_No demasiados.
Lo miro sorprendida.
_¿Enserio? Suponía que habría sido maravilloso poder vivir en una casa tan grande con tus germanos y con una finca tan enorme para explorar y jugar... Os imaginaba a todos corriendo como salvajes por el campo, merendando en el césped, rregresando a casa con tus padres después de un largo día.
_Tienes mucha imaginación _repuso Nicolo con frialdad_. Mi infancia no fue tan idílica como crees Y mis padres mo estuvieron tan presentes en mi vida como piensas. El estaba gran parte del tiempo en Londres, dirigiendo en hotel. Y mi madre... Mi madre no estaba en condiciones.
Nicolo había llegado a la conclusión de que la depresión era como cualquier otra enfermedad, pero de pequeño no había entendido lo que le pasaba a su madre, por que lloraba tanto, por que se encerraba en si habitación y se negaba a ver a sus hijos. Podía recordar perfectamente la sensacion de estar frente a la puerta cerrada del dormitorio de su madre, pidiéndole que lo dejara entrar.
_Quiso verte, mama. Quiero abrazarte. Así dejaras de llorar, ya verás _le dolía decir el.
_Vete Nicolo. Déjame en paz.
Le había dolido mucho entonces sentirse rechazado por su propia madre. Había pensado que había hecho algo malo, aunque no sabía el que, y que por eso lo había dejado de querer. Recordaba haber pasado horas sentado en el suelo porque quería estar serca de ella y no sabía cómo hacerlo.
_Entonces, ¿quien se encargaba de vosotros? _le pregunto Sophie devolviendolo de repente al presente.
_Tenianos niñeras. Hubo muchas. Nos portabamos tan mal mis hermanos y yo que ninguna se quiso quedar mucho tiempo _admitio el.
La trucha al horno le había quedado deliciosa y, durante unos minutos, Sophie se concentró en comer, pero tenía curiosidad por saber más de el.
_¿Que pasó después de que te quemaras en el incendio? _le pregunto con algo de timidez .
Esperaba que no le molestará la pregunta. Le había quedado muy claro que había sido un momento traumático para Nicolo.
_¿Te cuido tu madre mientras te recuperaba de las quemaduras?
_Cuando ocurrió, ya no estaba en casa _replicó el sin poder ocultar su dolor_. Mi madre nos abandonó. Se fue de casa cuando yo tenía doce años. No se si llego a enterarse de lo que pasó. Si lo hizo, no le preocupo lo suficiente como para ir a ver como estaba. Y eso que pase muchos meses en la unidad de quemados de un hospital.
_¡No me lo puedo creer! _repuso Sophie horrorizada. Christos le había contado que Liliana Chatsfield abandonó a su marido y a sus hijos y que nadie había vuelto a saber de ella desde entonces. Le costaba creer que esa mujer hubiera sabido de las quemaduras de Nicolo y no hubiera corrido para estar con el.