Los secretos de Nova.

CAPÍTULO 25.

Lo siento.
Confío en ti.


Respiro hondo, contengo el aire unos segundos y exhalo.

Al menos sigue vivo, con esa sonrisa de estúpido que me da tranquilidad mental. Lo malo es el parche en su frente, del resto parece estable.

—Me siento como en destino final ¿viste la película? Tanto escapar del choque y al final terminamos teniendo uno.

—Sigues vivo.

Me pasee por la habitación hasta quedar a su lado.

—Por ahora, en cuanto mi padre vea el carro me va a empalar. Me pone más tranquilo verte intacta, tenía miedo, si algo te hubiese pasado ¡Me vuelvo loco! Cuando desperté y vi a tu madre pensé que me iba voltear la cara, gritar y echar la culpa. Lo siento. Sé... sé que soy un idiota, pe—pero jamás haría algo que te...

Sin esperar un segundo más, pasmo un beso sobre sus labios.

—Me alegra que tú estés bien.

Su cuerpo se tensó y abrió los ojos para mirarme completamente atónito. No pestañeó, ni se movió, pero si dijo:

—¿Me das otro?

Sonreí mientras me sentaba a su lado en la camilla.

—Quien debería de disculparse soy yo —creo que de todo esto, lo más sorprendente es escucharme decir eso—. Fue mi culpa.

Se incorporó en la cama rápidamente.

—¡No, no, no! Esto para nada fue tu culpa sino del imbécil que debió de estar borracho.

—Brayden. El que nos chocó me querían a mí, no a ti. La camioneta es la misma días antes de la fiesta de tu hermana, la que tu creías que te iba a arroyar en el verano y la misma que está estacionada todos los días frente a mi casa.

—¿A... a que te refiere? Ellos...

—Sí, ellos, él, mi ex para ser más exactos. Él y su padre tiene miedo de mí.

Destaco la palabra para que Luke la oiga. Pensándolo bien, es la palabra perfecta para justificar el seguir teniéndolos detrás de mí.

—¿Miedo?

—Sé muchas cosas que los podrían perjudicar. Sonara poco creíble, pero un imperio político caería si abro la boca y muestro lo que escondo. Él día que nos conocimos, tuve mi primera "borrachera", fue en plena luz de día, pero necesitaba llegar a un nivel de valor que solo el alcohol me otorgó.

»Le relevé a la prensa la identidad del hijo del senador, cosa que hasta ese momento nadie sabía. Adrián siempre fue un secreto que su padre quiso mantener oculto de los medios, desde entonces, me vieron como una amenaza.

»Si no han venido a sangre fría para eliminarme es porque avisé a los medios que si me encuentran sin vida un día ellos serían los principales sospechosos. Tengo una especie de inmunidad, es como protección a testigos, pero sin ocultar mi identidad ni involucrar a la policía.

—¿Y qué es lo que sabes?

Sus secretos.

Sus mentiras, las verdades, trampas, cuantas personas han matado, cómo y quién hace el trabajo sucio.

También donde están escondidos.

—Es mejor que no sepas —respondí.

—Pero... sigo sin entender. El choque entonces no fue...

Suspiré. Literalmente, se lo dije hace 5 minutos.

—No fue un accidente. Y como me han visto contigo piensan que yo te dije algo, que tu sabes algo.

—¡Pero no es cierto!

—Ellos no lo creen —pongo una mano en su hombro para calmarlo—. Entiendo si me odias por meterte en este problema, si me pides que aleje lo haré, pero quiero que sepas que ahora estarán encima de ti.

Brayden no me respondió.

Solo se quedó observando las sabanas, ido, con un enorme vacío. De pronto, luego de un extenso silencio, sus ojos azules se cristalizaron, y la nariz se le puso roja. Apretó los dientes, tensando la mandíbula y las venas de su cuello.

—¿Si me ven o no contigo, igual lo harías... igual me vigilarían?

—Sí.

Otro silencio, esta vez, bajó la cabeza.

De repente, soltó una sonrisa.

—Ahora lo veo... tú intentaste alejarme varias veces.

—Debí de ponerte un parado, debí esforzarme más para que de alguna forma no quisieras tenerme cerca.

—Yo me metí en esto—concluyó.

—Es mi culpa, debí hacer que me odiaras. No te aseguro mantenerte a salvo, pero, al menos sé cómo despistarlos.

Brayden me miró. Sus ojos habían cambiado. Sus iris se tornaron de color gris, casi al instante.

—Quiero la verdad —no fue una petición amable como suele ser él, esto fue una condición. Un: "es lo mínimo que merezco por meterme en la mierda".

Miro el techo pensando en la lista de cosas que he callado, que me he negado a mostrar y las que he visto.

—Es que... no puedo. No debo.

Brayden es muy bueno, y a penas sepa una mínima parte ira a la policía a hacerse el héroe.

Y lo que sería peor, la misma policía lo delataría con Adrián y su padre.

—No se lo diré a nadie —insiste tomando mi mano.

—Por tu bien, es mejor que no.

En realidad, si pienso decirle, pero no aquí y menos con Luke/Freddy escuchando todo por teléfono.

—Quiero entender —casi lo suplica—. Quiero saber quién casi nos mata.

Resople por la nariz.

—De ingenua le pedí que me mostrara su mundo, sabía que escondía algo. Mi curiosidad fue demasiado lejos y no pienso permitir que te pase lo mismo a ti.

» Su legado familiar es muy peligroso, su herencia es la muerte —recito las palabras que Adrián me dijo una vez—. Y espero que sea lo más pronto posible. Suena horrible, pero con personas como él solo toca desear lo peor.

Absorbe mis palabras y si, el hecho de que tu vida corra en peligro es algo difícil de digerir. La gente nunca entenderá por qué hice lo que hice, porque decidí callar, porque decidí cerrarme y porque decidí alejarme.

—Mientras menos sepas, más estarás a salvo.

—De acuerdo, no preguntaré más.

—¡Encontraré la manera de sacarte de esto! Lo prometo.

Brayden paso sus manos por mi mejilla, apartándome el pelo. Me coge la cara y me atrae hacia él sin vacilación. Sus labios separaron los míos con mucho cuido.



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En el texto hay: romance, secretos, drama

Editado: 27.04.2024

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