GRAN RETO
HARRY
Mientras el profesor Moody me arrastra por los jardines, aún sigo escuchando los chillidos horrorizados de la gente. Aún no puedo creerme lo que ha ocurrido, ¿cómo puede ser que de un momento a otro él ya no esté?
- ¿Qué ha ocurrido, Harry? – me pregunta al fin después de unos minutos en silencio.
- La Copa era un traslador – explico mientras atravesamos el vestíbulo – nos dejó en un cementerio y Voldemort estaba allí... Lord Voldemort... – se me entrecorta la voz al recordar el rostro de mi compañero.
Subimos por las escaleras y solo escucho el retumbar de su bastón contra el suelo de piedra.
- ¿Qué el Señor Tenebroso estaba allí? ¿Y qué ocurrió después? – me sigue preguntando interesado en mis palabras.
- Mató a Cedric... lo mataron...
- ¿Y qué más? – sigue insistiendo.
- Con una poción recuperó su cuerpo – digo.
- ¿O sea que el Señor Tenebroso ha recuperado su cuerpo? ¿Ha retornado?
Un deje en su voz, un pequeño matiz en su tono hizo que me pusiese en alerta. En mi interior sabía que algo no iba bien, aunque no quise verlo.
BROOKE
Los pierdo de vista a pesar de haber salido corriendo tras ellos. Miro a todos lados, pero no hay rastro de ellos. ¿Dónde se han metido? ¿Podría ser...? No estaba segura, pero subí las escaleras del vestíbulo en dirección al despacho del profesor Moody. Al llegar, la puerta está cerrada, pero puedo escuchar sus voces tras ella.
- ¡Hay un mortífago en Hogwarts! Hay un mortífago aquí: fue él quien puso mi nombre en el cáliz de fuego y se aseguró de que llegara al final del Torneo... - escucho a Harry nervioso.
- Ya sé quién es el mortífago – escucho a Moody responder y todo mis sentidos se ponen en alerta, algo no va bien.
- ¿Karkarov? – pregunta Harry alterado - ¿Dónde está? ¿Lo han atrapado? ¿Encerrado?
- ¿Karkarov? – dice indignado Moody.
Ya no lo soporto más, abro la puerta y me adentro en el despacho. Los dos me miran sorprendidos y me acerco hasta llegar a la altura de Harry.
- Bueno, bueno... ¡Mira quién tenemos aquí! – me mira el profesor con una sonrisa terrorífica en la cara – La defensora de los indefensos – se ríe.
- ¿Qué ocurre? – pregunto observándolo detenidamente.
- Sigue hablando, profesor – Harry interviene - ¿Qué iba a decir de Karkarov?
- Karkarov ha huido esta noche, al notar que la Marca Tenebrosa le escocía en el brazo. Traicionó a demasiados fieles seguidores del Señor Tenebroso como para querer volver a verlos... Aunque dudo que vaya lejos. Él sabe cómo encontrar a sus enemigos – nos cuenta.
- ¿Entonces se ha ido? Pero entonces... ¿no fue él quien puso mi nombre en el cáliz?
- No – responde Moody – no fue él. Fui yo – dice finalmente.
- No... no puede ser, usted no lo hizo – Harry no se lo cree y yo ya tengo la varita preparada tras mi espalda.
Moody sigue hablando con Harry y yo desconecto brevemente, buscando una salida a este embrollo, porque estoy casi segura, de que no va a dejar que Harry salga de este despacho.
- ¿Quién puso tu nombre en el cáliz de fuego, en representación de un nuevo colegio? Yo. ¿Quién espantó a todo aquel que pudiera hacerte daño o impedirte ganar el Torneo? Yo. ¿Quién animó a Hagrid a que te mostrara los dragones? Yo. ¿Quién te ayudó a ver la única forma de derrotar al dragón? ¡Yo!
Su sonrisa se ensancha más al ver nuestra estupefacción y me entra un escalofrío por todo mi cuerpo.
- No fue fácil, Harry, guiarte por todas esas pruebas sin levantar sospechas. He necesitado toda mí astucia para que no se pudiera descubrir mi mano en tu éxito, ya que si lo hubieras conseguido todo demasiado fácilmente, Dumbledore habría sospechado. Además de eso, tuve que ingeniármelas para burlar todas las investigaciones de esta pequeña entrometida, señorita Parker. Aunque lo importante era que llegaras al laberinto, al ser posible en una buena posición. Después, sabía que debía librarme de los otros campeones para despejarte el camino. Pero la segunda prueba... Ahí fue cuando tuve realmente miedo de que fracasarás porque sabía que aún no habías descifrado el enigma del huevo, así que tuve que darte otra pista...
- No fue usted - intervino Harry con la voz ronca - Fue Cedric quién me dio la pista.
- ¿Y quién le dijo a Cedric que lo abriera debajo del agua? Yo. Sabía que te pasaría la información, ya que la gente decente es muy fácil de manipular, Potter. Estaba totalmente convencido de que Cedric querría devolverte el favor por haberle dicho lo de los dragones, y así fue. Incluso entonces parecía que ibas a fracasar y todas aquellas horas en la biblioteca... ¿No te diste cuenta de que el libro que necesitabas lo tenías en el dormitorio? Estaba seguro de que pedirías ayuda a todo el mundo y Longbottom no habría dudado en ofrecerte su ayuda ni un instante, pero no lo hiciste. Tienes una vena de orgullo de autosuficiencia que podría haberlo echado todo a perder... Así que tuve que enviar al Señor Longbottom a la biblioteca para que te echara una mano.
Un silencio sepulcral inunda la estancia y la varita del profesor Moody se clava ligeramente en el pecho de Harry, yo me pongo tiesa, firme, preparada para el momento en el que tenga que intervenir y atacarlo, porque no pienso dejar que le haga daño.
- Pero como siempre me hacías el trabajo difícil, ya que tardaste muchísimo en salir del lago. Incluso llegué a pensar que te habías ahogado. Pero afortunadamente, Dumbledore tomó por nobleza tu estupidez y te dio una buena nota. Y en esta última prueba sí que has tenido menos problemas, ya que yo formaba parte del equipo que rondaba por el exterior, y fui uno a uno deshaciéndome de ellos. Aturdí a Fleur Delacour cuando pasó cerca de mi posición y eché a Krum una maldición Imperius para que eliminara a Diggory, con el objetivo de dejarte todo el camino despejado hacia la Copa, pero no salió del todo bien, al parecer.
Nada de lo que decía tenía mucho sentido, ya que él era un buen amigo del profesor Dumbledore. ¿Lo habría traicionado? ¿Dumbledore sabía que su amigo es en realidad un mortífago?
- El Señor Tenebroso no ha conseguido matarte, Potter, qué es lo que realmente deseaba hacer. Imagínate cómo me recompensará cuando vea que yo lo he hecho por él. Recibiré los mayores honores que ningún otro mortífago ha recibido, me convertiré en su partidario predilecto, el más cercano, como si fuese su hijo...
- ¡Usted está loco! - exclama Harry sin poder contenerse - ¡Está completamente loco!
- ¿Loco yo? - nos mira a ambos alzando la voz de forma incontrolada - ¡Eso ya lo veremos! ¡Veremos quién es el que está loco, ahora que el Señor Tenebroso ha vuelto y que yo estaré a su lado! Ha retornado, Harry, y tú no has podido con él.
- Esto no se va a quedar así – intervengo después de haber estado en silencio, intentando procesar todo lo que estaba contando – No vas a salir de esta habitación. No vas a reunirte con tu Señor y vas a pudrirte en Azkaban hasta el fin de tus días. Eso tenlo por seguro.
- Niña estúpida – centra ahora toda su atención en mí – No tienes ni idea de con quién estás hablando, ni idea de lo que soy capaz de hacer. No durarías ni un segundo contra mí.
- Ponme a prueba y lo veremos – respondo con altivez, sabiendo bien de lo que soy capaz – Tú tampoco sabes quién soy, ni de lo que soy capaz.
Veo cómo su ojo bueno me mira con rabia e irá, y sonrío internamente sabiendo que le acabo de sacar de quicio, por lo que me preparo para el ataque.
Su varita se alza, pero no hacía mí, si no hacía Harry.
- ¡Desmaius!
Alguien grita ese conjuro y un rayo cegador de luz roja traspasa la puerta, haciendo que esta caiga al suelo, e impacte en el pecho del profesor Moody, cayendo al suelo.
Me giro con rapidez hacia la puerta, con la varita en alto, preparada para atacar a cualquier persona que cruce por esa puerta. Pero frente a mis ojos solo encuentro el rostro frío y lleno de cólera del profesor Dumbledore, acompañado del profesor Snape y de la profesora McGonagall.
Esta última se acerca a nosotros e intenta que la acompañemos fuera, a la enfermería, sin embargo el profesor Dumbledore no nos deja, quiere que escuchemos la verdad.
- Este no es Alastor Moody – nos explica el profesor Dumbledore – Vosotros nunca habéis visto a Alastor Moody. El verdadero Moody no te habría apartado de mi vista después de lo ocurrido esta noche – mira directamente a Harry – En cuanto te cogió, lo comprendí... Y más después de la reacción de la señorita Parker. Sigue manteniendo ese instinto – me mira directamente – Por lo que os seguimos.
Se acerca al cuerpo desmayado de Moody y saca de su túnica una petaca, después se gira hacia el profesor Snape y la profesora McGonagall y se ponen hablar.
- Severus, por favor, ve a buscar la poción de la verdad más fuerte que tengas. Minerva, sé tan amable de ir a la cabaña de Hagrid, donde encontrarás un perro grande y negro sentado en la huerta de las calabazas. Lleva al perro cerca de mi despacho, dile que no tardaré en ir y luego vuelve aquí.
Miro como ambos se marchan a cumplir lo que les ha dicho Dumbledore y yo me quedo a cuadros, no entiendo nada de lo que está pasando, y creo que Harry tampoco.
Sin dirigirnos una sola palabra, Dumbledore camina hasta un baúl, lo abre descubriéndonos un pozo, con una cámara subterránea, a unos tres metros de profundidad, encontrándonos con el verdadero profesor Moody, profundamente dormido, flaco y desnutrido.
Dumbledore se mete dentro del baúl y baja hasta llegar junto al Moody que permanece dormido.
- Está desmayado - nos cuenta desde abajo – controlado por la maldición Imperius... y se encuentra muy débil – nos sigue informando – Naturalmente necesitaba conservarlo con vida, pero a pesar de estar helado no creo que esté en peligro. Deberemos llevarlo inmediatamente a la enfermería para que lo atienda la señora Pomfrey.
Después vuelve a subir y recoge una petaca que se encuentra sobre el escritorio, desenrosca el tapón y vierte el poco líquido espeso y pegajoso que hay en su interior.
- Poción Multijugos, chicos – nos explica el profesor Dumbledore – simple y brillante, ya que Moody jamás bebe algo si no es de una petaca, y eso, todo el mundo lo sabe. Además el impostor necesitaba tener a mano al verdadero Moody para poder seguir elaborando la poción. Aunque creo que con la emoción de esta noche, nuestro falso Moody ha debido de olvidar tomar la poción con la frecuencia necesaria, así que ya veremos que sucede.
Y Dumbledore tenía razón, porque mirando al impostor, al cabo de unos segundos, su cara comienza a transformarse, se le borran las cicatrices, la piel se le alisa, la nariz se le queda completa y se le achica, su color de pelo cambia, de un golpe sordo la pata de palo se desprende de la pierna y el ojo mágico salta de su cara reemplazado por un ojo natural. Ante nosotros aparece un hombre de piel clara, algo pecoso y con una mata de pelo rubio. En cuanto lo veo sé quién es, no tengo la menor duda, no es otro que Barty Crouch Junior.
En ese momento entran por la puerta de nuevo el profesor Snape y la profesora McGonagall, que se sorprenden ante el individuo que tenemos enfrente. El profesor Snape le hace beber la poción Veritaserum, con la que siempre dices la verdad. Y en cuanto se despierta comienza a contarnos cómo consiguió escapar de Azkaban, siendo testigos de que realmente todo está a punto de comenzar y los malos tiempos han regresado. Pues el plan del Señor Tenebroso había funcionado, recobrando sus antiguos poderes tal y como había visto a través de los ojos de Harry.
Tras eso, el profesor Dumbledore nos saca de allí, llevándonos hasta su despacho. Después ayudo a Harry a sentarse en una de las sillas, ya que su pierna aún sigue malherida.
- ¿Los señores Diggory? – pregunta Harry cansado.
- Están con la Señora Sprout, era la jefa de su casa y quién mejor lo conocía – le contesta el profesor.
- Profesor Dumbledore... - llamo su atención mientras me siento junto a Harry y él me mira con sus ojos azules tras sus gafas – Tienes que prepararlo...
- ¡No! – me interrumpe con voz seria – No es el momento, aún no.
- Pero...
- Sé que quieres mantenerlo con vida, pero no está preparado, todo a su debido tiempo.
- ¿Qué es lo que ocurre? – interviene Harry confuso.
- Ha llegado la hora de revelar algunas de las verdades – me mira de reojo pero su atención está puesta en Harry.
- ¿Qué verdades? – pregunta Harry y yo comienzo a ponerme nerviosa, nunca pensé que llegaría este momento.
- Hay un secreto que ha acompañado a tu familia durante todos estos años, Harry – comienza a hablar – Un secreto que se te ha mantenido en secreto durante todo este tiempo por un bien mayor.
- ¿Qué secreto? – pregunta Harry nervioso.
- Antes de tu nacimiento hubo una profecía que predijo la llegada de un bebé a finales de agosto que acabaría con la muerte del Señor Tenebroso, este te señaló a ti y por eso fue a tu casa y asesino a tus padres. Pero lo que él no sabía es que no eras el único bebé que había en esa casa. Había otro más, uno que podía encajar también en esa profecía. Tus padres mantuvieron en secreto la existencia de ese bebé cuando averiguaron que iban tras ellos, pero se supo, ya que los más allegados a ellos conocían a ese bebé y uno de sus mejores amigos los traicionó. Por lo que tras la desaparición del Señor Tenebroso muchos de sus secuaces quisieron acabar con vuestras vidas, por lo que tuvimos que separaros y manteneros a salvo – hace una pausa y yo contengo el aliento.
- ¿Me estás queriendo decir que todo este tiempo he tenido un hermano? – pregunta Harry sin creérselo.
- En realidad una hermana – confirma el profesor Dumbledore.
- ¿Por qué no he sabido de su existencia hasta ahora? ¿Por qué ella no ha venido a buscarme? ¿No sabe de mi existencia?
- Era mejor para los dos manteneros alejados, manteneros ajenos a este mundo, a los peligros que os acecharían en cuanto pisarais el mundo mágico.
- Ella ha sabido de tu existencia todo este tiempo y no ha dejado ni un solo día en pensar en salir a buscarte – intervengo con la voz entrecortada, nerviosa.
- ¿Cómo... cómo lo sabes? ¿La conoces? – me mira sorprendido y con los ojos anegados en lágrimas.
- Sí – respondo aguantándome las lágrimas – No sabes cuánto ha deseado que llegará este momento en el que conocieras su existencia. Yo... - mis manos comienzan a temblar y mi pulso se me acelera – Soy tu hermana, Harry – digo finalmente el secreto que llevo guardando durante mucho tiempo.
- ¿Tú? – me mira sorprendido.
- No soy Brooke Parker, en realidad soy Brooke Lily Potter y llevo todo este tiempo deseando conocerte – le digo mientras unas lágrimas se me escapan de mis ojos – Siento haberte mentido todo este tiempo, pero no podía decírtelo, no aún, no podía ponerme en peligro, ni mucho menos a ti. Yo... Lo siento – no consigo decir nada más.
- Eres mi hermana – habla como si intentara asumir la noticia.
Nos quedamos unos minutos en silencio, mirándonos. Yo con el corazón en un puño e intentando averiguar qué es lo que está pasando por su mente y él mirándome fijamente.