Su hijo al encontrar aquellas palabras en ese libreto se lo dio de muestra a su madre. Jaime no sabía que decir, cuando ella le pregunto sobre aquel cuaderno, y lo regaño su hijo, era volver a retomar un capítulo de su pasado que tan oscuro era. Jaime no tuvo el valor de poder decir a ellos por qué, ni de dónde provenía esas historias. De la gaveta de su viejo escritorio recogió unas pastillas, y se las bebió con agua, no podía dormir. Vendrán por mí, lo sé vendrán por mí. Los efectos de las locuras en los pensamientos, hicieron que su esposa llamase nuevamente luego de años a los terapeutas. Jaime fue encerrado nuevamente, pero esta vez escaparía. Necesitaba burlar a los siameses Berthol. Ellos regresarían.
¡Fingir para vivir ese era el plan!
Y aquí estoy en un ataúd, fingiendo mi muerte, para engañarlos, bajo tierra estoy y no importa, ya no temo al encierro le temo a ellos, los siameses Berthol. Y ellos me quieren en su mundo, pero no me tendrán. Jamás me tendrán, yo que soy la última generación. El aire se agota, y les puedo contar esta historia. Jamás me tendrán, ¿o eso pienso, no?
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Editado: 22.09.2023