Luna de Fresia

XVI. Louis intenta recuperar a Lina.

Sentado en su escritorio pensaba en todo lo que había sucedido. Al principio la había abandonado, a pesar de los muchos sentimientos que sentía por ella, pero el solo hecho de pensar que su madre pudiera herirla, lo asustó y no dudó en alejarse. Jamás imaginó que Ágata la maltrataría de esa forma y le dolía enormemente no haber hecho nada por protegerla. Nunca, en todo aquel tiempo la sacó de sus pensamientos, veía su rostro sonriente en todo momento, y ahora que había vuelto en lo único que pensaba era en estar a su lado.

Verla constantemente en el que había sido su lugar de encuentros, le hacía pensar que ella lo recordaba con cariño, quizás aún lo amaba y no podía perder la oportunidad de conquistarla nuevamente, más ahora que tiene a alguien que la protege y del cuál debía ganarse su confianza. Sin embargo, había algo más que atormentaba sus pensamientos. Recordaba absolutamente todo, y algo de temor sentía al verla allí tan tranquila y frágil sabiendo bien que un poder oculto se apoderaba de ella.  

Estaba pensando recostado en la pared del pasillo principal, cuando escuchó un alboroto. Afuera veía como los estudiantes se reunían en torno al árbol. “¿Qué sucede?” se preguntó y se apresuró a acercarse, creyendo que quizás Ágata estaba lastimando a Lina. Al llegar vio a Daniel entre las dos jóvenes amenazando a todos los que allí se encontraban con palabras dirigidas a Ágata. Al verla alejarse rápidamente se acercó a ellos.

-¿Qué sucedió?- preguntó Louis, vacilante.

-Nada que te incumba. -respondió Daniel aun molesto.

-Dan, tranquilo. -añadió Lina abrazándolo. -Estoy bien.

-Lina. ¿Seguro que estas bien? ¿Qué te hizo Ágata esta vez? –preguntó Louis a Lina.

-Nada Louis.

-Si quieren; yo puedo hablar con ella.- añadió luego de unos segundos.  

-No creo que logres algo.-le respondió Lina.

-Louis ¿por qué no lo dejas así?- dijo Daniel. -Todos sabemos que esto es por ti.

Daniel miraba desafiante a Louis, mientras este sabiendo que gran parte de los problemas a los que se había sometido Lina eran por su culpa, agachó la mirada perdiéndose en sus temores y miedos, angustiándose cada vez más, dejándose llevar por la tristeza. Lina lo observaba compadeciéndolo.  

-Sé que todo es por mí.-dijo sin levantar la mirada.- Pero me preocupa Lina.

-¿Ahora te preocupa?- lo increpó Daniel molesto.  

-Siempre me ha preocupado. Y la verdad es que debo reconocer que gran parte de la culpa de lo que sucedió fue mía.

-Eso ya lo sabemos.- gritó Daniel.-Solo juegas a hacerte la víctima.

-Espera. ¿Qué quieres decir? ¿Acaso tuviste que ver en todo eso?

-Sí, yo te abandoné porque mi madre me amenazó con hacerte daño.

-Tu madre. Eso fue lo que me quiso decir la señorita Roberts.

-Mi madre se ha interpuesto en mis relaciones toda mi vida. Y cuando me negué, provocó la muerte de alguien. No quería que tu sufrieras.

-¿Y por qué no lo dijiste?

-No lo sé.

-Vaya, vaya. Que simple justificación.-insistía Daniel.

-No quiero justificarme, solo quiero que lo sepas. Jamás dejé de quererte, Lina. Y quiero demostrártelo.

Lina guardó silencio, mientras Daniel no podía más con sus celos. Louis estaba satisfecho, por fin había dicho lo que antes no pudo y esperaba que este fuera el primer paso para demostrarle a Lina su amor. Ella se alejó llevando a tirones a Daniel. Mientras él los miraba alejarse. Sentía un alivio, pero aun así le quedaba mucho por lograr.

Con el paso de los días, Louis volvió a ser el que antes era, apoyando a Lina en todo lo que más podía y buscando la amistad esquiva de Daniel.

Había oscurecido, y unos golpecitos las sobresaltaron. Greta se acercó y vio en la ventana, afuera de pie junto a esta estaba Louis.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Greta silenciosamente.  

-Hola Greta, ¿puedo hablar con Lina?

-Vaya, sí que la persiguen.- dijo entredientes. -Lina te buscan.

-¿Qué? ¿Acaso es Daniel?

Greta se volteó y la miró fijamente. Lina notó inmediatamente el descontento en Greta, y supo de inmediato que no se trataba de Daniel. Su ansiedad y ganas de verlo en todo momento la delataban y en ocasiones no podía evitar sentirse como una adolescente enamorada. Sin embargo, Greta lo odiaba, no podía ocultar la envidia que sentía hacia ella, era como si cada palabra, acción o gesto que saliera de ella le molestara. “¿Por qué vendría Daniel? ¿Qué pasa con esta tipa?” pensó furiosa.

-No, es Louis.-dijo sonriente, intentando disimular su malestar.  

-¿Louis?

Lina caminó hacía la ventana algo incomoda. Todos sus sentidos estaban alerta y no quería darle más motivos a Greta de odiarla, pero allí estaba Louis, como tantas veces antes había estado, de pie junto a la ventana.

Louis se encontraba recostado junto a la ventana, intentando ocultarse en las sombras, sus manos le sudaban y su nerviosismo le hizo recordar el valor que había sentido antes cuando había ganado el corazón de aquella muchacha.  




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