—¡Porque ahora es cuando tus hijos más te necesitan! Tienen cinco años y necesitan una figura paterna ¿qué esperabas que apareciera cuando tuvieran veinte años? —reclamé con sarcasmo.
—No sé qué hacer ni qué pensar. Esta situación es todo lo que nunca imaginé que pasaría. Es que ni siquiera es uno, son tres, tres niños que hasta ahora no imaginé que existían —seexcusóò, yo suspiré y volteé los ojos. Su actitudegoístaa me hacía despreciarlo y odiarlo más de lo que ya lo hacía. Era tan injusto yegoístaa que ni siquiera era capaz de sentarse y pensar encuántass cosas tuve que pasar yo sola en todos estosaños,s ni en todo el daño que me hizo con su actitud.
—¿Quieres que sienta lástima de ti? ¿Es eso? 'pregunté cosarcasmo—. Actúasas como una víctima y solo eres el culpable...
—Me guardas rencor por haberte dejado y te quieres vengar es eso—fue capaz de decir. Eso era lo más cínico que había escuchado alguna vez
—Me alegra demasiado haber terminado con alguien como tú. Eres el tipo de pareja que espero nunca volver a tener—respondí, él me miró fijamente.
—Te amé como a nadie y pensé que era recíproco—afirmó—la única razón por la que terminé contigo es porque saliste embarazada y querías tener hijos y yo no. Queríamos cosas distintas y estando juntos solo nos haríamos daño. Juro que pensé que habías terminado con tu embarazo de lo contrario por más que no quisiera tener hijos habría asumido mi responsabilidad.
—¿Me amaste? Menos mal—reproché enojada—me deapreciaste estando embarazada, me terminaste y me pediste que abortara cuando más te necesitaba, sabiendo incluso que estaba prohibido. No entiendo tu ridícula forma de amar. Cada palabra que dices solo me demuestra lo estúpida que fui al amarte, al pensar que eras una buena persona.
—Lo hice pensando en todos, pero no lo entenderías—reí ante sus palabras.
—Ya necesito descansar y los niños nos esperan, ahora debes mostrarnos en que habitación nos quedaremos y empezar a ser el padre que debiste haber sido desde hace cinco años atrás. —Él abriò la puerta sin decir nada, ambos salimos hacia el despacho y allí estaban los tres niños, esperándonos. Artur se quedó mirándolos fijamente y se agachó ante los pequeños.
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Artur:
Me quedé mirando a los tres niños, tres pequeños idénticos a mí de los cuales hace unos minutos no tenía la menor idea de su existencia:
—Hola niños parecen que a partir de ahora viviremos juntos. —pronuncié captando la atención de los tres niños que me observaban atentamente.
—¿Es cierto que eres nuestro padre? —preguntó uno de ellos e intercambiaros miradas entre ellos esperandomi respuesta.
—Así es soy su padre—respondí, ellos permanecieron en silencio, yo únicamente era un desconocido para ellos al igual que ellos para mí.
—¿Porqué nunca te habíamos visto?
—¿No nos querías? —bajé la mirada ante las preguntas de los niños y sentí algo de lástima por ellos ya que no tenían culpa de absolutamente nada.
—No sabía que ustedes existían—observé a la madre de los niños—pero les prometo que a partir de ahora las cosas serán muy diferentes y me esforzaré por ser un buen padre para ustedes—sentí un impulso de abrazarlos en ese momento, sin embargo la voz de mi prometida entrando en mi despacho me interrumpió:
—Ahora sí, Artur creo que te va a tocar explicarme quiénes son esta mujer y esos tres niños y qué hacen en nuestra casa.
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Editado: 08.12.2024