El guardián de las entradas.
Amaneció al fin y aquél vagabundo dormilón se despertó ya cuando el Sol le daba de bofetadas, sacudiendo su despeinada cabellera dio una larga y sonora bostezada, mirando a su alrededor se dispuso a acomodar sus cosas y con su diario ritual checó que todo estuviera en sus bolsillos, introdujo la espada en la funda que ajustaba perfectamente a su pecho, dejando la cacha sobresalir un poco por sobre su hombro, se puso sus lentes de seguridad y emprendió el camino con rumbo al desconocido Bosque de Eoz, cruzando el río por su parte más baja y angosta olvidándose por completo de su ruta hacia los Montes Lunares.
-El Bosque de Eoz.
Iba pensando mientras caminaba internándose entre los troncos de aquella arboleda donde predominaban los pinos.
-¿Por qué se me hace conocido este bosque, por qué? ¡Si claro! Lo recuerdo ahora, es el bosque del mago de Oz, no el de Eoz, el espantapájaros, el hombre de hojalata y un hombre león creo; ¡Estoy recordando! Y este tipo de recuerdos no pueden ser recuerdos del corazón, sino de mi cabeza. –así siguió pensando mientras caminaba en aquél bosque de pinos. -Es mejor que recuerde el ritual de la espada, ya caminé mucho y no tardó en encontrarme a alguno de esos feroces ángeles guerreros que custodian Mirídia; ¿Cuáles fueron las palabras que me dijo la estrella cuando le pregunté por el ritual de la espada? ¡Ah sí!
<<El ritual para activar la espada, está guardado en la memoria de tu corazón. >>
-¿Mmm?
Se preguntaba mientras se mesaba la barbilla tratando de recordar las palabras de B’eila.
<<El ritual que todos los de tu raza hacen cuando están en peligro o asustados, ese es el ritual que activará los poderes de la espada del destino, ahora la espada de Yurik, o sea, tu espada. >>
-¿Qué diablos hacemos los humanos cuando estamos asustados o en peligro? ¡Corremos! No, ese no puede ser el ritual –pensaba mientras se reía de sus propias ocurrencias. -Mmm, rituales, rituales, espadas encantadas, rituales de humanos asustados, mmm, veamos, se me ha ocurrido algo, o más bien, he recordado algo.
Y tomando la espada, levantándola con las 2 manos gritó, en medio de aquellos solitarios pinos, repitió el grito sin ningún resultado.
-¡POR EL PODER DE GRAYSKULL, YAAA TENGOOO EL PODEEER!
Recordando el ritual que efectuaba el héroe de Heman y los amos del universo (1) para activar los poderes de la espada de Grayskull y nada.
-No, éste no es; ¡Ah, ya sé! -colocándose la espada entre los ojos gritó:
-¡ESPADA DEL AUGURIO, DAME EL PODER DE VER MAS ALLA DE LO EVIDENTE!
Como recordó hacia y decía aquel legendario León-O de la serie de los Thundercat’s (1) y nada.
-¡Me lleva! ¿Cuál será el jodido ritual de La Espada del Destino?
Mientras caminaba hizo con sus labios el silbido de la espada cantarina que había escuchado en las caricaturas de su niñez y nada.
-Ni modo –dijo en voz alta como platicando con su espada. -Ni chiflas, ni cantas, ni nada, a ver si cuando esté asustado porque tengo enfrente a un dragón de los guerreros, recuerdo que es lo que hacemos los de mi raza cuando estamos asustados o en peligro; ¿Será la danza de la lluvia? ¡Ya sé!
Dijo y ensartó la espada en el suelo poniéndose a bailar alrededor de ella tratando de imitar movimientos simiescos.
-¡Uga chaca, uga chaca, uga, uga, uga, chaca, uga chaca!
E igual que nada, aunque él sabía perfectamente que nada iba a pasar se divertía ampliamente con sus ocurrencias, continuó caminando internándose más y más en aquél bosque de pinos sin confiarse, atento a cada movimiento y a cada sonido, en algunas partes tenía que brincar o rodear porque había zanjas y troncos caídos en el suelo.
Algunos huecos que parecían como hechos por algún animal, por eso es que caminaba atento a cualquier movimiento o sonido a su alrededor, de repente y muy cerca le pareció escuchar un leve rugido, y automáticamente tomó el hacha con sus manos y justo enfrente de él, entre la hojarasca y los troncos de aquellos pinos, como si fuera niebla en una nube luminosa, se empezó a configurar el cuerpo de un animal, el de un enorme felino con grandes alas blancas como las de una paloma, mientras iba apareciendo la bestia rascaba el piso con sus patas delanteras y lo miraba.
-Mi nombre es Onél. –dijo el león blanco mirándolo fijamente a los ojos, -Soy el guardián de las entradas y me dará un enorme placer despedazarte.
-Espero que no te moleste que al menos intente defenderme.
Dijo Yurik con la voz entrecortada, tratando de disimular su asombro, desconcierto y miedo, sin inmutarse aquél impresionante león blanco de penetrantes ojos azules le dijo:
-Estás en mi reinado y si tu pretensa es pasar existe sólo una manera de hacerlo, tendrás que derrotarme y sólo existen 2 maneras de derrotarme, de las cuales podrás escoger tan solo una.
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Editado: 08.11.2022