Estaba contenta de haber arreglado mi relación con Adora, de una vez por todas... En una de esas, recibo un mensaje.
Desconocido (21:02)
Buenas, morenita de bellos ojos ^^. Soy, Mara, la hermana de Adora. Disculpa que sea de entrometida, pero tengo unas bellas cositas acá que seguro te gustaría tener *emoji emocionado*.
Desconocido (21:05)
*Desconocido ha enviado una foto*
*Desconocido ha enviado una foto*
*Desconocido ha enviado una foto*
*Desconocido ha enviado una foto*
*Desconocido ha enviado una foto*
*Desconocido ha enviado una foto*
Completamente confundida, entré al chat. Habían fotos mías y de Adora abrazadas, mirándonos con nuestras narices tocándose, besándonos.
Bloqueé el celular, sonrojada a más no poder. Luego de intentar tranquilizarme, volví a ver el chat, respondiendo el mensaje.
Tú (21:09)
Gracias, Mara. Por favor no las envíes a nadie más...
Mara (Adora ^^) (21:10)
No te preocupes, no las compartiré más que con ustedes dos <3
Mara (Adora ^^) (21:10)
Por cierto, aquí tienes un plus. Espero que seas mi cuñada por mucho tiempo, Catra <3
Mara (Adora ^^) (21:10)
*Mara (Adora ^^) ha enviado una carpeta de fotos*
Abrí la carpeta, confundida. Una sonrisa se escapó de mi rostro al ver tan tiernas imágenes de Adora cuando era pequeña. Habían imágenes de cuando se graduó de la primaria, algunas cocinando con el rostro lleno de harina, otras con un premio sobre un escenario. Una en particular llamó mi atención. Decidí colocarla como fondo de pantalla de WhatsApp.
Contenta, me fui a dormir, pensando en qué podría hacer mañana con Adora, ya que nos habíamos reconciliado.
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—¿Adora? Se fue temprano hoy. No dijo adónde iba...—. Mara parecía confundida en bastantes niveles. Me sorprendió el que se haya ido tan temprano, eran las 9 am. ¿A qué hora salió de casa? Agradecí a Mara por avisarme y partí fuera del edificio, pensando en dónde podría estar.
Luego de merodear, crucé por el parque cercano a la cafetería. Me senté en un banco, preguntándome adónde podría haber ido. Mirando a la nada misma, comencé a recorrer el parque con mis ojos. En el camino, me encontré con una bella muchacha de cabellos rubios lacio, corriendo con auriculares puestos. Luego de mirar mejor, noté los tan familiares ojos celestes y una sonrisa en su rostro. Se dirigía hacia donde yo estaba. Inevitablemente, mis ojos recorrieron su cuerpo. Vestía un top rojo, pegado al cuerpo, junto con una calza negra por debajo de las rodillas.
—¿Catra? ¿Qué haces aquí tan temprano?—. La miré a los ojos. Respiraba agitada debido al ejercicio que venía haciendo.
—Fui a buscarte a tu casa, pero se ve que ya habías salido.
—Ah... Dame un segundo...—. Reí levemente, se ve que hacía rato que estaba corriendo.
—¿A qué hora te despertaste hoy?—. Luego de respirar y tomar un poco de agua, respondió.
—Hoy... Me ganó la emoción. Me desperté a las 4 y 30 sin poder dormirme otra vez... Salí a las 5 y 30 de casa, mas o menos. Estuve corriendo desde entonces—. La miré boquiabierta.
—¡Adora! Estuviste más de tres horas corriendo... ¿Acaso descansaste en algún momento?
—¿Tres horas? Se pasó muy rápido... Frené hace un rato en un banco. Miré mi celular como por unos quince minutos y seguí, pero no vi la hora... Dios.
—Ven, vamos a casa. Deberías date una ducha y comer algo, tanto ejercicio puede ser malo para tu cuerpo...—. La tome de la mano para marcharnos. Al momento de tocarla pude sentir lo delgada que estaba a comparación de antes. Mi recuerdo de sus manos era completamente distinto. Adora me miró con una sonrisa nerviosa—. Adora... ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo?—. Adora eliminó su sonrisa automáticamente.
—Ayer comí los cupcakes que compré con Mara en el café. Los comimos con un té cada una...
—¿No cenaste?—. Pareció pensar su respuesta.
—No...
—¿Qué almorzaste ayer?
—No lo recuer-
—No me mientas, Adora. Te conozco lo suficiente como para saber exactamente cuando mientes—declaré, queriendo sonar seria.
—No almorcé...
—¿Cuando fue la última vez que comiste algo decente?—. Esperé por una respuesta, pero nada llegó de su parte—. Adora, me gustaría que me respondas...
—Hace como... 4 días...
—Mierda—solté. Estaba enojada, pero no sabía con quién. No sabía si estaba más enojada con ella por no cuidarse como debería o conmigo por malinterpretar y pensar estupideces y no cuidarla lo suficiente—Ven, vamos a casa.
Comencé a caminar a paso rápido, pues no estaba dentro de mis pensamientos cuerdos. Pensando en qué darle de comer para que recupere la energía suficiente, algo que sea nutritivo pero no pesado, algo que sea bueno para su cuerpo, algo que cueste llenar su estómago así comía cuanto desee, algo-
—Catra...—susurró. Giré en mi eje, dispuesta a escuchar sus palabras, pero sólo me encontré con ella respirando agitadamente, una vez más. Me preocupé, recordando que ella había utilizado sus piernas por 3 horas seguidas. Estaba sudada, con una de sus manos apoyada en su rodilla, recobrando el aliento. Decidida, me agaché—. ¿Qué haces?
—Súbete, idiota. Tus piernas deben arder igual que el mismísimo infierno luego de correr tanto—. Pasaron unos minutos, hasta que se decidió a subirse a mi espalda. Caminé como por 15 minutos con la respiración, ahora más calmada, de Adora en mi oreja.
Llegando al edificio, subí al ascensor con ella todavía sobre mí. Miré por el espejo y ella se había dormido con el mentón apoyado en mi hombro. Sonreí, admirando la ternura que podía ser.
Llegamos al piso nuestro y, haciendo malabares, tomé las llaves que colgaban del borde de su calza. Abrí el departamento, encontrándolo vacío, junto con una nota de parte de Mara diciendo que volvería a la tarde.