me rodea.
Hoy Melina y yo hemos ido al bosque en la ladera de la montaña en la que se encuentra nuestro hogar, y junto al lago me ha puesto a practicar, ella dice que como futura reina guerrera, debo ser como el agua, persistente, implacable, maleable, me hace repetir una serie de movimientos y una vez que me ve repetirlos correctamente me da una espada, y comenzamos a luchar, ninguno de los guerreros de mi padre, ha sido capaz de derrotar a Melina en un duelo, ella insiste en que yo seré mucho mejor que ella, en solo unos meses.
Llevamos seis meses entrenando con todo tipo de armas, Melina no pierde oportunidad para entrenarme en algún tipo de situación diferente, hasta mi padre esta impresionado con lo que Melina me ha enseñado, en cuanto a convertirme en una guerrera; una guerrera celestial como lo era su pueblo; cuyas técnicas y tácticas militares estaban basadas en la naturaleza, ser flexible como el junco que se dobla ante el fuerte viento, ser rápida como el viento al que nada detiene, ser maleable como el agua, que rodea y cubre a la roca, ser fuerte como la roca, a luchar como los mejores luchadores de la naturaleza, la grulla rápida y ágil; la serpiente, veloz y letal; el mono, ágil, y concentrado; el tigre, rápido, fuerte y letal., y por último el dragón, sabio, paciente, fuerte y letal.
Melina no es una Drakoniana, ella llego aquí a vivir en la montaña, bajo la protección de mi abuelo, el padre de mi padre, desde que era muy pequeña, ella era la única sobreviviente de su pueblo, el cual fue atacado por un antiguo rey, ambicioso y mezquino, que no le importó masacrar a un pueblo indefenso, con tal de hacerse con la niña de ojos dorados, una extraña característica de Melina, que con su piel blanca, y cabellos castaños, naciera con los ojos del tono de la miel, claros casi dorados, los cuales cuando se encontraba en medio de algún trance o realizando algún hechizo se volvían dorados y brillaban como el sol. Su pueblo la amaba y ella les correspondía protegiendo las cosechas, haciéndolas fértiles, evitando que las plagas atacaran los campos. Curando a los enfermos tanto humanos como animales, ella fue educada por los maestros de su pueblo, le enseñaron los secretos de la magia que bullía dentro de ella, así como los secretos de los grandes maestros, de los guerreros celestiales, los protectores de la vida.