Hoy por fin es 1 de septiembre, el ruido de la gente pasando por los andenes resuena por mis oídos. Miro la estación con gran interés, siempre he querido andar por aquí. Mi padre tira de mi carrito con mis cosas y mi madre anda junto a mí acompasando su ritmo al mío.
Nos paramos frente al andén nueve y tres cuartos. Suspiro nerviosa pero a la vez emocionada y miro a mis padres.
Doy un último vistazo a mis padres y agarro el mango del carrito para empujarlo en dirección al muro. Un aire me recorre por el cuerpo cuando traspaso la pared y lo que me encuentro al otro lado es absolutamente impresionante. El humo saliendo de la chimenea de la locomotora, brujos y magos corriendo de un lado a otro despidiéndose de sus familiares, los padres emocionados… Todo es una locura, pero una locura que me gusta mucho.
Sonrío y camino en busca del vagón para dejar mis pertenencias. Cuando llego un maquinista recoge mis cosas y las sube al vagón. Después subo al tren y busco algún sitio vacio, donde nadie me moleste. He soñado con hacer este viaje en tren desde siempre.
Encuentro un compartimento vacio y me siento junto a la ventanilla para poder ver el paisaje. Coloco mis cosas a mi lado y cojo uno de los libros que me he traído para pasar un rato.
Llevo en el tren varias horas ya y aun quedan un par para llegar a Hogwarts. Durante todo este tiempo he estado tranquila, nadie me ha molestado y eso es bueno ya que voy a ser el centro de atención en cuanto pise la escuela. Es muy raro que un alumno llegue nuevo a un colegio procedente de otro.
Unos ruidos en el pasillo llaman mi atención, me levanto del asiento y abro la puerta corredera par asomarme. Un carrito lleno de comida va tirado por una señora mayor. Se acerca a mí a pesar de que un montón de gente la sigue por detrás pidiéndola cosas.
Cuando la señora está a punto de irse unos gritos que vienen de la parte de atrás inundan mis oídos y después veo como la señora es empujada y se le caen varias cosas del carrito.
Las risas de burla aparecen de inmediato y rápidamente dejo mis cosas en el asiento y corro a ayudarla.
Ayudo a la señora a incorporarse y me mira agradecida. Su mirada viaja hacia atrás fulminando a los chicos que la han empujada y sigue su camino por el resto de compartimentos. Es entonces cuando me giro para encararme con los chicos que han ocasionado todo esto.
Un corro formado por tres chicos aparece en mi campo de visión y me acerco a ellos. Aun siguen riéndose por lo acontecido.
Dos de los chicos que me miran con los ojos abiertos y un tercero comienza a girarse poco a poco. Unos ojos grises me devuelven la mirada. Nos quedamos unos segundos observándonos. El chico parece mono, ese pelo rubio, esos ojos grises que hipnotizan… Casi perfecto.
Lo miro de arriba a abajo con asco, todo lo que su físico me había sorprendido, sus palabras me han demostrado la persona que es.
El chico sonríe con autosuficiencia y se da media vuelta triunfante para reírse con sus amigos por el pasillo.
Se giran los tres y el rubio, furioso se acerca a mí con pasos rápidos.