El campo de moras estaba mas que florido, excepto por la zona sur, que estaba podrida y el padrastro de Toby no se explicaba por que. Le había prometido acompañarlo cada mes a recoger, mientras su hijastro ayudaba a su esposa en esos días, luego le tocaba a él. Desde de la feria, hacía una semana, no había vuelto a ver a Toby, siquiera dejaba que entrara a mi casa. Estaba tan decepcionada, que el dolor que sentía se volvía irritante cada día y se volvía peor, pero no sabia por que y temía volverme como las mujeres y villanos malos de mis libros, por que se suponía que yo seria la princesa buena o la heroína.
Solo veía a ese prado de moras muerto y veía mi alma oscura, era algo que no soportaba e intentaba que no sufriese. Mi sorpresa era mas grande que mi sonrisa al ver que con solo tocar una de sus hojas secas, el pequeño arbusto se volvía verde y florecido como nuevo. ¿Acaso era un nuevo poder?, ¿tenia algo nuevo que transportará mi cuerpo?, quise probar con algo mas grande. Levanté mi palma al aire e imaginé en lo bonito que se vería el prado, en como caía el sol en cada ramo y como sus hojas brillaban gracias a las gotas de agua que descolgaban de ellas. En un solo suspiro y una corriente exquisita en mi columna, sentía como salía mi poder y se sentía muy bien, era la mejor sensación que un humano pudiese tener. Al abrir los ojos, los pocos kilómetros que cubrían las hojas muertas, estaba florecido y verde. Sonreí por lo que había conseguido y un pequeño grito de felicidad salió de mis labios. Por fin algo en toda la semana me había levantado el animo, tanto que sentía que con ese poder podría hacer mil cosas y mas.
—Me da gusto que hallas venido, Liseth.—interrumpió mis pensamientos el padrastro de Toby.
—También me da gusto.—respondí, antes de meter una mora en mi boca. Me giré para seguir recogiendo la fruta.
—¿Que sucedió...?—escuché decir al señor y después su cesta caer. Lo miré y ví como sus ojos resplandecían sorpresa por donde miraras.— Hace un momento estaba muerto este prado y después, puff, esta como nuevo.—No me digas. En su voz se notaba la sorpresa.— ¡Tu!—me señaló. deje de comer la mora que tenia en la boca, mirándolo tipo, "¿que ha dicho?". Era la segunda vez que me decían eso, después de que algo raro pasase.— Tu hiciste esto, ¿verdad?—me miró y yo le miré aún con la mano en la boca sosteniendo la mora, con el semblante mas inocente que tenia, pero algo falso.— Liseth.—me llamó. Sacudí la cabeza.
—¿Queeeeeeeee?, puff, no fui yo, ¿yo con poderes?, ¿quien dijo?—mi voz salía tan falsa, que ni yo me lo creía. Nunca había mentido y eso era algo que no me beneficiaba, no sabia como controlar las ganas de abrir la boca.
Ladeó la cabeza, no creyéndose lo que le dije y los ojos achinados.— Estas mintiendo. Te conozco bastante como para saber cuando mientes o no, lo cual nunca habías hecho, hasta ahora.—se cruzó de brazos.
—¿Queeeeeee?,...
—Liz.—me interrumpió. Desaparecí mi semblante inocente falso y solo lo miré. No quería decirle, solo mi madre y yo lo sabíamos.— Liseth, fuiste tu, ¿no?—insistió. Tenia mucha presión, no podía siquiera negarlo, solo podía morderme las uñas intentando no abrir la boca. Necesitaba una salida, pronto.
—¡Mi mamá me llama!,... ¡Adiós!—salí corriendo como una niña pequeña después de hacer un desastre. Sabía que no iba a creerme, estábamos en una montaña, lejos del pueblo, muy lejos y no podría oír sus gritos. Era lo mas tonto que había dicho en la vida. De solo mirarlo de reojo, caí encima de un cuerpo y grité.
—Tranquila, Liz, soy yo.—reconocí la voz de Toby y lo abracé. Hacía mucho que extrañaba uno de sus abrazos, como si hubiesen pasado años.
—Toby, que bueno que estas aquí, tu papá me esta interceptando e intenta hacer que le diga algo que ni yo se, ¡es un viejo loco!—lo sacudí por los hombros.
—¡Eso no es cierto!—gritó a la defensiva y lo miré tipo,
El campo de moras estaba mas que florido, excepto por la zona sur, que estaba podrida y el padrastro de Toby no se explicaba por que. Le había prometido acompañarlo cada mes a recoger, mientras su hijastro ayudaba a su esposa en esos días, luego le tocaba a él. Desde de la feria, hacía una semana, no había vuelto a ver a Toby, siquiera dejaba que entrara a mi casa. Estaba tan decepcionada, que el dolor que sentía se volvía irritante cada día y se volvía peor, pero no sabia por que y temía volverme como las mujeres y villanos malos de mis libros, por que se suponía que yo seria la princesa buena o la heroína.
Solo veía a ese prado de moras muerto y veía mi alma oscura, era algo que no soportaba e intentaba que no sufriese. Mi sorpresa era mas grande que mi sonrisa al ver que con solo tocar una de sus hojas secas, el pequeño arbusto se volvía verde y florecido como nuevo. ¿Acaso era un nuevo poder?, ¿tenia algo nuevo que transportará mi cuerpo?, quise probar con algo mas grande. Levanté mi palma al aire e imaginé en lo bonito que se vería el prado, en como caía el sol en cada ramo y como sus hojas brillaban gracias a las gotas de agua que descolgaban de ellas. En un solo suspiro y una corriente exquisita en mi columna, sentía como salía mi poder y se sentía muy bien, era la mejor sensación que un humano pudiese tener. Al abrir los ojos, los pocos kilómetros que cubrían las hojas muertas, estaba florecido y verde. Sonreí por lo que había conseguido y un pequeño grito de felicidad salió de mis labios. Por fin algo en toda la semana me había levantado el animo, tanto que sentía que con ese poder podría hacer mil cosas y mas.