Hagamos una apuesta.
—¿Qué hora es?
—Las 6:20.
Luke se estira y casi todo el cuerpo le tronó, más que todo la columna.
—Iré a ver si me tiro del tercer piso.
Lo agarro de la camisa.
—Quédate que necesitamos hablar.
—Ay, no. Si dices eso es porque tienes fotos, pruebas, testigos y hasta un rehén que te soltó la información.
Sin voltear la cabeza siento como una silueta se atreve a sentarse en la mesa.
— ¡Hola!
Y así es como se empieza mal el día, con la afeminada voz mañanera de Brayden en todo su esplendor.
—Buenos días —saluda Luke.
—Hola—respondo, incapaz de separar los dientes.
Brayden me muestra una amplia sonrisa sin separar los labios. Me da un poco de risa ya que tiene más cachetes de lo que parece y eso lo hace parecer, no lo sé, ¿una ardilla?
—Veo que aun insistes en Nova —Luke sonríe.
—Siempre es temprano para rendirse —sonríe, muy seguro de si—. Tengo paciencia.
—Y en el culo resistencia —murmuró.
Ambos se rieron como retrasados.
—Te admiro, amigo, los rumores de ti han —con su mano imitó un avión planeando hasta abajo y chocar con la mesa—. ¡BUUM!
—Los rumores no son algo que me definan —Brayden se encoge de hombros.
—Estas en confianza, ignórala a ella.
Me empujó la cara.
—¡Luke!
—Pestañea dos veces si sientes un pinchazo en el corazón.
—¡Luke! —le advierto.
—Jess me dejó lo suficientemente traumado con ese muñeco vudú.
—¡LUKE!
Con la llegada de varios estudiantes y asimilar la vergüenza que me está haciendo pasar Luke, desvío la mirada y logro identificar el cabello rojo e incandescente de Debrah Baker y la piel oscura de Megan Wesley resaltando entre un grupo de lame suelas.
Fue inevitable no mirarnos cuando llegaron a nosotros con una sonrisa dirigidas a mí. Antes de que Debrah pusiera su bolso en la mesa, con la intención de sentarse a i lado, cogí mi mochila y me levanté para largarme lejos, muy lejos de ellas.
—¡Nova! —me llama Luke.
Cruel, pero justo. No muchos entenderán, pero si me ven con Megan y Debrah inventaran cosas que no son. Sigo teniendo un gran aprecio por ellas, no quiero que las relaciones y las señalen por estar cerca de mí.
Y por lo que tengo entendido se había horneado un rumor nuevo en Belmont desde el arresto de Ricardo. Estoy siendo vigilada más de lo normal, lo percibo sin mirar alrededor.
—Es que ni disimulan —se queja Luke mirándome.
—¿Cuál burra nocturna? —Jess se quita los audífonos.
Arrugo el ceño.
«Atención queridos alumnos.» Se comenzó a escuchar la voz del director desde los altavoces «A partir de hoy se les informa que la semana siguiente se suspenderán las clases. El colegio se verá sometido a una fumigación severa por...» Dejo de prestar atención cuando todos se levantaron en una gran ovación.
Gritaban y los papeles volaban. Tal cual una jungla. Cuando el profesor logró ponerlos en orden y seguir con la clase, alguien tocó a la puerta. Algunos cuellos de jirafas y orejas de elefantes me miraban sorprendidos, y por un momento mi ojo tembló.
—Thompson—me llama el profesor—, la buscan.
Frunzo el ceño, correspondido la mirada confusa que me lanzó Jess.
Cuando salgo con pasos desconfiados del salón, mis esfuerzos por adivinar a esa persona van a la basura, junto con alguna posible esperanza de que no distorsionen la realidad formando otro rumor.
—¡Ey!
Me aparto junto cuando veo el beso acercarse.
—Acompáñame a la boda de mi tía este fin.
—¡No me beses!
—¿Escuchaste lo que dije?
—¿Y tú estás consiente de lo que me estas pidiendo? —comienzo a decir, sujetándome el puente de la nariz—. Me sacaste de mi clase, saliendo de la tuya, justamente después que el director diera el comunicado ¿para esto?
—Si.
—No—respondo tajante, borrando su expresión.
En tal caso que me emborrachara y aceptara salir con lo que puede ser un grano en el trasero, mamá jamás estaría de acuerdo.
—Da igual, no te estoy preguntando.
Se encoge de hombros y me mira con una falsa inocencia. Me cruzo de brazos y abro la boca impresionada por su audacia.
— ¿Me estás diciendo qué hacer?
— ¡Noo! —niega ofendido—. Te estoy amenazando.
Da un paso hacia mí pensando que retrocedería, pero tomándolo desprevenido doy un paso al frente estando más cerca de él, borrando su sonrisa arrogante.
— ¿Amenazándome? ¿Tú me estas amenazando a mí?
Es una palabra muy grande para él.
Sobre todo, si va dirigida a mí.
Antes de que diga algo, lo tomo de los brazos acortando el espacio y su expresión no pudo ser más clara: no tenía ni idea de lo que iba a pasar o en qué estaba pensando yo.
Definitivamente no se esperaba para nada que yo reaccionara así, que no sucumbiera ante su amenaza ya que no me intimidaba, a decir verdad, nada en Brayden lo hacía, ni siquiera la diferencia de estatura o musculatura. Más bien, me daba risa.
Bajo mis manos despacio, casi arrastrando mis uñas, tentándolo, sintiendo como sus músculos se tensan bajo su chaqueta de jean.
— ¿Con quién crees que estás hablando?
De seguro mi acto conseguirá varios malentendidos por el escaso espacio entre ambos, pero a estas alturas un rumor más un rumor menos me los paso por el culo.
Me pego más a él, sin dejar espacio vacío entre ambos, acercándome a sus delgados labios sin llegar a tocarlos, en ningún momento separo la mirada de la suya que detonaba sorpresa.
—Quisiera ver con qué me amenazas, Brayden McCarthy —desafié, pasando la punta de mi lengua por la comisura de su labio—. Inténtalo.
Escuché claramente como tragaba saliva y no pude contenerme de mirar hacia abajo, a su jean y...
Editado: 27.04.2024