La doncella no sabía que hacer.
En realidad, ellos no habían estado juntos por mucho tiempo y sin embargo; justo cuando creyó que se despediría y la dejaría sola, le había pedido que lo acompañara.
Dudó. Pues aunque el deseo de venganza ya había abandonado su corazón, anhelaba poder decirle quién era ella, a pesar de lo que sus palabras podían implicar.
Tomando aire, le pidió que la escuchara y si después de eso aun deseaba que lo acompañara, iría con él.
Curioso, accedió, sin imaginar que ella admitiría ser la legítima dueña del dije y el motivo por el cual la familia del guerrero había sido asesinada. Confesó, también, el deseo de venganza que había experimentado y admitió que al haberlo encontrado, no pudo hacer nada más que lo correcto, lo que su honor de guerrera le dictó.
El guerrero, impactado y enfurecido, pero incapaz de herir a quien le había salvado la vida, se quitó el talismán y lo arrojó a los pies de la doncella, antes de tomar sus cosas y marcharse sin decir una sola palabra más.
Ella comprendía su decisión y aunque el dolor en su corazón era evidente, no fue capaz de insistir o admitir la razón por la que había confesado sus primeras intenciones.
Con melancolía, la doncella solo observó como el brillo de su amuleto se reducía, conforme el guerrero se alejaba; pero esa misma noche, en un sueño, volvió a ver al hombre que tiempo atrás se lo había entregado.
Le pedía que fuera tras él ya que estando solo no podría vencer a la emperatriz, también le contó que sus destinos se habían unido y había creado una magia poderosa desde el instante en que el guerrero había tocado aquella piedra misteriosa.
Al despertar, una vez más, la doncella no estaba segura de que hacer, sin embargo; empacó todas sus cosas y tal como en sueños le fue sugerido, siguió el destino que marcaba su talismán.
Caminó durante varios días, descansando solo por breves instantes, hasta que finalmente le dio alcance.
Aún así, a pesar de que fácilmente podía mostrarse ante él, prefirió ocultarse y mantener la distancia, antes que tener un enfrentamiento con el guerrero.
Después de varios días, una noche después que él, finalmente ella también llegó al reino al que pertenecía.
Sin embargo; todo era distinto.
En las calles rondaba un aura de desolación que jamás había percibido antes y al charlar con algunos de los aldeanos, se enteró del lugar en que podía encontrar a uno de sus viejos compañeros de armas; quien además de darle asilo, le contó que todo era gracias al mandato de la emperatriz e incluso, supo que aquella mujer había encarcelado y dado muerte a toda la familia de la guerrera.
Su antiguo camarada ya tenía todo un equipo aliado a él e incluso habían armado una estrategia. Pero sabía que tan pronto hicieran el primer ataque, serían buscados por rebeldía; aunque esperaba y confiaba en que los pueblerinos los apoyarían.
Entonces, la idea comenzó a tomar forma en su mente hasta que concluyó que lo primero que debía hacer, era buscar al guerrero y encontrar una forma para que este aceptara aliarse con ella, para juntos derrocar a la emperatriz.
No planeaba sustituirla, simplemente quería liberar a su gente, a su pueblo, y hacer justicia.
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Editado: 21.11.2021