Cap. 95 "Buscando una Solución."

(Marina)

Melina fue llamada y al llegar solo pude preguntarle

-Melina como me puedo enfrentar a un brujo invasor de sueños?

-de un invasor de sueños, pero ese tipo de brujo ya no existe. – me dice Melina asombrada.

-pues en mi tiempo hay uno y presiento que es peligroso no solo para mí, ya que es un acosador, sino para todos los Drakonianos, es por eso que he venido por ayuda.

-debo investigar en los antiguos pergaminos de mi raza, para saber cómo poder enfrentar a un brujo como él.

-te lo agradeceré, porque no puedo permitir que me ataque, ha tratado de hacerme su mujer por medio de sueños, y yo no lo voy a aceptar, soy feliz con el hombre que amo. No puedo permitir que me tome como mujer y me manipule para dañar a los Drakonianos.

-no lo hará, eres fuerte, más de lo que crees Marina, lo sé y Melina encontrara algo que pueda ayudarte, ahora es mejor que descanses te ves agotada. – dice Alía, abrazándome

-gracias, he estado enferma los últimos meses, al parecer estoy teniendo una metamorfosis, y me he visto obligada a comer más de lo normal para evitar que mi cuerpo se consuma a sí mismo.

-Pero como es eso? – pregunto Erik

-tengo un tipo de enfermedad llamada hipoglucemia, mi cuerpo gasta más energía de la que consumo con los alimentos por lo que comienza a atacarse a sí mismo consumiendo la energía que los propios músculos y órganos necesitan para trabajar, por lo que me he visto en la necesidad de comer con mayor frecuencia de lo normal y alimentos muy dulces o de alto contenido en calorías como carnes grasas.

-entonces no te preocupes, hare que te lleven un buen cordero asado a tus habitaciones, pero debes descansar, y más si como dices has estado enferma. – Y tras decir esto Alía me toma del brazo y me lleva a la que fuera mi habitación cuando estuve aquí.

-gracias Alía, serás una magnifica reina, lo sé.

-gracias a ti por decirme que la descendencia de mis padres sigue viva después de tanto tiempo. Y como sabes bien, cuando necesites ayuda solo debes pedirla, yo estaré ahí si me necesitas.

-gracias lo tendré presente, no creo que este sea un enemigo fácil de eliminar.

Alía me llevo a mis habitaciones y unos minutos después llego Erik acompañado de unas doncellas, quienes llevaban viandas de comida. Y tras ellos llegaron los reyes.

-espero que la dama del tiempo tenga todo lo que necesite, estas doncellas atenderán sus necesidades, y la cuidaran mientras Melina consigue alguna respuesta para ayudarla. – dice el Rey Drako.

-gracias majestad en verdad necesito alguna manera para detener a ese hombre.

-bien te dejamos para que comas y descanses, tu eres un tesoro para nuestro pueblo, y es nuestro deber cuidarte. –dice la reina Hipólita. Tras lo cual todos salen de la habitación, yo como una buena cantidad de carne asada y jugo de frutas, y me recuesto a dormir ya que lo necesito.

A la mañana siguiente me desperté sintiéndome bien, pero sabía que parte de mi esencia estaba en mi tiempo y que esa parte de mi cuerpo debía ser cuidada, y para eso tenía a mis guardianas y a mi futuro consorte.

Melina aún no había regresado de donde quiera que fuera, y yo solo podía rezar a todos los dioses para que ella encontrara una solución a mis problemas.

Pasan dos semanas, y yo solo puedo entrenar magia con la Princesa Alía, bajo la mirada complacida de los reyes; y también he entrenado con la guardia imperial, enseñándoles algunas cosas nuevas, lo que a Erik le gusto ya que le demostré que también las mujeres podían ser miembros de la guardia. Sobre todo arqueras, ya que son más certeras que muchos hombres con los arcos largos.

Al final de la tercer semana de mi estadía, en el palacio imperial de Drakonia, por fin reapareció Melina.

-Buenas tardes Majestades, vendo con una respuesta a lo que me pidieron.

-bienvenida de regreso Melina, cual es esa respuesta? – pregunta la reina Hipólita.

-después de mucho investigar en los antiguos pergaminos, de mi pueblo, descubrí dos hechizos que pueden ser útiles, pero ambos son peligrosos.