Capítulo 24 - SEGURA
BROOKE
Me muevo despacio en la cama y siento un cuerpo cálido junto al mío. Sonrío inconscientemente, sabiendo que los brazos de Draco me envuelven y que ha velado mis sueños durante toda la noche, que han sido bastante movidos. No hacía más que pensar en esas manos recorriendo mi cuerpo y como en el sueño conseguía quitarme toda la ropa y yo… Yo no podía apartarme, mi cuerpo no respondía, no oponía ningún tipo de resistencia. Las lágrimas salían descontroladas y temblaba de arria abajo, solo los brazos de él conseguían calmarme y relajarme para volver a dormirme.
Abro los ojos y sonrío cuando veo que Draco está dormido plácidamente a mi lado. Me incorporo sobre mi antebrazo para quedar girada hacia su cuerpo. Levanto la mano que tengo libre y acaricio su mentón con delicadeza, después recorro su clavícula y desciendo por su pecho y su brazo que están desnudos, ya que ha dormido sin la camiseta. Lo noto moverse y sus preciosos ojos grises me dan los buenos días. Sonrío cuando me mira fijamente.
- Buenos días – digo en voz baja.
- Buenos días – me responde también con una sonrisa - ¿Qué tal has dormido? – me pregunta girándose hacía mí.
- Bien, dentro de lo que cabe – respondo – gracias por quedarte conmigo. Bueno por todo – me pongo nerviosa al tenerlo tan cerca.
- No tienes porqué – me responde - ¿Cómo te sientes? – me sigue preguntando.
- Estaré bien, solo necesito tiempo – suspiro y él me acaricia el brazo.
Draco no dice nada, se queda quieto, mirando cada uno de mis movimientos. Su mirada me pone nerviosa, por lo que rehúyo su mirada y miro a todas partes menos a él. Es entonces cuando me doy cuenta de que estamos los dos solos, que los chicos no están y no han pasado la noche aquí, sus camas están hechas, impolutas.
- ¿Dónde están los chicos? – pregunto mirándolo de nuevo.
- No han dormido aquí – me explica – Les pedí que nos dejaran solos.
- ¿Saben lo que ha pasado? – pregunto preocupada.
- Saben que ha ocurrido algo, pero no les he dicho el qué, eso es cosa tuya, tú decides cuando contárselo – me mira mientras apoya su cabeza en su mano – no quería que tuvieras más presión, cuando te sientas preparada y si tú quieres – su mano acaricia mi mejilla y yo me siento agradecida porque haya pensado en mí, en mi bienestar.
- ¿Y dónde han dormido? – vuelvo a preguntar curiosa.
- En otro sitio, habrán sabido buscarse la vida – ambos nos reímos porque es muy probable que alguno haya acabado en la cama de alguna chica, sobre todo Blaise, que tiene la fama de ser uno de los chicos más mujeriegos del colegio. Aunque siendo sincera, ninguna chica ha tenido una sola queja, las trata muy bien.
Vuelvo a echarme en la cama y me quedo observándole, él me aparta el pelo de la cara, en un gesto bastante íntimo y yo me estremezco ante su contacto. Nos quedamos en silencio mientras nos miramos. Sus ojos grises me dan paz y tranquilidad, me hace evadirme de todo. Pero no podemos quedarnos aquí para siempre, por lo que termino siendo yo quien desconecto. Me levanto de la cama y me calzo. De reojo veo como Draco está atento a cada uno de mis pasos. Cuando estoy lista camino hacia la puerta, pero antes de llegar retrocedo y voy hasta la cama, donde sigue sentado sin decir nada. Me inclino hasta colocarme a su altura y le doy un beso en la mejilla.
- Gracias por todo – le digo con una sonrisa.
- ¿Te vas ya? – me pregunta reteniéndome cuando agarra mi mano.
- Sí, creo que es hora de que vaya a mi habitación, me dé una ducha y suba a desayunar – le digo convencida.
- ¿Estás segura? – me pregunta preocupado.
- Estaré bien, no te preocupes – acaricio su mejilla – En algún momento tengo que enfrentarme a esos dos, no quiero que me vean débil, ni que piensen que me ha afectado tanto.
- Sí se acerca a ti, juro que no tendrá lugar para esconderse de mí – me mira serio.
- Sabré defenderme – le digo con una sonrisa – no va a volver a pillarme desprevenida, otra vez no.
- Bien – me sonríe – pero quiero que sepas que estoy aquí.
- Lo sé – le devuelvo la sonrisa y dejo otro beso en su mejilla.
Ahora sí, salgo de su habitación y voy hasta la mía. Al entrar no veo a nadie ya, así que aprovecho para entrar en el baño, darme una ducha y cambiarme de ropa. Cuando estoy lista cojo mis cosas y bajo a la sala común. Busco con la mirada a alguno de mis compañeros, pero ya no están, por lo que salgo de la sala y subo al gran comedor.
Traspaso las puertas de roble y los veo sentados en nuestra mesa, bastante apartados del resto de alumnos, les gusta tener su privacidad y la gente se lo permite, son como los intocables de la casa, los reyes, todo el mundo les tiene respeto o les tienen miedo.
Me siento al lado de Draco, justo enfrente de Blaise y Theo. Ellos me miran sorprendidos porque me haya sentado junto a él, pero ahora mismo me siento más segura con él.
- Buenos días – saludo llenándome el cuenco con cereales.
- ¿Cómo estás? – me pregunta Theo preocupado – Draco nos dijo que había pasado algo, pero no el qué – yo me hecho la leche con tranquilidad en el tazón, respiro con profundidad, pensando en cómo abordar este tema sin que ellos monten un escándalo.
- Yo… - dudo durante un segundo y miro a Draco, que con un simple gesto, me anima a que se lo cuente.
- Álex intentó sobrepasarse conmigo – digo casi en un susurro.
- ¡¿Qué?! – medio grita Blaise y lo veo apretar los puños encima de la mesa, llamando la atención de varias personas que están cerca de nosotros, pero al ver que se trata de ellos, apartan la mirada con rapidez - ¡Te juro que como lo encuentre lo mato a golpes! – lo veo intención de levantarse del banco, pero Theo lo agarra del brazo cuando ve mi mirada asustada.
- Tranquilos, ¿vale? – les digo con rapidez – No lo consiguió – sus caras son de desconcierto – Draco llegó a tiempo – Theo suspira aliviado.
- Menos mal – dice Blaise – Espero que le hayas dado su merecido – le dice al rubio.
- Creo que sí, aunque no lo suficiente – su mirada se dirige a la entrada y los tres miramos también.