Love for ever

Capítulo 19: ALGO MÁS PARA CONTAR

El gigantesco abrazo entre Julissa y Eduardo duró varios minutos, el humano no quería soltarla, pensó que talvez ese era un sueño, que en realidad no estaba pasando, que el seguía secuestrado y que Julissa seguía perdida.
Julissa: Eduardo, ¿Estás bien?.
Eduardo: Lo estoy, ¿Eres real?.
Julissa: Si, estás aquí conmigo.
Eduardo: No quiero que sea un sueño, tiene que ser real. 
Julissa: Eduardo, está bien, estamos juntos. 
Eduardo: ¿Cómo estás?.
Julissa: (se apartó de él) Estoy bien y también muy feliz de verte. 
Eduardo: Tonta, ¿Por qué me has hecho eso?, Pensé que no te volvería a ver. 
Julissa: Ya te contaré con detalles, ahora pasa para que puedas comer algo. 
Eduardo: Está bien. 
Julissa: ¿Ya conociste a mis nuevos amigos?.
Eduardo: Si ya los conocí. 
Julissa: Bien, iremos a mi habitación para que descanses, sígueme (ingresa a la casa).
Eduardo: Ahí voy (la sigue).
Luis: ¿Acaso estás celoso? (Se dirige a Sebastián).
Sebastián: ¿Qué tonterías dices?.
Luis: Si me dí cuenta como los miraste. 
Sebastián: Yo estoy bien, Luis quería hablar contigo.
Luis: ¿Qué pasa?.
Sebastián: Te traicioné, besé a la humana aún sabiendo de tus sentimientos por ella. 
Luis: Lo sé, y estos días me sirvieron para pensar, si ella te quiere a ti, no le va importar lo que yo haga por conquistarla, siempre te va a elegir. 
Sebastián: No quiero que nada en nosotros cambie Luis, hemos sido amigos por muchísimos años.
Luis: Nada cambiará, te lo aseguro.
Sebastián: Me siento muy culpable Luis, es que no pude evitarlo, la humana me gusta mucho.
Luis: Lo entiendo, solo quiero que ella esté feliz. 
Sebastián: Estaría más tranquilo si me golpeas.
Luis: ¿Qué? (Sonríe) Estás loco. 
Sebastián: Anda, dame un golpe, soy el peor amigo del mundo. 
Luis: No seas tonto, no haré eso. 
Sebastián: No cabe duda que eres el mejor.
Luis: Solo hazla feliz.
Sebastián: Lo haré amigo. 
Luis: ¿Entonces no te da celos el humano?.
Sebastián: Nada en absoluto. 
Luis: Se quedará a dormir con Julissa esta noche. 
Sebastián: (puso el rostro serio y entró a la casa) Tengo que hacer algo. 
Luis: (sonrió) Si claro. 

Luis vió a Sebastián entrar rápidamente a la casa, ahí se dió cuenta que le dolía ver a su amigo con la humana, el no estaba bien del todo, su corazón estaba roto y por más que lo niegue, no podía evitar que las lágrimas corran nuevamente por sus mejillas de tan solo pensar que ella jamás le corresponderá.


Julissa estaba saltando de alegría, a cada momento abrazaba a su mejor amigo, sentía que si lo soltaba por mucho tiempo el se iría nuevamente, se concentró tanto en Eduardo que no le agradeció a Sebastián por traer al humano.
Ambos amigos estaban sentados en el mueble de su habitación, en ese momento Julissa recordó que en dos días dejaría esa casa, se entregaría a Miguel, y algo que era más que obvio, ella moriría. Ahora que se encontró con su mejor amigo, tenía que marcharse.
Eduardo: ¿En qué piensas?.
Julissa: Nada, solo no asimilo aún que estés aquí. 
Eduardo: Tonta, estoy aquí.
Julissa: Pasaron más de dos meses desde que te vi.
Eduardo: (asiente con la cabeza) Quién diría que nuestro encuentro sería en una casa de vampiros. 
Julissa: Quién diría que existen los vampiros.
Eduardo: Todo esto es muy raro.
Julissa: Ya te irás acostumbrando, no es tan malo. 
Eduardo: ¿Qué sabes de tus papás?.
Julissa: Ellos están secuestrados. 
Eduardo: ¿Quién los tiene?.
Julissa: Miguel, un vampiro. 
Eduardo: Tenemos que ir por ellos. 
Julissa: Tengo un trato con el, mis padres regresarán con bien no te preocupes.
Eduardo: ¿Qué tipo de trato?.
Julissa: Luego te contaré los detalles. 
Eduardo: Está bien, Julissa, ¿Conoces a Kiara?.
Julissa: No la eh visto, pero si se que es alguien peligrosa. 
Eduardo: Ella me tuvo casi dos semanas en medio de la selva. 
Julissa: Lo sé, siento mucho que hayas pasado por eso. 
Eduardo: ¿De verdad es tan mala?.
Julissa: Intentó matar a Luis.
Eduardo: Yo creo que ella solo es alguien que necesita amor. 
Julissa: (lo mira fijamente) ¿Acaso te gusta ella?.
Eduardo: No digas tonterías. 
Julissa: Edu, te conozco muy bien y se cuándo te gusta alguien.
Eduardo: No lo sabes todo. 
Julissa: ¿De que hablas?.
Eduardo: Nunca te diste cuenta que me había enamorado de ti.
Julissa: ¿Te enamoraste de mi?, ¿Como pasó?.
Eduardo: (asiente con la cabeza) Creo que desde hace un año, hasta hace poco. 
Julissa: Pero siempre hemos sido mejores amigos, nunca te vi como algo más.
Eduardo: Lo sé y no te preocupes, que ya no me gustas.
Julissa: (sonríe nerviosa) ¿Te gusta Kiara?, si es así no es amor, solo es el síndrome de Estocolmo.
Eduardo: Siento que la extraño.
Julissa: Talvez te atrajo porque es distinta a cualquier chica. 
Eduardo: No sé, ¿Algún día podré verla de nuevo?.
Julissa: No creo, por tu bien es mejor que nunca la vuelvas a ver. 
Eduardo: ¿Por qué?.
Julissa: Porque ella pertenece a la familia de Miguel, el vampiro que tiene a mis padres.
Eduardo: ¿Entonces ella si se los llevó?.
Julissa: ¿Por qué dices eso?.
Eduardo: Ella fue a buscar a tus padres al hotel, ella se los llevó.
Julissa: Maldita, ¿Por qué tenía que hacer eso?.
Eduardo: Cómo dices que ella es de la familia de ese vampiro, talvez le ordenaron llevárselos. 
Julissa: ¿Y tú?, ¿Por qué te llevó a ti?.
Eduardo: Creo que por decirles sobre ella a al policía. 
Julissa: A ella no le afecta eso, la policía es incapaz de encontrar vampiros.
Eduardo: ¿Entonces por qué me llevó?.
Julissa: No lo sé, pero te prometo que lo averiguaré.
Eduardo: Supongo que tendré que olvidarla. 
Julissa: Créeme, es lo mejor.
Eduardo: Bien, ¿Dónde dormirás está noche?.
Julissa: Está es mi habitación.
Eduardo: La cama es mía (sonríe).
Julissa: (sonríe) ¿Acaso no eres un caballero?.
Eduardo: Si, pero dormirás en el sillón. 
Julissa: Tonto.
Eduardo: Te extrañé mucho.

Dicho esto el humano abrazó con todas sus fuerzas a Julissa, estaban juntos otra vez, ahora no era en el club o un centro comercial, era en una casa de vampiros. Ambos de mantenían abrazados hasta que abrieron la puerta de golpe provocando que se aparten rápidamente, era Sebastián quien ingresó a la habitación un poco apenado. 
Sebastián: Lo siento, Julissa ¿puedo hablar contigo?.
Julissa: Si, ahora salgo.
Sebastián: Bien, te espero afuera (sale de la habitación).
Julissa: Eduardo, regreso en un momento.
Eduardo: Está bien. 

Julissa salió de la habitación siguiendo a Sebastián, en esos momentos pensaba en la decisión que había tomado, dejaría todo para morir en manos de Miguel, a pesar del dolor sintió alivio, sus padres estarían a salvo y no sufrirían. 
Sebastián: (interrumpió sus pensamientos)¿En qué piensas?.
Julissa: (sonríe) Nada, solo me parece increíble que hayan traído a Eduardo hasta aquí, no se cómo voy a pagar todo lo que has hecho por mi, te debo mucho.
Sebastián: No seas tonta, no me debes nada. 
Julissa: (sonríe) Eres el mejor. 
Sebastián: Lo sé, lo soy. 
Julissa: ¿Y para que me llamaste?.
Sebastián: ¿Yo?... Ah sí yo. 
Julissa: Si, tú.
Sebastián: Nada, solo quería decirte que este día fue muy hermoso, y que me gustó tu idea de una cita. 
Julissa: (lo mira fijamente) Si, fue hermoso.
Sebastián: Entonces, ¿Salimos mañana de nuevo?.
Julissa: ¿Mañana?, me encantaría pero Eduardo acaba de llegar y no quisiera dejarlo solo.
Sebastián: Tienes razón, además tenemos muchos más días para salir. 
Julissa: Claro que si.
Sebastián: ¿Quieres decirme algo más?.
Julissa: No... Bueno si. 
Sebastián: Dime.
Julissa: Si algún día llego a desaparecer, quiero que sigas con tu vida. 
Sebastián: ¿Por qué dices eso?, No vas a desaparecer.
Julissa: No sé, talvez Axel me busque. 
Sebastián: No voy a dejar que nadie te lastime, te voy a proteger de todo.
Julissa: ¿Y si pasa cualquier cosa que este fuera de tu alcance?.
Sebastián: No dejaré que te pase nada.
Julissa: Lo sé, solo te lo decía.
Sebastián: ¿Por qué me estás diciendo esto?, ¿Acaso piensas irte?.
Julissa: Claro que no, ¿Por qué me iría?.
Sebastián: Bien, me quedo tranquilo entonces.
Julissa: Si, regresaré a la habitación.
Sebastián: Respecto a eso... ¿Van a dormir en la misma habitación?.
Julissa: (sonríe) Si, ¿Por qué?.
Sebastián: Yo creo que para mayor comodidad debería dormir solo. 
Julissa: ¿Acaso estás celoso?.
Sebastián: (sonríe con sarcasmo) ¿Qué tonterías dices?, ¿Celoso yo?, ¿Y de un humano?.
Julissa: Pues entonces no habrá problema en que el y yo compartamos la habitación.
Sebastián: Bueno talvez esté un poquito celoso. 
Julissa: (sonríe) ¿Por qué?, El solo es un amigo. 
Sebastián: Déjalo en la habitación, tu dormirás en la mía. 
Julissa: ¿Qué?, ¿Contigo?.
Sebastián: Yo no dormiré ahí.
Julissa: (sonríe con alivio) Está bien, pero ¿Dónde dormirás tú?.
Sebastián: Saldré de cacería.
Julissa: ¿Tienes que alimentarte?.
Sebastián: (asiente con la cabeza) Iré con algunos vampiros de la familia.
Julissa: Bien.
Sebastián: Nos vemos mañana, vendré a despertarte. 
Julissa: (sonríe) Que no sea muy temprano.
Sebastián: Está bien hermosa, dejaré la puerta abierta para que puedas entrar. 
Julissa: Gracias, te quiero.
Sebastián: También te quiero humana. 

El joven vampiro se acercó a la humana y la rodeó con sus brazos, lo siguiente que hizo fué juntar sus labios con los de ella, la sensación de felicidad invadía sus estómagos haciéndo que ambos sonrían tímidamente.
Sebastián se despidió de la humana y caminó hacia su habitación.
Julissa: (entró su habitación) Ya regresé.
Eduardo: Si no me lo dices, ni me doy cuenta. 
Julissa: (sonríe) No seas sarcástico.
Eduardo: (le señala el mueble dónde estaba sentado) Ven aquí. 
Julissa: (camina hacia él) ¿Qué pasa?.
Eduardo: ¿Quién es él?.
Julissa: ¿Él?, ¿Sebastián?.
Eduardo: (asiente con la cabeza) Si, él.
Julissa: (sonríe nerviosa) No es nadie (hizo una pausa) Es mi novio. 
Eduardo: Es tu novio, un vampiro es tu novio. 
Julissa: Si, ¿Está mal?.
Eduardo: Claro que no, si te hace feliz debe ser bueno, ¿Cómo lo conociste?.
Julissa: En el restaurante, la misma noche que llegué de viaje. 
Eduardo: Si ví el registro de las cámaras, ustedes entraron juntos. 
Julissa: Si, es que no había más mesas y nos sentamos juntos. 
Eduardo: ¿Y en qué momento decidiste venir con ellos?.
Julissa: No lo decidí, Sebastián me llevó.
Eduardo: ¿Te secuestró?.
Julissa: No, me llevó con el para que pueda estar a salvo. 
Eduardo: Pero cuéntame más.
Julissa: Está bien, te contaré...

Eduardo escuchó con atención lo que le decía Julissa, pasaron horas conversando lo que había pasado, eran tantas cosas que él se había perdido. Los vampiros, la pulsera que resultó ser un elemento inmortal, sus sueños, todo era nuevo, Eduardo solo sabía que existían los vampiros y brujos pero no sabía nada más acerca de ellos. Julissa le contó también que los vampiros se alimentan una vez al mes y que no es necesario que duerman todas las noches para estar con energía. 
Pasadas varias horas Julissa se sintió cansada y con sueño, se despidió de su amigo y salió camino a la habitación de Sebastián. Ya dentro de percató que esa habitación era muy distinta a la suya, los colores de las paredes eran más oscuros y la cama se veía más dura, cuando se sentó en ella se dió cuenta que efectivamente era distinta, las sábanas pesaban mucho y al parecer tenían polvo, talvez Sebastián no estaba durmiendo varios días. 
Julissa: (sacudió las sábanas y luego se acostó) Que dura es está cama, me hará doler la espalda. 

Sebastián llegó al amanecer, abrió la puerta con delicadeza y vió como Julissa aún dormía, ella parecía una bebé acurrucada en las sábanas, esa imagen daba ternura, ¿Cómo podía verse bonita hasta dormida?. El joven vampiro se acercó un poco más y pronto su rostro de ternura se tornó serio, Julissa estaba temblando bajo las sábanas y su respiración se escuchaba agitada. 
Sebastián: (se acercó rápidamente y con voz suave le dijo) Julissa, ¿Estás bien?.
Julissa: (se despertó asustada) ¿Sebastián?.
Sebastián: Si si soy yo, ¿Estás bien?, ¿Cómo te sientes?.
Julissa: No sé, me duele todo el cuerpo.
Sebastián: ¿Qué te pasó anoche?.
Julissa: Nada, creo que es un resfrío, siento que estoy ardiendo, y tengo mucho frío a la vez. 
Sebastián: (le toca la frente) No tienes fiebre, seguro es un resfrío, ¿Qué hago?.
Julissa: No sé, tráeme agua porfavor. 
Sebastián: Si, espera un momento (sale de la habitación).
Julissa: (intenta levantarse) ¿Qué pasa?, ¿Por qué no puedo moverme?.
Sebastián: (regresa rápidamente y trae en sus manos un vaso con agua) ¿Qué pasa?.
Julissa: No puedo moverme.
Sebastián: ¿Qué? (le da de beber el agua).
Julissa: Creo que estoy muy débil para levantarme.
Sebastián: No te levantes entonces solo dime qué hacer para que te sientas mejor. 
Julissa: Necesito pastillas para el resfrío.
Sebastián: Le diré a Luis que vaya por ellas, ¿Quieres que te acompañe?.
Julissa: Si, quédate aquí.
Sebastián: Tranquila, no me iré hasta que te sientas mejor. 
Julissa: Muchas gracias. 
Sebastián: (dijo palabras en latín) Luis rápido.
Julissa: ¿Estabas llamando a Luis?.
Sebastián: (asiente con la cabeza) Debe estar un poco ocupado. 
Luis: (aparece al costado de Sebastián) ¿Qué pasa? (su rostro se tornó serio cuando vió a Julissa acostada en la cama) Lissa. 
Sebastián: Ella durmió aquí, Luis está enferma. 
Luis: ¿Qué?, ¿Qué tienes Lissa?.
Julissa: Creo que es un resfrío, me quema todo el cuerpo pero también siento frío. 
Sebastián: Y no puede levantarse, está muy débil, ¿Puedes ir por unas pastillas?.
Luis: Si claro, en seguida regreso (dijo palabras en latín y luego de unos segundos desapareció).

Julissa estaba acostada en la cama, sentía calor interno y escalofríos a la vez, ¿Qué estaba pasando?, ¿Acaso es solo un resfrío?, Si es así, es un resfrío distinto a los anteriores, está vez tenía debilidad y no podía levantarse de la cama, sentía cansancio y mucho sueño, nunca le había pasado algo así, ¿Porqué un día antes de su cumpleaños?, ¿Acaso no le pasaron suficientes cosas malas ya?. Las preguntas sin respuesta pasaban rápidamente por su mente y ella no hizo más que cerrar los ojos y ponerse a dormir. 

Continuará...




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