Tenía que ser una broma. Eso era lo único lógico que le venía a la mente.
—¿Sucede algo?
—No. No; Le llamaré a Amy —colgó, se levantó y fingió que todo estaba bien, mientras marcaba el número de atención a clientes de su servicio móvil—. Hola, Amy; perdón por molestarte justo ahora pero; ¿puedo pedirte un favor? —hizo una pausa—. Necesito que me cubras esta noche. Prometo estar ahí por la mañana, antes de que termine el turno —hizo otra pausa, mientras escuchaba la repetición de opciones—. Gracias, eres tan linda. Nos vemos mañana —finalizó la llamada—. Listo. Creo que aprovecharé para salir a correr un poco antes de dormir. Hace mucho que no hago ejercicio.
Estaba cansada, pero aquella salida solo era una fachada; se vistió con ropa deportiva y antes de que aquel tipo cometiera alguna imprudencia y volviera a enviarle un mensaje, le pidió que se vieran en algún sitio neutral, como por ejemplo, el parque deportivo a una cuadra de la casa de Corey.
¿Cómo había conseguido su número?
Bueno, ya tendría tiempo para averiguarlo.
Frente a su puerta hizo un poco de calentamiento y un par de minutos después, salió trotando en dirección a la casa de la familia Mahoney, aunque esperaba poder parecer discreta y encontrarlo “por casualidad” frente al deportivo.
—Cuando dijiste que no debía pasar de esta semana, no imaginé que te referías a “esta misma noche” —la estaba esperando, recargado en su auto mientras observaba un casual encuentro de basquetbol—. Pensé que habíamos acordado esperar como mínimo, hasta mañana.
—Sí, pero te necesito hoy —sonrió y encogió los hombros con tranquilidad—. ¿Piensas salir conmigo, vestida de esa manera?
—No estoy aquí para salir contigo —la sonrisa del muchacho se amplió—. Solo vine para hablar, eso es lo que pusiste en tu mensaje.
—Sube al auto.
—¿Por qué ? —desconfió, aunque una figura lejana llamó su atención.
—He decidido que te quiero como a mi chica trofeo —sonreía con despotismo—. Quiero todo lo que implica que seas mi novia —tomo un mechón que había resbalado desde su coleta—. ¿Entiendes?
Aquello ya se lo imaginaba, aunque cada vez que pensaba en ello procuraba ser positiva. Sin embargo; a pesar de que deseaba negarse, lo que le hizo subir al auto fue el reconocer al hombre extraño que quizá la había seguido desde el club.
Estaba segura de que su vida se estaba complicando demasiado, pero quizá, el ver que Corey Mahoney era su “novio”, ahuyentaría a aquel persistente extraño.
—Con una condición —musitó, tan pronto ambos estuvieron dentro del auto.
—No estás en posición de poner condiciones.
¿Era mejor aceptar todo eso, que correr el riesgo que implicaba un acosador?
Tal vez ambos tipos estaban locos, pero al menos, más de una persona sabía quien era Corey y la habían visto subirse al auto con él, incluyendo al acosador.
—No he dormido desde ayer —comentó.
—Está bien. Solo esta vez, no tardaremos mucho. De todas formas, no estás bien vestida.
—Gracias —murmuró con sarcasmo.
Aunque intentó no quedarse dormida, su cansancio fue mayor y solo despertó al escuchar a su nuevo novio hablándole para que baja del vehículo y lo acompañara.
Desde el estacionamiento alcanzaba a escuchar la música que provenía de lo que a todas luces era un club o al menos eso era lo que pretendía ser.
No tenía idea de donde estaba, por instinto metió una mano en el bolsillo, recordando que sólo llevaba diez dólares, que por supuesto, dudaba fueran suficientes para pagar un taxi, aunque al menos tenía el móvil y con este podría pedir un Uber.
¿En qué lío se había metido?
—Luces horrible. Arréglate.
—¿Cómo? En ningún momento me dijiste a donde iríamos. Ni siquiera traigo dinero —al parecer entendió el mensaje.
—Al menos intenta acomodar tu cabello.
Apretando los labios, hizo lo que pudo e incluso soltó el resto de su cabello, antes de bajarse del auto e ir con él.
—La mano —justo antes de entrar, tuvo un gesto amable o al menos fingió tenerlo, pues básicamente la jaló—. Vince pidió que viniera —en la entrada estaba un hombre grande y fornido, bastante intimidante, incluso más que Garreith y que, seguramente, de un solo golpe, podría dejar inconsciente a su nuevo novio.
—¿Y ella?
—Viene conmigo —después de meditarlo unos segundos, los dejó entrar.
Las luces parpadeaban, muchas personas bailaban en la pista, otras disfrutaban en sus mesas o incluso en la cercanía a la barra; ella no tenía más remedio que seguirlo, hasta el sitio en que aquel tal “Vince” estaría.
¿Y si Corey planeaba ofrecerla a cambio de algo?
Lo hizo detenerse ante una escalera angosta.
—Corey… —estaba preocupada.
—Solo actúa normal. Nos iremos en cuestión de minutos y tal vez podremos disfrutar, al menos un momento, solos tú y yo —musitó cerca de su oído.
No era algo que le entusiasmara, pero ya estaba metida en aquel embrollo.
Estaba decidida, esa misma noche, tan pronto regresara a casa, le diría la verdad a su mamá e intentaría librarse de Corey.
Por instinto acercó su cuerpo al único en quien en ese instante podía confiar, subieron las escaleras y entonces, todas las miradas, excepto una, estuvieron fijas en ellos.
Probablemente ese hombre era Vince y por eso tenía la confianza de no preocuparse tanto por las personas que se le acercaban.
—¿Quién es ella?
¿Cómo sabía que estaba ahí, si ni siquiera le había dedicado una sola mirada?
—Es mi novia. Estaba conmigo cuando llamaste y no tuve tiempo de…
—¿Ya terminaste el trabajo que te encargué?
—Casi. Hay un par de piezas que aún no me llegan y tuve que volver a ordenarlas, ya sabes cómo es comprar en eBay; pero ya armé casi todo el circuito.
—Siéntense. Tomen un trago conmigo —señaló un sofá a su izquierda y esperó hasta que a la pareja les sirvieran las bebidas—. ¿Cómo es que una chica tan linda, como tú, es novia de un inútil, como este? —se dirigió a ella.
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Editado: 21.11.2021