—Entre las manadas que existen hoy, solo hay tres que poseen las cualidades que están buscando –la bruja extendió un mapa sobre la mesa y apuntó tres puntos con una separación inmensa entre ellos–. El desafío será encontrar cuál de ellas querrá apoyarlos en una guerra.
Gigi tragó duro al oír esto. Quiere decir que la decisión estaba en sus manos. Ella tenía la responsabilidad de llevar a la raza a una sólida alianza o fallar en el intento.
—Al noroeste de Rot se encuentra la manada Myung –sopló un polvo vino tinto sobre el mapa y este formó la figura de un chico joven con sonrisa luminosa–. Su líder es un muchachito inexperto de diecinueve años. Su padre lo puso a cargo de la manada para poner a prueba su liderazgo, lo dejó solo y huyó.
—Debe ser un caos de manada.
—Al contrario, cariño. Es una de las manadas más grandes de Rot –el polvo cambió de forma y mostró a un montón de lobos, todos fielmente detrás de ese muchacho–. De ella han surgido las otras dos manadas que les mostraré.
—¿Entonces es la manada más fuerte de todas? –preguntó Gigi esta vez.
—Sí, pero no. –arrugó la nariz en un gesto pensativo. Los chicos se miraron confundidos por esto–. La que sigue al sur es la manada Kim. Es una manada muy fuerte y al mismo tiempo peculiar, ya que su alfa es nada más que una mujer.
—¿Es posible eso? –soltó Jihyun con los ojos muy abierto.
—Si la líder de los cazadores es una chica, ¿por qué no? –dijo y después se echó a reír dándole un empujoncito a la pelirroja, la cual no encontró el chiste–. Como sea. Kim Chaewon es su alfa, su equipo principal, todas chicas, han puesto la manada por todo lo alto. He oído que le dicen las Serafines. En lo personal, es mi manada favorita.
El polvo ahora muestra una chica de aspecto angelical, complexión delgada, brazos cruzados y mentón en alto. Detrás de ella otras chicas con el mismo porte.
—¿Podría ser la indicada para ayudarnos? –cuestionó Gigi al aire.
—No lo sé –Ningning rascó su nariz en un gesto dudoso–, ellas son… algo agresivas con los de otra raza.
—Puedo manejar eso. –aseguró la chica con determinación.
—Bueno, ahí te la dejo –rodó los ojos–. Por último, al este del bosque, la manada Choi. Son muy amistosos y afables, algo tímidos diría yo –la imagen que mostró el polvo ahora es la de un chico de ojos sumamente pequeños y tiernos, junto a otros cuatro a sus costados–. Pero que eso no los engañe, estos chicos buenos pueden ser también malos.
—¿Tienen todo lo que buscamos?
—Eso y mucho más. Pero dejaré la decisión en sus manos –sonrió con astucia la bruja–. Les dejaré este mapa, les será mucho más fácil ubicarlos con él.
—Te agradezco la ayuda. –Gigi inclina su cabeza.
—No hay de qué, linda. Fue un placer –contestó con desdén y después sonrió ampliamente–. Y como me has caído de maravilla te obsequiaré algo.
Salió corriendo a buscar dentro de unos cajones, sacando de estos una cadena dorada con un colgante en forma de cristal azul. Se la extendió con mucha delicadeza y de la misma manera Gigi la tomó
—Es un cristal del tiempo –la miró curiosa–. Con esta preciosidad puedes retroceder el tiempo y cambiarlo, y es ilimitado. ¡Puedes retroceder incluso hasta cuando diste tus primeros pasos! De lujo, ¿cierto? –Gigi asintió muy impresionada–. Es uno de mis más grandes proyectos, y solo puedes usarlo una vez.
—¿Por qué me entregas esto a mí? –le preguntó incrédula de tener tal poder en sus manos.
—Tengo el presentimiento de que te será útil en el futuro –sonrió divertida–. Y para ser honesta ya esta vida me aburre. He vivido tanto y pasado por mucho que… prefiero tomar el presente y prepararme para lo que me queda de futuro. Así que mejor dejo el tiempo en tus manos para que cambies lo que creas conveniente para todos. No solo para ti.
—La verdad es que pudiera cambiar muchas cosas que ayudaría a todos, pero…
—Debes ser muy sabia al usarlo –la irrumpió al notar el rumbo que estaba tomando sus pensamientos–. No es un juguete ni mucho menos una baratija, es un artefacto muy poderoso. Recuerda que no todas las malas decisiones dan un mal resultado. Incluso las decisiones más duras son para un resultado perfecto.
Asintió la muchacha con lentitud, procesando las palabras de la bruja.
—Gracias. –dicho esto se puso de pie tomando todo y se marchó junto con Jihyun.
XXX
Sunoo caminaba con mucha tranquilidad sobre las gruesas ramas de los árboles, moviéndose con gracia y silencio. A veinte metro de altura podía observar a los cuatro cazadores que andaban y bromeaban en voz alta, sin notar siquiera la abrumadora energía que el vampiro desprendía.
—Pensé que comprarías un libro de matemática, física cuántica, o algo parecido. –soltó el único chico entre las tres élites.
—Qué asco –escuchó quejarse a su alma gemela, provocando un hormigueo en su corazón–. No porque sea calculadora signifique que me gusten ese tipo de libros. Prefiero el romance literario.
—¿De qué trata el que compraste? –preguntó la chica de Jay.
—Un amor prohibido entre un ángel y un demonio –respondió emocionada–. Ya quiero ver cómo terminará este caos.
Y Sunoo quería acercársele para irle con todo el chisme de aquel libro. Era uno de sus favoritos, lo había leído cientos de veces y por un momento se sintió como aquel ángel por la chica demonio. Curioso, tentado y atraído.
—Probablemente sea todo un caos –contesta el único chico que acompaña a las tres cazadoras–. Las relaciones entre diferentes razas no suelen funcionar.
—¿Conoces acaso una pareja disfuncional de razas distintas? –cuestionó Gis alzando una de sus cejas con curiosidad.
—No, pero jamás juntarías perros con gatos.
—Estás hablando de animales –bufó la pelinegra–. No asegures algo que no has visto. Estas criaturas son seres pensantes, semejantes al ser humano. Desarrollan sentimientos amorosos como cualquier persona. Como nosotros.
Editado: 25.06.2024