XIII. Leyenda. Parte 3.

La oscuridad solo trae desgracias a la humanidad. Desde años memorables ha destruido y aniquilado, esparcido pestes y hambruna, guerras y muerte. La oscuridad es un solo ser que toma muchas formas, la más común de la que se tiene registro es de un hombre adinerado vestido de negro.

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-Lina. -dijo Daniel interrumpiendo la lectura.

Lina levantó la mirada encontrándose con los ojos de Daniel, en su mirada se veía el temor, ambos de alguna y otra manera habían tenido contacto con un personaje con aquella descripción. Lina recordó a su benefactor; aquel hombre que le había aconsejado que usara sus habilidades, y sintió un pánico tremendo. Luego, sin siquiera quererlo, vino a su mente el sujeto extraño que se habían encontrado en la sala de maestros, descubriendo que ambos eran la misma persona.  

-Eso dijo que era mi padre.- añadió al fin luego de guardar silencio y tragar saliva.

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Las maneras de operar de este ser son diversas; adquiere muchas formas, principalmente humanas, manipulando a la gente a su alrededor. Logra que las personas se llenen de odio, las enferma para lograr sus objetivos.

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-Pero ¿cuál es el objetivo? ¿Qué quiere?

-Quizás solo quiere poder. Dominar todo.- respondió Daniel tranquilamente.

-¿Y qué papel juego yo en todo esto?

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La oscuridad puede manipular y controlar a muchas personas a la vez, toma lugares diversos y se expande rápidamente; la única forma de identificar a alguien con oscuridad en el alma es entrando en contacto. Un ser de luz puede ver la oscuridad en el cuerpo de otro solo si entra en contacto.

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-¿Cómo cuando tú me sanaste?

-Sí. También lo vi en el profesor Villin y algo en Rawson pero pensé que era neumonía.

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La batalla entre estos dos seres solo finalizará el día que nazca el elegido. Un ser de ambos mundos. Un ser capaz de absorber el poder de uno de los dos bandos.

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-¿Tú? - dijo Daniel sorprendido. Ambos se miraron atónitos. Lina aun no podía creer a los que estaba destinada.

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Sin embargo, este ser todopoderoso debe controlar sus propias habilidades y elegir un bando. Ambos seres buscaran la manera de llegar a él, de atraerlo, de convencerlo. Según el lado que elija se decidirá el destino del mundo.

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-Esto me supera.-comentó Daniel tomándose el pelo.

-Me lo dices a mí.

-Es mucha información para mi pobre corazón.

-Sabes. Creo que es simple. En resumen existen dos poderes, uno blanco y uno oscuro. Ambos tienen sus métodos de operar. En algún momento llegará un tercero. El tercero puede absorber el poder de otro, lo que significa que ambos bandos buscarán la forma de llevarlo a su lado para eliminar al enemigo.

-Es como el juego de tirar la cuerda. Quien tire más fuerte derrotará a su adversario.

-Exacto. Ahora me pregunto ¿seré yo ese elegido?

-Hasta ahora, has hecho cosas de ambas partes. ¿Has logrado controlar tus habilidades?

-Sí. Pero no sé qué más debo hacer.

-Dice que ambos bandos buscarán la forma de atraerte. ¿Lo has sentido?

-Sí, escucho una voz de un hombre que me susurra. Además siento que el árbol me llama.

-Me dan escalofríos.

-A mí también.

Los jóvenes conversaban intentando desentrañar los misterios en los que estaban envueltos, cuando ingresó la señorita Roberts trayendo unos libros.

-Chicos. - dijo al verlos allí, bajo la luz de una vela.

-Señorita Roberts. -respondió Daniel al verla. - ¡Nos encontró!

-¡Vaya! Así que esta es la sección 5. Nunca pensé que podría haber algo así. Me sentí un poco asustada al subir la escalera, pero al escuchar sus voces supuse que estarían aquí.

-Sí. Buscamos el libro que nos dijo el señor Beltrán. -añadió Lina.

-Por cierto ¿cómo está él?- preguntó Daniel

-Está en su cuarto. Les indiqué a unos guardias que lo vigilaran.-dijo- ¡Ah! Miren lo que encontré en la oficina. –añadió mostrando unos libros.

-¿Qué es eso?- preguntó Lina.

-Son unos registros antiguos y efectivamente, hay muchos desaparecidos o fallecidos. Miren. - dijo extendiendo uno de los libros sobre la mesa. -Antes se registraban a los trabajadores en estos libros, hora de ingreso y salida diaria. Pero miren, aquí por ejemplo: ingresó pero no salió y alguien marcó esto.

En los libros se mostraban los nombres de los trabajadores con una pequeña foto, estaban firmados al ingreso y la salida diaria, mencionando la hora. Hojearon las hojas y descubrieron que habían muchos trabajadores que un día “x” solo habían firmado el ingreso y jamás una salida, dejando los días restantes en blanco. Al final de cada hoja con las mismas características de dibujaba un timbre, posterior a eso aparecía el nombre de un nuevo trabajador.