Encontrar al guerrero fue fácil gracias a la ayuda del talismán, pero la siguiente tarea no dependía de ella.
Aquel que la ocultaba fue quien se acercó a él con el pretexto de haber notado la forma en que vigilaba a los guardias, pero también, asegurándose de invitarlo a una reunión secreta, en donde hablarían sobre estrategias de ataque hacia el palacio.
Interesado y notando la oportunidad de no atacar solo, accedió.
Él no lo sabía; pero ella estaba ahí, oculta entre la multitud que anhelaba rebelarse contra la emperatriz, solamente escuchando, aunque no admitiera que ya tenía una misión propia y que le había sido revelada en sueños.
El acuerdo llegó pronto, se fijó una fecha o momento clave para comenzar con la rebelión y este solo tardó un par de días en llegar.
Sin embargo; a pesar del cuidado que puso al ocultarse, luego de que casi todos se hubieran marchado, el guerrero la vio saliendo de aquella casa y la siguió durante varios minutos, hasta que finalmente la reconoció, a pesar de que intentaba ocultar su rostro.
Pensando en sus opciones; simplemente la dejo ir.
Ataviada con el ropaje adecuado que ocultara su identidad, se unió al grupo que el guerrero lideraba y que se infiltraría en el palacio. Siguió de cerca los pasos del guerrero y cuando el momento de la lucha llegó; fue capaz de estar a la par de su líder de batalla.
En algún momento, mientras la rebelión se había vuelto un caos a las afueras del palacio, aquellos que estaban dentro se dividieron poco a poco, pero esto no le importaba al guerrero, quien tenía un único objetivo.
Vencería a la emperatriz y con sus propias manos terminaría con ella y su linaje.
Entre tantos enfrentamientos, la doncella había perdido la pista del guerrero, pero para ella era fácil encontrarlo, así que sin temor alguno usó el talismán.
Esa era la venganza del guerrero, lo sabía, e incluso ella misma deseaba ir a vengar a su propia familia, pero temía que, de hacerlo, esa batalla terminaría mal para todos aquellos que se estaban rebelando, para ellos que después de tantas batallas juntos, también se habían convertido en parte de su familia y sobre todo, deseaba ayudar a aquel que debía ser el nuevo emperador, para que así lograra llegar conseguir la victoria.
Por eso siguió adelante, intentando no pensar en lo que debía hacer para ganar aquella batalla.
Pronto encontró al guerrero, quien finalmente había encontrado a la emperatriz y parecía estar siendo vencido.
Con voz fuerte exigió que se le soltara porque quien realmente era su enemigo, era ella. Al verla, la emperatriz río, pero en el momento en que la doncella reveló su identidad, no solo ella se sorprendió, sino también el guerrero, quien fue liberado abruptamente, ocasionando que cayera.
Confiada, la hechicera sonrió, a pesar de que no había presentido nada sobre aquel ataque, lo cual le intrigaba y sin miedo alguno, alardeó asegurando que sería imposible derrotarla.
Pero la doncella, segura de lo que debía hacer, no se dejó amedrentar. Por eso, sonriendo, siguió el juego e intentó atacar, recibiendo como contraataque un conjuro que solo provocó que el brillo de su talismán iluminara toda aquella sala, absorbiendo aquella brujería.
Sus hechizos no servirían en contra de ella, pero el ataque de la doncella había sido exitoso.
La emperatriz había sido herida y aunque no era algo de gravedad, a la doncella le dio el suficiente tiempo como para acercarse y ayudar al guerrero.
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Editado: 21.11.2021