Finalmente, estaban en frente del objetivo.
El extenso pantano estaba rodeado de tierra aparentemente viscosa y más oscura de lo normal, los árboles alrededor eran estrechos, en el agua verdosa flotaban algunas algas y nenúfares.
El ambiente allí era diferente. Había una mezcla de olores, entre azufre y ceniza. El novato empezaba a apreciar que ciertamente todo era más pesado allí.
_ De esto es de lo que te hablaba.
Sus ojos no pudieron evitar seguir aquello que señalaba el brazo de su compañero. Algo flotaba.
Algo pálido, hinchado y putrefacto.
_ Este no tiene tanto tiempo aquí _ Le susurró el veterano, mientras seguía con su dedo índice el cuerpo.
_ Estas de buena, esta vez no hay tantos cuerpos.
El joven pudo percatarse que no muy lejos del moribundo, había otro cuerpo. Era el de una joven. Sus ojos estaban completamente abiertos y carcomidos. Su cuerpo superaba los fluidos característicos de la descomposición natural del mismo.
El novato no podía mantener la vista en el cuerpo. Tenía alguna experiencia en ver cadáveres, pero no varios en un mismo sitio, y tampoco rodeado de esos aromas que le recordaban a los vertederos.
_ No lo hagas. No bajes la mirada.
Le susurró una última vez el hombre.
_ Mira el pantano.
Al volver su mirada se percató de que eran más, muchos más.
Era extraño, las plantas acuáticas que había observado al principio esta vez brillaban por su ausencia, dando paso a los cuerpos desgastados que se encontraban allí.
No solamente eran los cuerpos lo que llamaba su atención, sino también las cosas que se podían ver a orillas de esas aguas. Había guantes, algunos sombreros prácticamente desechos y uno que otro juguete.
_ Sí, también hay niños.
_ ¿Por qué siguen aquí? ¿Nadie los sacará?
Finalmente pregunto un tanto airoso.
_ ¿Saben quién es el responsable de esto?
_ No.
El joven estaba anonadado. La respuesta fue simple, sin más, algo que no era característico en un veterano de la agencia policial como lo era el hombre que estaba a su lado.
_ Tenemos varios sospechosos.
_ ¿Quiénes son?
_ Lo típico, grupos de maleantes, narcotraficantes, asesinos y cualquier otro grupo que guste de deshacerse de sus víctimas en estas aguas.
_ ¿Los han atrapado? Preguntó el novato, esta vez más sereno.
_ No, aún nada. Solo son posibles sospechosos, pero cada que se va a buscar a alguno de estos grupos, o que se tiene alguna idea de dónde podría estar su paradero, simplemente desaparecen. Jamás son encontrados.
El agua verdosa permanecía quieta, mientras una pequeña bruma se asomaba entre los árboles. El novato empezaba a sentirse algo nervioso, pero era algo que él debía controlar. No se permitía temer.
_ Esa es una de las razones por las que no les gusta venir a este lugar. Es su historia, y el problema con ella es que no se trata de leyendas. La gente no miente cuando dicen que los malditos que entrar aquí a tirar los cuerpos de sus víctimas, luego logran desvanecerse como si nada. No sé si es que se van del país, pero hemos buscado en todo el estado, y fuera de él, hacia los más cercanos en los que podría ir a esconderse, y nunca conseguimos rastro ni huellas de ellos.
El hombre mantenía su vista fija en el agua pastosa mientras hablaba.
_ Es como si el bosque se los tragara.
_ No habrá justicia para ellos _ Dijo el joven, mientras su mirada se fijaba en un pequeño cuerpo desfigurado que estaba a unos 20 metros de ellos.
_ No por ahora. Así que debes estar preparado. Ya estoy de salida, y este es uno de los lugares que más necesita atención.
El hombre le hablaba con bastante sinceridad, como si en verdad creyera que algún día su compañero podría hacer algo por ellos.
_ Bueno, novato esto ha sido todo. Si pudiste soportar ver esto y saber que aún para nosotros hay cosas que no podremos explicar, creo que entenderás que no es nada fácil el trabajo que se te viene. Tras esto último, el semblante del veterano parecía más optimista.
_ Vámonos de aquí _ Soltó, no sin antes mirar una última vez aquel olvidado pantano.
_ ¿Qué pasará con los cadáveres?
_ Le avisaré a los otros para que vengan por ellos.
No era novedad el que se encontraran muertos allí, lo difícil era sacarlos de ahí.
Después de más de media hora de trayecto, el novato se percató de que si bien el camino era el mismo, con su nauseabundo olor característico y árboles caídos de un lado a otro como si una fuerte tormenta hubiera pasado por allí, por alguna razón estaban tardando demasiado para llegar al lugar en el que habían dejado estacionado el auto.
Empezaba a sentirse cada vez más cansado, y algo mareado.
_ Es bueno que estés preparado para todo.
_ Lo sé _ Escupió agotado el joven.
_ Paul.
Era la primera vez en mucho tiempo que el veterano lo llamaba por su nombre. No era usual eso por su trabajo.
_ ¿Hay alguna otra pregunta qué quieras hacer?
Le preguntó mientras lo observaba atentamente.
Paul lucia bastante deteriorado.
_ ¿Cuándo saldremos de aquí?
_ Bueno, muchos intentan salir, pero no lo logran y en cuestión de días mueren aquí, completamente solos. Por eso el cuerpo policial toma sus consideraciones antes de venir aquí.
_ ¿De qué hablas?
_ De que es mentira. No siempre vienen por los cuerpos. Evitan lo más que puedan llegar hasta aquí.
Paul lo escuchaba asombrado, mientras sentía como si un pequeño nudo se formaba en su garganta.
_ Pero tú conoces el camino, ¿cómo es que otros no logran salir?
El hombre condujo su mirada devuelta al joven.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
_ Novato, yo no conozco el camino.
Pensó, por un momento, que se trataba de una de sus bromas pesadas.
_ Cada que vengo, encuentro alguna entrada, dejó mi auto, pasan unas horas, me pierdo en la inmensidad de este horrendo lugar y espero.