El rey Coballo convocó a sus mejores comandantes de guerra; Sol y Laguna, ángeles gemelos que protagonizaron la última batalla del ejército de Mirídia, cuando derrotaron a Daro´s y sus dragones, los dos escuchaban atentamente las indicaciones de su Rey.
-El enemigo se encuentra en los pinares, lo esperaremos en el valle y atacaremos con el primer bloque de defensa, no sabemos de qué parte de los territorios oscuros viene y es considerado muy peligroso e inteligente, así que el ataque debe de ser rápido, sorpresivo y devastador.
Dijo el Rey, determinado, a sus comandantes que asintieron y se retiraron a efectuar los preparativos para la batalla.
Yurik despertó y continuó su camino por entre los troncos de los altos pinos, se ayudaba con su hacha de mano abriéndose paso entre la maleza como buscando atajos, y casi al medio día, por fin alcanzó lo que le parecía el final de aquel pinar, un gran valle donde se perdía la vista, en el horizonte predominaba.
-Este debe de ser el Valle de Mirídia y en algún lugar debe de estar el palacio de mi Princesa.
Pensó y sin más emprendió el camino, en ocasiones avanzaba lentamente por los altos pastizales que le llegaban al pecho, y también temía perder el rumbo por la gran cantidad de colinas que le dificultaban ubicarse, su referencia de avance era el bosque de pinos que había quedado a sus espaldas.
Y en ocasiones lo perdía de vista, caminando con dificultades llegó a una meseta en la cual había unas 6 o 7 grandes piedras semi redondas, y semi enterradas de varios metros de alto.
-Estas piedras están muy raras, su forma redonda no parece ser natural ya que por aquí no hay laderas ni montañas como para que rodaran quedando así de redondas, además están muy bien acomodadas como para que hayan quedado así de encimadas. –pensaba mientras observaba aquella zona. –Si no estuvieran así de grandes podrían ser munición para una catapulta, pero tendría que ser una enorme catapulta operada por gigantes.
-Observó y exploró detenidamente aquellas piedras hasta que no encontró explicación lógica alguna y terminó por encoger los hombros para restarle importancia, sentía sed y esperaba encontrar un río, manantial o algo donde pudiera beber agua, decidió descansar un rato al amparo de esas piedras encimadas que en sus costados le tapaban el Sol y se sentó, permaneció un rato entrecerrando los ojos como meditando medio aburrido, tratando de recordar una vez más el posible ritual de la Espada del Destino, la sustrajo de la funda y se puso de pie, dispuesto a practicar cuanto ritual o conjuro se le viniera a la mente y en medio de aquellas grandes piedras redondas empezó.
-POR EL PODEER DE GRAYSSKULLL, ¡YAAA TEEENGOOO EL PODEEERRRR!
Lo intentó varias veces de varias maneras hasta que se convenció de que ese no era el ritual.
-¿Qué diablos es lo que hacemos los de mi raza cuando estamos en peligro y asustados o a punto de que nos cargue el payaso? -gritaba a sabiendas de que nadie lo escuchaba.
-¡ESPADA DEL AUGURIIOOO! DAMEEE EL PODEER DE MIRAAAR MÁS LEJOOSSS.
<<El ritual para activar la espada, está sembrado en tu corazón por la gente de tu raza, en tus creencias, en tu fe. >>
Recordó las palabras de la estrella solitaria.
-¡Demonios! No puedo recordarlo, a ver, a ver; ¿Qué más hay escondido en mis fantasías? ¡Ya sé!
-¡POR EL PODER DEL FANTASMA QUE CAMINAAA! DAME LA FUERZA DE 10 TIGRES.
Y nada… la espada seguía inerte y apagada.
-¡Me lleva la que me trajo! Tengo que recordarlo, tengo que recordarlo.
-THUNDEERR, THUNDERCAATSSS, UOOOOO.
Y nada.
-¡Me llevaaaa! ¿Cuál es el jodido ritual de la jodida espada del jodido destino? Tengo que recordarlo porque presiento que lo necesitaré muy pronto, porque me voy a encontrar un león de verdad y yo ni el machete se usar.
-ANTIGUOS ESPIRITUS DEL MAAL, TRANSFORMEN ESTA INUTIL ESPADA EN LA LEGENDARIA ESPADA DEL DESTINO.
Después de un rato de practicar conjuros fantásticos.
Y ocurrencias, guardó su espada y decidió que era mejor continuar su camino, al poco rato encontró veredas que en ocasiones le permitían caminar más rápido, veredas en el pastizal como hechas por animales que comúnmente pasaban por ahí, veredas amplias y rectas, no de animales solitarios, como hechas por manadas, pensaba en esto mientras caminaba, y siguiendo la vista de unos árboles que parecían frutales, encontró otro promontorio de grandes piedras redondeadas, cerca de algunos árboles que parecían ser de naranjas y contento las partió mientras se quitaba la sed, en la distancia distinguió una especie de sombra que oscurecía el paisaje, se detuvo y observó el movimiento sobre el valle de aquella mancha oscura que se comportaba como el de una manada de búfalos desplazándose.
-¡No! Su movimiento es matemático y organizado como el de un ejército.
Pensó y oteó el horizonte con la vista en dirección contraria con respecto a aquella formación militar, tratando de ubicar al posible enemigo de aquél tan disciplinado ejército que parecía prepararse para un ataque, de un hábil movimiento se subió a la más alta de las encimadas piedras para mejorar su ángulo de visión y alcanzó a distinguir figuras humanas que se acercaban, portando una especie de lanzas plateadas con una copita en la punta como pequeños radares, como si cada uno llevara un florete invertido.
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Editado: 08.11.2022