No quería tener que regresar a Londres y decirle a Christos que había fracasado. Pero la otra opción que tenía era darle la vuelta al coche y conducir de vuelta a esa casa.
La perspectiva de tener que enfrentarse a Nicolo de nuevo hizo que se le acelerará el corazón. Sabía que lo más sensato que podía hacer era volver a Londres y dejar qu3 Christos lidiara con Nicolo, pero era demasiado orgullosa para hacerlo. Creía que Nicolo había ganado la primera batalla, pero no la guerra. Se sintió más decidida que nunca. De un modo u otro iba a conseguir que la escuchara. Pero, antes de volver a la casa, tenía que comprar comida. Podía soportar la idea de lidiar con el mal carácter de ese hombre, pero no quería tener que comer la carne que había encontrado en su nevera.
Nicolo salió del espeso arbolado que había al final de la finca y busco a Dorcha con la mirada. No tardo en encontrarla husmeando en la madriguera de un conejo.
_Vamos, chico _lo llamo mientras habría la puerta del jardín y cruzaba el césped mojado.
Después de pasar dos horas sentado frente a su ordenador, le sentaba muy bien salir a que le diera el aire y a hacer un ppoco de ejercicio. La tormenta h avia pasado, pero había dejado un cielo tan gris y cubierto de nubes que ni parecía verano. Aun así, le encantaban esos días húmedos y grises, eran los que más se adeacuaban a sus sombrío estado de ánimo. Dorcha se le adelanto y fue directo a la puerta de la cocina, había estado actuando de manera muy extraña durante toda la tarde, dando vueltas por el despacho y gimiendo. Pensó que quizás le hubiera afectado la presencia de otra persona en la casa. Frindió el ceño al pensar en ello, la visita de Sophie Ashdwn había sido una distracción molesta. Incluso después de deshacerse de ella, le había costado volver a concentrarse en lo que tenía que hacer, algo desastroso en su línea de trabajo. Tenía que estar completamente cconcentrado para poder seguir lo que pasaba en los mercados financieros de todo el mundo. Y, como consecuencia había terminado perdiendo cientos de miles de libras. No le preocupaba perder dinero, después de todo sólo era una pequeña ración de su riqueza, pero pocas veces tomaba tan malas decisiones como las que había tomado ese día.
Y creía que todo lo que le estaba pasando era por la culpa de la Secretaria de Giatrakos. El perfume de Sophie aún persistía en su estudio. Otra razón más para salir a tomar aire. Tampoco entendía pir que la imagen de esa mujer se había quedado grabada en su mente.
Sorry este está cortito, pero mañana los recompenso...