En el clímax de la batalla por Luna Azul, María y Laundry se enfrentan a una elección imposible que cambiará el curso de sus vidas para siempre. Con el destino de su mundo en sus manos, deben tomar decisiones difíciles y sacrificar todo lo que aman para proteger a aquellos que más importan. En un acto de valentía y determinación, se preparan para enfrentarse a su destino con coraje y esperanza.
La batalla por Luna Azul había terminado, pero el precio de la victoria aún no se había pagado por completo. El Maestro de las Sombras había sido derrotado, pero el Cristal de la Eternidad, la fuente de vida y equilibrio de Luna Azul, había sufrido daños durante el enfrentamiento. Sin su luz pura, el mundo enfrentaba la posibilidad de caer en la oscuridad nuevamente.
Laundry y yo , junto con los Guardianes restantes, nos reunimos en el santuario, donde el Cristal emitía un brillo intermitente y débil. Clara, con el semblante serio, examinó el Cristal y se volvió hacia los demás.
- El Cristal ha sido contaminado por la oscuridad - explicó. - Si no logramos purificarlo completamente, Luna Azul podría quedar atrapada en un ciclo de oscuridad y luz, sin estabilidad. Pero hay una forma de salvarlo.
Elías, otro Guardián veterano, continuó:
- Se puede realizar un ritual de purificación, pero requiere un sacrificio. Alguien debe ofrecer una parte de su esencia vital para restaurar el equilibrio del Cristal.
Laundry y yo nos miramos, sabiendo que la decisión recaía sobre nosotros. Habían enfrentado tantos desafíos juntos, pero esta elección era diferente. No se trataba solo de derrotar a un enemigo, sino de decidir cuánto estamos dispuestos a sacrificar por el bien de nuestro mundo.
Laundry habló primero, con determinación en su voz.
- Debemos hacerlo. No podemos permitir que Luna Azul caiga.
Asentí, sintiendo una mezcla de temor y resolución.
- Lo haremos juntos, como siempre. Pero, ¿cómo decidimos quién hará el sacrificio?
Clara explicó que el sacrificio no necesariamente significaba la muerte, pero implicaría una pérdida significativa de la energía vital, lo que podría tener consecuencias desconocidas.
- Solo uno de vosotros debe hacerlo - dijo Elías, con tristeza en los ojos. - El vínculo entre vosotros es fuerte, pero esta decisión no puede compartirse.
Laundry y yo nos miramos nuevamente, y en ese instante, supe lo que debía hacer. Desde el principio, había sentido una conexión especial con Luna Azul, y ahora comprendía que mi destino estaba entrelazado con el de este mundo.
- Yo lo haré - dije con firmeza, aunque su voz temblaba ligeramente. - Si alguien debe hacer este sacrificio, seré yo.
Laundry intentó protestar, pero le tomé la mano, mirándolo a los ojos con una mezcla de amor y tristeza.
- Esto es lo correcto - dije. - Hemos luchado tanto para proteger este lugar y a su gente. Debo hacer esto.
Laundry finalmente asintió, su expresión llena de dolor y orgullo. Sabía que discutir no cambiaría mi decisión.
El ritual comenzó con la guía de Clara y Elías.Me coloqué frente al Cristal, cerrando los ojos mientras los Guardianes entonaban cánticos antiguos. Sentía la energía del Cristal resonando en mi interior, y lentamente comencé a canalizar su propia esencia vital hacia la luz, purificándola.
Mientras lo hacía, sentía una parte de mí misma desvanecerse, una sensación de pérdida y vacío. Pero al mismo tiempo, sentía una paz profunda, sabiendo que estaba haciendo lo correcto.
La luz del Cristal se intensificó, brillando con una pureza que no se había visto en mucho tiempo. Finalmente, el ritual terminó, y caí de rodillas, exhausta pero con una expresión serena en su rostro.
Laundry corrió a su lado, sosteniéndome mientras los Guardianes observaban con respeto. María abrió los ojos, mirándolo con ternura.
- Luna Azul está a salvo - susurró, con una débil sonrisa.
El Cristal de la Eternidad ahora brillaba con una luz pura, señal de que el equilibrio había sido restaurado. Pero yo había pagado un precio alto. Mi energía vital estaba severamente reducida, y aunque sobreviviría, nunca sería la misma. Mi vida estaría marcada por el sacrificio que había hecho.
Los Guardianes prometieron cuidarme y asegurarse de que mi sacrificio no fuera en vano. Luna Azul, ahora a salvo, se comprometió a honrar su valentía y a recordar siempre el acto de amor y sacrificio que había salvado su mundo.
Laundry y yo, a pesar del dolor y la pérdida, sabíamos que habíamos hecho lo correcto. Con el futuro incierto pero lleno de esperanza, nos separamos para reconstruir nuestro mundo y vivir en paz, sabiendo que, aunque nuestra vida había cambiado para siempre, habíamos salvado Luna Azul de la oscuridad.
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Editado: 28.08.2024